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Criopreservación: la clave para conservar las células madre

La criopreservación es el procedimiento por el cual las células madre son congeladas a temperaturas extremadamente bajas. El objeto es que mantengan su vitalidad sin alteraciones a lo largo del tiempo.

En un ambiente de extrema asepsia, en el laboratorio, las células madre se concentran en un volumen de alrededor de 20-25 ml. Luego, son transferidas a una bolsa plástica especial donde de inmediato se mezclan
con una sustancia crioprotectora que se utiliza para evitar que se dañen durante el proceso de congelación. Ese envase es sellado herméticamente y colocado en un contenedor individual de acero inoxidable.

A continuación, ese contenedor metálico se somete a un descenso progresivo de la temperatura hasta los -80ºC. Esto es realizado en un sistema computarizado altamente sofisticado. Posteriormente se lo lleva a un tanque de almacenamiento definitivo donde permanecerá inmerso en nitrógeno líquido a -196ºC durante todo el tiempo que sea necesario.

Es importante saber que no se congela toda la sangre extraída del cordón. Se descartan los glóbulos rojos, el plasma y las células de mayor densidad, que son las que se encuentran ya diferenciadas. De esa manera se puede concentrar en un pequeño volumen la mayor cantidad de células madre.

¿Cuánto tiempo es posible conservarlas congeladas? Hasta ahora podemos dar cuenta de los resultados obtenidos desde que se comenzaron a criopreservar en el año 1998, pues se controlan periòdicamente. Por ello se ha demostrado que pueden estar criopreservadas y manteniendo su vitalidad durante un mínimo de 23 años. Se supone que el período es mucho mayor, probablemente durante toda la vida de la persona a la que pertenecen. Obviamente que para que ello ocurra la muestra debe estar almacenada en condiciones de màxima segutidad y control.

Hay que aclarar que no existe peligro en casos de posibles corte de luz o energía. Justamente, la elección del método de criopreservación mediante nitrógeno líquido apunta a evitar que una falta de corriente ponga en peligro la viabilidad de las células. Además, con esta metodología se llega a los-196ºC, mientras que con los medios electromecánicos, aún los de última generación, solamente se logran temperaturas del orden de los -160 ºC.

Para quienes van todavía más allá, desde enero de 2005 se hace un mecanismo especial por la posibilidad de que ocurriese una catástrofe. Al momento de la extracción, una pequeña alícuota es separada, criopreservada y
almacenada (también en nitrógeno líquido) en una unidad distinta donde está la muestra principal; se la nombra como muestra de resguardo (backup).

Las células madre solo pueden ser requeridas por sus titulares. Cuando esto sucede, la empresa debe acondicionar la muestra y entregarla en un contenedor especial que garantiza que en todo momento conserven la temperatura adecuada hasta llegar a su nuevo destino. Allí pueden ser utilizadas o nuevamente almacenadas.