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Por qué decir un no rotundo a la ley del mínimo esfuerzo en social media

El mundo del social media ha llegado como agua de mayo para las marcas.

Las distintas plataformas a través de las que obtener visibilidad, llegar de forma directa y regular a los consumidores y ofrecer una experiencia diferencia son un arma fundamental en cualquier estrategia de marketing digital hoy en día.

Sin embargo, no todo el mundo sabe cómo gestionar estos canales y es que, son muchos los marketeros que todavía creen que un mismo contenido funciona para todas las redes. Un error garrafal.

Cada red social tiene su propio lenguaje, características y perfil de usuarios y, si lo que se pretende es sacar el máximo provecho, es fundamental adaptar cada contenido a sus particularidades.

Es cierto que, para poder llegar a un rango amplio de consumidores, es casi obligatorio estar presente en todas las plataformas pero, esto no quiere decir que sea suficiente para obtener resultados.

Por el contrario, deben ser capaces de adaptar sus mensajes a cada uno de los canales de una manera auténtica y natural a las distintas comunidades de las plataformas y a sus normas.

De esta forma, toda marca debería ser consciente de que, por ejemplo, Facebook, premia el contenido en vídeo, que Instagram y Twitter son buenos canales de atención al cliente o que Snapchat es el canal por excelencia de los centennials.

Pero los marketeros deben de tener en cuenta otros factores además del contenido o el público y es la longitud o el estilo que impregnan en cada una de sus piezas para cada plataforma.

Así, en Snapchat hasta hace muy poco el contenido estaba limitado a 10 segundos, algo lo que suponía todo un reto para los equipos de marketing que no solo tenían que crear un contenido atractivo en el menor tiempo posible, sino que también debía ser en vertical, al igual que en Instagram.

Ciertamente, aquellas marcas que ofrecen sus contenidos en diferentes formatos, lenguajes y estilos en cada una de las redes en las que están presentes evidencian tener un conocimiento profundo del mundo social y tendrán una parte del camino hacia el éxito hecha.

La presencia sin sentido, sin estrategia y sin coherencia trae más problemas que beneficios a las marcas que, a través de estas acciones, destapan sus carencias marketeras y los usuarios, desde luego, se dan cuenta e incluso lo castigan.

A ninguna marca se le ocurría trasladar un anuncio de un periódico directamente a la televisión, entonces, ¿por qué habría de hacerlo en el social media?

La mejor manera para comenzar a entender el ambiente social pasa por analizar cómo interactúan los propios usuarios, establecer unos objetivos claros y hallar la manera de llegar a ellos.

Solo así podrán integrarse en la subcultura de cada canal, en la conversación de los usuarios y, quizá, en el bolsillo de los consumidores.

Fuente: Marketing Directo