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Desafíos y placeres en San Blas

En la costa sur de la provincia de Buenos Aires, a 340 kilómetros de Bahía Blanca y a 986 de Capital Federal, Bahía San Blas es uno de esos sitios perfectos para un viaje que tenga a la vista los placeres de la pesca deportiva. Sus características marinas son ideales, ya que le confieren un entorno de escasas olas con una peculiar variedad de peces nadando bajo la superficie. Es más, una de las grandes tentaciones que guían a los visitantes es sentir la potencia que un tiburón es capaz de ejercer con su poderosa aleta caudal, tomándole el pulso a corridas que pueden llevar más de 300 metros sin aflojar.

Entre riberas que entrelazan amplias playas de arena y abruptos declives de canto rodado, este destino se ha ganado el apodo de “paraíso de los pescadores” debido a la confluencia de varios factores, entre los cuales se cuenta que da lugar a un pozo marino con poco oleaje -por la presencia de numerosas islas- situado en un enclave privilegiado, donde el mar Argentino baña sus costas con agua templada gracias a la corriente del Brasil.

Desde la rambla de Bahía San Blas se pueden observar varias islas. Entre las más destacadas figuran Isla de los Césares, Isla del Sur, Isla Flamenco e Isla Gama, pero sin duda la que confiere el entorno adecuado de paisajes y servicios es la Isla Jabalí, una gran porción de tierra de 6.000 hectáreas con forma de medialuna.

Vale aclarar que, más allá de su nombre, Isla Jabalí no siempre es una isla, ya que las aguas que la separan del continente a veces bajan y la convierten en una península atada a tierra firme por una angosta franja en el llamado Paso Seco.

Pero más allá de detalles geográficos, lo importante para quienes estén dispuestos a dejarse llevar por los silenciosos placeres de la pesca es que el momento de partir es ahora, ya que en estos días y hasta mediados de febrero se pueden pescar tiburones y cazones.

El mar en esta área es el hábitat de cerca de 10 variedades de tiburón, entre los cuales figuran pinta roja, bacota y escalandrún (algunos llegan a pesar 130 kilos), martillo, cazón grande y gatopardo. Si se quiere obtener ejemplares que lleguen a los tres metros de largo, lo mejor es embarcarse hacia el Canal de la Culebra, aunque también se pueden pescar tiburones, más pequeños, desde la costa.

La diversidad de estilos y tipos de pesca posibles conforma otra de las características de esta isla. Así, una variante que hay que tener en cuenta es la de embarcaciones que realizan salidas frente a las costas y en los riachos de la zona, ofreciendo la posibilidad de capturar desde corvinas de gran tamaño hasta inmensas rayas. El arroyo Jabalí, particularmente, permite ir a la búsqueda -con marea creciente- de buenas cantidades de pejerreyes y lenguados, mientras que corvinas, róbalos, pescadillas, lisas y pejerreyes chicos completan el panorama para líneas de flote.

Servicios de resort
A la hora de elegir alojamiento, el sitio más adecuado es Resort Tiburón, un hotel estancia de 500 hectáreas que posee dos kilómetros y medio de playas de arena fina y grandes médanos dentro de la isla Jabalí, a seis kilómetros del puente que la une con el continente. El lugar es un antiguo haras de caballos de carrera, rodeado por una arboleda centenaria, que combina lujo y una tranquilidad agreste, disponiendo de propuestas que, si bien se enfocan en los detalles de la pesca, también suman otras actividades al aire libre como cabalgatas, minigolf, croquet, salidas en bicicleta, caminatas y safaris fotográficos.

Para el descanso, tan preciado tras largas jornadas de pesca, el complejo tiene cuatro suites con hidromasajes y 17 habitaciones, todas con amoblamiento de estilo y buenas comodidades. No falta un restaurante con delicias patagónicas y espacios como sala de lectura y salón para juegos de mesa. En este resort, además, pueden contratarse servicios especializados en salidas embarcadas, tanto para buscar el enganche de un tiburón como para la pesca variada. Otra alternativa de alojamiento en la bahía son las cabañas Puerta del sol, que además de estar vinculadas con guías de pesca ofrecen entre sus prestaciones la limpieza, fileteado y frizado de las piezas cobradas por sus huéspedes.