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Detectando la “artrosis” empresarial


Las empresas que alcanzan niveles de excelencia, basan su éxito en su habilidad para “articular” eficientemente los compromisos que se asumen entre las áreas de la organización.

Esa “responsabilidad incondicional” hace que se incremente la confianza entre sus miembros, y alcancen así resultados extraordinarios.

Sin embargo, ¿cuántos de nosotros nos hemos enfrentado con personas que son incapaces de comprometerse?

Se trata de individuos que han adquirido una habilidad especial para ocultar el “no” detrás de un sinfín de excusas (ver figura más arriba).

De esta manera se genera “la artrosis organizacional”, interrumpiendo el normal flujo operacional y dificultando así el logro de objetivos.

Y el origen de ello, es haber confundido la respuesta ambigua del otro como una libre aceptación a nuestro pedido.

Veamos un ejemplo. Cuando alguien me responde “que va a intentar hacer todo lo posible”, le pido al interlocutor “que intente darme la mano” al mismo tiempo que le tiendo la mía.

Cuando el va a estrechármela, yo se la retiro.

Ante su mirada sorprendida le contesto: “eso sería darme la mano, y yo sólo te estoy pidiendo que lo intentes”.

En síntesis, no es lo mismo “intentar hacerlo” que realmente cumplir con lo solicitado.

Será responsabilidad entonces de quien pide lograr evitar caer en esta trampa “lingüística” dando lugares a malos entendidos (ver el artículo “obtenga resultados en vez de excusas”).

Ahora bien, una situación muy diferente sería si la otra persona me contesta que “no puede” realizar lo solicitado, dado que carece de recursos o las competencias necesarias para lograrlo.

Será nuestra función entonces la de “remover” cualquier obstáculo que pudiera existir para facilitar la gestión del colaborador.

Alguno de ellos pueden ser procesos inadecuados, roles y responsabilidades indefinidos, falta de una visión estratégica que otorgue sentido, etc.

No obstante, aún cuando hayamos hecho todo lo que está a nuestro alcance, a veces ocurre que más allá del sincero compromiso asumido, ocurren imprevistos que alteran el curso de la acción.

En ese caso, la persona deberá darnos aviso inmediato sobre el problema detectado para que tengamos la oportunidad de tomar las medidas necesarias con el fin de minimizar el daño que se pudiera producir.

Lo que nunca deberíamos hacer frente a la “ruptura de compromisos” es permitir la impunidad del hecho, dado que alentará aún más esta actitud de irresponsabilidad en la organización.

Para ello, deberemos realizar reclamos efectivos que reparen el daño producido y estimulen un cambio de actitud.

Pero eso, será material de otro artículo.

Hasta la próxima…