La directa asignación de un auto por parte de la compañía es la modalidad más frecuente entre las políticas para facilitar la movilidad de los ejecutivos con cargos más elevados.
En la alta gerencia -todas las empresas consultadas tienen una política destinada a ese segmento-, eso ocurre en el 84% de los casos, mientras que el índice cae al 35% en los mandos medios.
En tanto que un tercio de las firmas relevadas no otorga ningún beneficio relacionado con autos (ni una unidad ni préstamos para su compra ni reintegros por gastos) ni para el grupo de gerentes medios ni para el personal de ventas.
De acuerdo con el informe de Watson Waytt:
* Los autos más elegidos para la alta gerencia son el Audi A4, el BMW 320, Passat, Chevrolet Vectra y Peugeot 307.
* Quienes ocupan mandos medios suelen ir al volante de vehículos como Fiat Idea, Renault Mégane y Volkswagen Vento.
* En tanto que entre el personal de ventas se suma la presencia del Renault Clio Privilège.
En muy pocos casos se da a algunos directivos la posibilidad de elegir entre recibir un vehículo o el dinero de su valor en efectivo, según un relevamiento entre 37 firmas líderes de mercado, realizado por la consultora Watson Wyatt.
Las compañías, entre el 11 y el 14%, optan por reintegrar los gastos que tiene el empleado al usar su propio auto particular. El índice depende del puesto de trabajo ocupado.
Subas
El gasto promedio de las compañías destinado a sostener una política de otorgamiento de autos para el personal jerárquico se incrementó entre un 18 y un 50% entre 2006 y 2007, dependiendo del cargo ocupado por los directivos beneficiados.
El aumento del presupuesto no tuvo que ver con una ampliación de las estrategias corporativas para compensar a los empleados; tampoco con una mejora del tipo de unidades asignadas.
Simplemente, hubo una suba del precio de los autos, según advirtió la analista de la consultora, Mariana Heredia, a ese matutino.
La analista agregó que lo ocurrido con el gasto de las firmas en la asignación de este beneficio es similar a lo que pasó con las erogaciones para los planes de medicina o el pago del almuerzo: los montos se elevaron, pero las políticas se mantuvieron sin cambios.
