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Cuatro claves para lidiar con deshonestos

Enfrentar a personas deshonestas siempre es un problema porque nos pone en offside: ¿qué hacer, cómo reaccionar, cuando el jefe promete algo y no cumple o dice una cosa y después hace otra? En este sentido, tenemos dos caminos: ignorar el problema o enfrentarlo. Si elegimos la segunda, hay cuatro cosas para tener en cuenta:

1) Preguntarnos cómo nos afecta
Esa es la pregunta clave. Es indispensable medir el impacto que esa mentira tiene sobre nuestra situación laboral para analizar si vale la pena o no reaccionar. A veces el impacto es pequeño, solo afecta a una porción reducida de personas o a un área minúscula del trabajo; otras veces puede ser más grave, como daños en la reputación o pérdidas monetarias. Determinar cómo nos afecta la mentira de otro nos ayudará, también, a planear el próximo paso. Como dice Dostovievsky en su famosa novela “Crimen y castigo”, procure que el castigo guarde relación con el crimen cometido.

2) Confrontar la conducta.
No debemos confrontar a la persona sino al comportamiento. Puede parecer que las dos cosas estén muy ligadas pero la realidad es que, cuando se trata de mentiras, es mejor enfocarse en el error, en la situación, que en la persona que lo cometió. No es necesario atacar a la otra persona; de hecho, acercarse a la situación de esa manera puede ser perjudicial.

3) No actar sin un plan
Confrontar la situación es algo que debe hacer pero no sin un plan. No actué en caliente; tómese un tiempo para pensar. Siempre piense qué busca de esa confrontación: ¿una disculpa, un aumento de salario, evitar una acción legal? Todos estos caminos son posibles y deben tenerse en cuenta antes de enfrentarse a la otra persona. Puede que no encuentre en el otro a un sujeto empático a su situación y también debe prepararse para esa posibilidad.

4) Tratar de superarlo
Tarde o temprano vamos a querer olvidar todo el episodio. El perjuicio que causa una mentira es difícil olvidar porque hay emociones muy fuertes involucradas. Determinar el daño, confrontar la situación y planear una posible solución son maneras de superar el mal momento. Puede que la situación no termine bien, pero si actuamos con integridad, más tarde nos sentiremos bien. No vale la pena enojarse para siempre.