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¿Cuáles son las cinco cosas que su jefe nunca debe saber de usted?

En más de una ocasión usted se habrá preguntado cuáles son las ventajas de interactuar con su jefe más allá del horario de oficina.

Los expertos aseguran que esta socialización, bien entendida, permite obtener beneficios cuando se trata de hacer equipo. Repercute en el compromiso y en la productividad, y esto, finalmente, incide directamente en la cuenta de resultados de la compañía.

También estará preocupado acerca de cuáles son los peligros de esta socialización, de que su superior pueda saber demasiado acerca de usted y pueda utilizar esa información en su contra.

Hay quien piensa que no está de más crear espacios para tener conversaciones difíciles. Pero debe tener cuidado. Es indudable que existen aspectos de su vida que es mejor que su jefe no conozca, y hay cosas que nunca debe decirle.

Por supuesto, queda descartado lo obvio: aquellas cuestiones sobre las que nunca le podrán preguntar en una entrevista de trabajo y mucho menos después, cuando ya haya conseguido el puesto: creencias religiosas, afiliación política, extracción social, si es de buena familia, cuánto gana su pareja, orientación sexual, si padece algún tipo de enfermedad, etc.

1. Nunca le cuente a su jefe lo que hace durante su tiempo libre; si salió por la noche; si se quedó con amigos; o si estuvo ayudando a uno de sus hijos a estudiar para un examen… No debería interesarle y no tiene por qué saberlo.

Cuidado con lo que pone en Facebook o en Twitter, sobre todo si se le ha ocurrido agregarlo y sabe que puede vigilarlo en las redes sociales. Es obvio, pero nunca lo critique a él o a su empresa en las redes sociales.

No se trata sólo de colgar fotos o hacer comentarios subidos de tono o inapropiados. Hay quien, creyendo que hace un uso adecuado de las redes, asume un altísimo riesgo profesional.

Tenga en cuenta que determinadas herramientas y fórmulas de contacto hacen posible una accesibilidad las 24 horas que acarrea una disponibilidad nunca vista por parte de los empleados.

Todo esto supone que la línea entre la vida personal y la profesional queda casi completamente difuminada. Pero también implica un cambio brutal del mercado laboral. Es la punta del iceberg de una nueva forma de trabajar, de un nuevo modelo de relación de los profesionales con las compañías.

2. Si su jefe no está a la altura de sus necesidades y expectativas (por decirlo de una manera amable) debe transmitir con serenidad, firmeza y corrección lo que cree que hay que mejorar. Si después de hacerlo no hay cambios que lo satisfagan, la opción es clara: váyase a otro proyecto profesional.

Esto, en resumidas cuentas, es lo que suele llevar a decir que la gente se va de sus jefes, no de sus empresas.

3. No le diga jamás a quien manda que está buscando trabajo. Agradecerá este consejo si finalmente no lo consigue.

Cuando uno busca empleo desde su actual puesto, las consecuencias dependen de quién lo sepa. No es igual mantenerlo en secreto o que el jefe esté al tanto de esa búsqueda. Y las implicaciones personales y profesionales pueden ser distintas si, a pesar de no haberlo comunicado, el superior se entera.

4. Nunca se venda por encima de sus posibilidades. No diga lo que no es. No se trata de decir a su jefe y a los demás lo grande que es, sino de mostrarlo sin ningún reparo. Decir la verdad lo llevará a ganarse la confianza y el respeto de quien lo manda y eso ayuda a construir una reputación sólida.

Hay que dominar la habilidad para transmitirlo sutil pero claramente.

5. No se le ocurra decirle que estás mal pago, y mucho menos comparar su sueldo o el de otros compañeros con el suyo.