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Conductas alimentarias dentro de la jornada laboral

Está comprobado que los argentinos pasan la mayor parte del día dentro de su lugar de trabajo, esto implica que entre computadoras, teléfonos y papeles se pasen entre dos y tres de las cuatro comidas; el desayuno, el almuerzo y la merienda.

Todos aquellos que pasan mucho tiempo fuera de su hogar deben buscar en su agenda diaria un momento para comer y muchas veces, no es tan fácil de hallar. En esos casos los desordenes alimentarios son moneda corriente, los trabajadores comen apurados y se alimentan de manera poco saludable.

La falta de tiempo es la causa principal por la cual las personas no pueden ordenar su alimentación dentro de la jornada laboral. El sedentarismo, el comer rápido y los malos hábitos pueden ocasionar problemas de salud irreparables tales como: hipertensión, diabetes, colesterol y sobrepeso.

Una rápida alimentación puede alterar el funcionamiento del aparato digestivo provocando que los alimentos sean poco asimilados. Es importante otorgarle al almuerzo la importancia adecuada y dedicarle el tiempo necesario para ingerir los alimentos correctamente.

Un factor a tener en cuenta para alcanzar una alimentación óptima en el marco laboral es no saltear comidas. Hay que desayunar de manera abundante, con leche o yogur, con o sin cereales, tostadas o galletitas con mermelada, y una fruta o un jugo exprimido. En la primera comida del día se debe ingerir lo necesario para arrancar la jornada.

Para el almuerzo, llevarse comida desde casa puede ser la alternativa más económica y a veces, la más saludable. Los menús más frecuentes al mediodía, por su fácil preparación y traslado en un recipiente hermético son: ensaladas, empanadas, tartas, pastas, pechugas de pollo, pizza, y sándwiches. Aunque no sean alimentos por completo saludables, no caerán mal si se procura masticarlos lentamente y luego tragarlos, los comestibles no digeridos provocan sueño y pesadez.

Es importante que los empleados dispongan de adecuados espacios de alimentación, como un comedor o una sala de esparcimiento, que cuenten con heladera, microondas y/o horno eléctrico, que les permita nutrirse con alimentos variados, sin necesidad de recurrir a los snacks o la comida rápida.

A la hora de la merienda lo aconsejable es un té, café o mate, acompañado de galletitas o una barrita de cereal, o bien un yogurt.

Es posible comer sano dentro del ámbito laboral, sólo es cuestión de otorgarle conducta al hábito y complementarlo con alimentos adecuados para garantizar un equilibrio.

Asegurar la dosis justa de proteínas, a través de carnes magras, huevos y lácteos pueden inclinar la balanza para el lado del bienestar. Aportar un buen contenido de calcio, frutas y verduras pueden fortalecer la dieta diaria.

En la mayoría de los trabajos todos disponen de una hora de almuerzo, sería ideal que todos la tomen como sagrada para darle al alimento el espacio que necesita, dado que será la encargada de brindar la energía necesaria para afrontar la segunda mitad del día.

En el trabajo, las obligaciones y las tareas diarias, no deben convertirse en un obstáculo a la hora de que el organismo reciba los nutrientes que necesita. La omisión de comidas, tragar rápido o comer alimentos poco saludables, se pueden convertir en una enfermedad si es que no se educan a tiempo las conductas alimentarías.