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Condiciones adecuadas que garantizan una empresa saludable

El estrés, la depresión y el malestar físico y psíquico que sufren muchos trabajadores son el resultado, en muchos casos, de una mala organización del trabajo y no de un problema individual, de personalidad o que responda a circunstancias personales o familiares.

Los especialistas consideran que la organización del trabajo forma parte de las condiciones que influyen en la salud y seguridad de los trabajadores. Por este motivo, las características de la organización del trabajo y el ambiente laboral deben ser evaluadas, controladas y modificadas si generan riesgos de enfermedades psicosociales.

Las enfermedades crónicas de los trabajadores como la depresión y el insomnio son las que más afectan a la productividad. Estas enfermedades representan la mayor parte del costo del sistema sanitario y alrededor del 40% de la pérdida de tiempo en el trabajo.

El costo por horas perdidas en el trabajo puede ser hasta cinco veces superior a lo que valdría pagar su tratamiento y en los próximos 25 años las enfermedades crónicas de este tipo provocarán efectos negativos en la mano de obra disponible, así como en el ahorro, las inversiones y, por tanto, en el mercado laboral.

Estas afecciones podrían ser evitables si las empresas apostaran por políticas y programas que promuevan el bienestar laboral con el fin de formar y facilitar la colaboración entre sus integrantes ante problemas relacionados con la salud.

Así, los empleados, los directivos y todos los componentes de la empresa deben participar y colaborar en la elaboración y en la aplicación de las políticas preventivas como partes integrantes en la misma, para conseguir trabajar en las mejores condiciones posibles.

Esta participación conjunta se puede desarrollar fundamentalmente a través de las siguientes acciones:

– Facilitando las herramientas y los canales de información para que se puedan comunicar los riesgos o anomalías que se observan en el lugar de trabajo.

– Formando a las personas para que realicen sus trabajos con seguridad, siguiendo correctamente las instrucciones y utilizando adecuadamente los equipos de protección individual.

– Informando internamente y de forma periódica sobre las medidas de prevención de riesgos en el uso de máquinas o herramientas de trabajo.

Asimismo, las empresas, cumpliendo con la ley deben elaborar un plan de Prevención de Riesgos Laborales y para ello, es necesario que evalúen los riesgos que existen en sus instalaciones, que planifiquen su ejecución, favorezcan la realización de controles médicos entre los empleados y actúen en casos de emergencia y de riesgo grave e inminente.

De la misma manera, para su correcta aplicación, todas estas acciones deben quedar documentadas y a disposición de la autoridad laboral.

Entre los factores que se deben tomar en cuenta a la hora de planificar una estrategia de prevención para mejorar el ambiente laboral, se destacan:

* Control de humedad y temperatura
En las empresas se debe atender a las condiciones climáticas del entorno y del lugar de trabajo ya que pueden afectar, en mayor o menor medida, el rendimiento laboral.

Por eso, principalmente y donde se generan temperaturas extremas, como hornos de fundición, cámaras frigoríficas, etc., hay que adoptar medidas especiales de prevención.

Si bien existen medios para poder controlar, en cierta medida, las condiciones de humedad y temperatura dentro de las empresas, su control y prevención es una cuestión que incumbe a toda la organización. Para esto, se deben revisar periódicamente los sistemas de ventilación para mantenerlos en óptimo estado y garantizar su correcto funcionamiento.

Sin embargo, definir con exactitud los parámetros de un ambiente confortable es casi imposible, entre otras razones, porque las personas se sienten confortables en condiciones diferentes: cuando para una persona hace frío, otra encuentra ideal esa misma temperatura.

Con todo, se puede decir que, en general, un ambiente confortable debe tener suficiente renovación de aire sin que se formen corrientes de aire molestas, y no tener excesivas fluctuaciones de temperatura.

En el caso de realizar trabajos en el exterior o en zonas sometidas a cambios bruscos de temperatura, se debe disponer de los equipos de protección individual adecuados para llevar a cabo la actividad laboral.

En las estaciones estivales, por el riesgo de golpes de calor, se debe evitar realizar esfuerzos innecesarios, refrescarse de forma continuada y, si es posible, trabajar en lugares protegidos del sol.

Asimismo, se recomienda a las empresas no exceder de los 24º C si se realizan trabajos sedentarios propios de oficinas, y que no sea inferior de 17º C, mientras que la humedad debe comprender entre el 30 y el 70%.

Por último, y ante la regulación del microclima en las empresas, las condiciones ambientales de los lugares de trabajo no deben suponer un riesgo para la salud de los trabajadores, y en la medida de lo posible tampoco deben constituir una fuente de incomodidad o molestia.

Por esta razón, deberán evitarse las temperaturas y las humedades extremas, los cambios bruscos de temperatura, las corrientes de aire molestas, los olores desagradables, la irradiación excesiva y, en particular, la radiación solar a través de ventanas, luces o tabiques acristalados.