Una forma fundamental para que los CEO y la empresa mejoren su eficacia organizativa es delegar actividades, pero deben considerarse varios aspectos para hacerlo correctamente.
Para empezar, sólo deben delegarse las tareas que no sean urgentes, importantes ni que requieran guiar al empleado, como en el manejo de documentación con vencimiento o entregas con deadlines, aseguró un artículo de Fortuna.
Además, el CEO siempre debe conservar las tareas personales, como el retiro de documentos con firma, y las muy importantes, como presentación de licitaciones, respuestas urgentes a clientes o aperturas de nuevas oficinas.
Tomada la decisión de delegar, lo primero será conocer bien a las personas y sus capacidades, darles capacitación y entrenamiento, probarlas con dificultades crecientes, reconocer sus aciertos y analizar sus errores sin criticar.
Luego, el CEO debe transferir al empleado la autoridad y herramientas necesarias para cumplir la tarea y quien reciba las facultades debe entender cómo ensambla su desempeño con el propósito de la empresa.
Pero nada será exitoso sino es desterrada la actitud de “no puedo delegar porque necesito controlar todo”, algo que esconde desconfianza en los empleados por fallas en algunas de las cinco “C”:
* Comunicación
* Compromiso del empleado
* Competencia del personal
* Cuidado (consideración de los empleados de los intereses del CEO)
* Carácter (nivel de honestidad y ética del empleado)
Además, debe evitarse la excusa de que “como no hay tiempo para enseñar la tarea, es más rápido hacerla uno mismo” porque eso impide al gerente desarrollarse en otras áreas y le pone límite a su crecimiento personal.
Y, aunque menos importante, también deben combatirse varios “enemigos” típicos del dinamismo: materiales extraviados, visitantes inesperados, interrupciones, objetivos contradictorios y reuniones para problemas menores..
