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Detectar emociones, el último hallazgo de la alta tecnología

El sueño dorado del marketing se cumplió: ya no hará falta realizar las costosas encuestas o estadísticas para evaluar la probabilidad de éxito de un nuevo producto o servicio antes de ser lanzado al mercado.

Acaba de desembarcar la “tecnología emocional”, cuyo fin es elaborar informes detallados acerca de las reacciones de la gente, prácticamente sin error, y que permiten predecir su conducta.

Cámaras sensoriales, dispositivos satelitales “inteligentes” y la minería de información (Data Minning, en inglés) forman parte de un nuevo arsenal que podrán echar mano las empresas para mejorar la toma de decisiones y acrecentar sus negocios.

Muchos de esos adelantos, que ya marcan tendencia, fueron las estrellas de la CeBIT, una de las más grandes exposiciones de tecnología a nivel mundial, que se llevó adelante en Hannover, Alemania, entre el 2 y 9 de marzo pasado.

En la feria, fanáticos de las nuevas tecnologías y hombres de negocio se perdían entre celulares 3G, GPS, laptops ultrafinas y toda clase de electrónicos. Pero las presentaciones de la Sociedad Fraunhofer –considerada como la vanguardia de la alta tecnología– constituyeron una de las grandes atracciones de la megamuestra.

Ubicado en el pabellón “Future Parc”, dedicado a las últimas innovaciones, el Fraunhofer exhibió un complejo sistema de cámaras y pantallas que con sólo escanear el rostro de una persona registra si está feliz, triste, enojado o sorprendido; si es hombre o mujer, joven o adulto, entre otras cosas. Con fines comerciales, según sus creadores, serviría para testear la respuesta del público con productos o servicios nuevos.

Se trata de una encuesta en tiempo real, con márgenes mínimos de error. Si se coloca la cámara detrás de una góndola, una vidriera o una TV, se entusiasman los investigadores, se podría comprobar la reacción del público en forma inmediata.

No fue lo único. En otro sector, el investigador David Strnad, enseñaba su prototipo de sistema para determinar el nivel de éxito de los carteles en la vía pública. “Hasta ahora se sabía cuántas personas miran un programa de TV, o cuántas personas leen un diario, pero carteles en la calle, no”, decía. Tal como se hace con el ráting televisivo, se trata de un dispositivo satelital que una persona lleva consigo y que indica lo que ve, o deja de ver.

Gran Hermano
Los proyectos resultan tan llamativos como inquietantes, porque en algún punto nos acercan al mundo orwelliano del Gran Hermano. Pero habrá que acostumbrarse, porque las investigaciones surgidas del Fraunhofer suelen marcar tendencia a nivel mundial. De sus laboratorios surgieron, por ejemplo, el Pen Drive y el formato de audio MP3, que al cabo de pocos años revolucionó la industria musical.

“Hoy, los mayores esfuerzos están dirigidos casi exclusivamente a la minería de datos”, explicaba un investigador. El concepto explica al conjunto de nuevas herramientas (hardware y software), que intenta escarbar información. Precisamente ése es el objetivo del Business Intelligence (negocios inteligentes, en inglés), un software dedicado a elaborar estadísticas precisas en base a viejos datos almacenados.

No es ciencia ficción, ni ensayos de laboratorios. Casi toda la industria está enfocada en ese negocio. Días atrás, por ejemplo, Microsoft lanzó el Fell IT, una plataforma informática que permitirá diseñar aplicaciones que detecten emociones del usuario con respecto a sus productos.

El objetivo del Business Intelligence es “transformar datos en información”, explica Reinhard Molter, gerente general de Sap, una de las tecnológicas que disputan ese mercado. Y añadió con un ejemplo: “El software elabora perfiles de consumo a partir de datos cotidianos de un negocio, como las ventas y el stock. Eso es muy útil para entender lo que consumieron los clientes. No sólo es importante saber cuánto le vendi sino cuánto le podría haber vendido”.