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Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson

En el año 1997 la Organización Mundial de la Salud declaró como Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson el 11 de abril, con motivo del nacimiento del Dr. Parkinson (1775-1824), médico británico que, en 1817, describió por primera vez las características de la enfermedad. Según ACEPAR (Asociación Civil Enfermedad de Parkinson) se estima que hay cerca de 70.000 personas afectadas por la enfermedad de Parkinson en la Argentina. A su vez, el riesgo de contraer la enfermedad aumenta de manera conjunta con la expectativa de vida de la población.

La enfermedad de Parkinson al seguir un curso crónico y progresivo, pasa por diferentes etapas, de complejidad creciente y por ende con un incremento sucesivo en la demanda de recursos diagnósticos y terapéuticos. La etapa inicial de la enfermedad se caracteriza por síntomas de tipo no motor (clínicos, urológicos, gastroenterológicos, psiquiátricos) que luego se combinan con una amplia gama de problemas motores (lentitud, rigidez, temblor), y los llamados trastornos motores tardíos (marcha, equilibrio, caídas, dificultades fonatorias y deglutorias) que no suelen responder a la terapéutica antiparkinsoniana convencional. Finalmente, la situación lleva a que los pacientes requieran cada vez más de una atención compleja multidisciplinaria que incluye al neurólogo, al clínico, al urólogo, al gastroenterólogo, al psiquiatra, psicólogo, kinesiólogo, foniatra, etc.

La importancia de un diagnóstico temprano se relaciona con la detección precoz de los llamados síntomas no motores, entre los cuales pueden destacarse aquellos de tipo depresivo. Los síntomas de este tipo, suelen ser un primer indicador de esta enfermedad, y en muchos casos ya se aprecian en sus primeros estadios. Con frecuencia, la EP se asocia a complicaciones debidas a síndromes psiquiátricos y alteración cognitiva, que llegan a afectar al 90% de los pacientes con EP. Estas complicaciones incluyen síntomas depresivos como trastornos anímicos, trastornos de adaptación, síndromes de ansiedad, psicosis o delirio y se ha comprobado que preceden al desarrollo de síntomas motores, lo que sugiere que estos síntomas constituyen un signo neurológico de la EP.

Estudios clínicos realizados recientemente con pramipexol (Sifrol®), un agonista dopaminérgico no ergolínico, han demostrado que resulta ventajoso en el tratamiento de los síntomas depresivos de la EP. El inicio temprano del tratamiento dopaminérgico y los nuevos aspectos del tratamiento de los síntomas anímicos de alta prevalencia brinda altos beneficios clínicos en pacientes con EP.

Los primeros resultados de un estudio realizado en toda Europa demuestran claramente la elevada prevalencia de estos síntomas de la EP. Los síntomas depresivos se observaron en el 27% de los 1023 pacientes con EP estudiados, entre los cuales una proporción de hasta el 64% recibió tratamiento para sus síntomas depresivos. No obstante, el estudio también permitió concluir que, a pesar del tratamiento con diversos antidepresivos, el 39% de los pacientes sigue experimentando síntomas depresivos prolongados.