Geoffrey James, colaborador de Inc., asegura que, tal y como señaló recientemente un “colega” suyo, existe una expresión que garantizan el fracaso en las empresas: “Sí, pero…”.
Los jefes odian escuchar estas dos palabras porque se suelen oir cuando los empleados están a punto de rechazar un consejo, por ejemplo.
El funcionamiento puede ser el siguiente:
1. El empleado llega con una queja.
2. El jefe explica la forma de abordar el problema.
3. El empleado dice: “Sí, pero …” seguido por una razón por la que la solución no funcionará.
4. El jefe explica como superar esa objeción.
5. El empleado dice: “Sí, pero …” seguido de una razón por la que no funciona.
6. Etcétera
Este tira y afloja continúa hasta que o bien el jefe se fustra y obliga al empleado a hacer lo que él dice (consiguiendo que el trabajador también se enfade) o bien el empleado “marea” al jefe hasta que éste cree que realmente es verdad que no hay plan de acción posible.
Lo que está claro es que ninguna de estas dos salidas son buenas para las relaciones laborales.
