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El camino de San Juan

SAN JUAN.- A la izquierda, precordillera; a la derecha, arbustos, rocas, algún algarrobo y el ocasional cartel verde con nombres como… Matagusanos.

El eje es la ruta 40, de San Juan capital hacia el Norte. Y el plan es dar con la camioneta una vuelta de unos 500 kilómetros para redescubrir el paisaje sanjuanino más allá del transitado (y maravilloso) Valle de la Luna. Ah, y Matagusanos es un vallecito árido y una ex estación de tren donde prácticamente sólo subsisten Capparis atamisquea kuntze , es decir, plantas matagusanos.

Pero hay mucho más para ver en San Juan. Lo primero aparece a 150 kilómetros de la ciudad, dejando la 40 para tomar el ripio de la ruta 150, 40 kilómetros al Este, hasta Huaco. Al cruzar el mínimo río del mismo nombre entramos en este caserío de adobe entre plantaciones de olivo que, parece, están revitalizando la zona.

Antes, lo que abundaba era el trigo. Pero después de la debacle que comenzó en los años 30 entre lo poco que sobrevivió está un molino de 1860, inmortalizado en un poema del héroe de Huaco, Buenaventura Luna: Salta el agua en el molino que cuando trabaja canta, como arrullando a la santa paz del rincón campesino .

Adentro de la casa blanca, recientemente restaurada, el complejo sistema de origen alemán con palancas, poleas, ruedas y moledoras alguna vez produjo kilos de harina. Ahora, integra la todavía poco conocida Ruta de los Molinos que une siete construcciones similares (en estructura y origen) de Jáchal a Iglesia, especial para buscadores de rarezas.

De continuar hacia el Este llegaríamos a Ischigualasto, alias Valle de la Luna, pero nos vamos hacia la Cordillera, para Iglesia. Y con apenas un par de paradas estratégicas (el pequeño santuario frente a la Cuesta de Huaco; el Automóvil Club de San José de Jáchal) avanzamos entre la precordillera bajo un cielo mitad celeste mitad anaranjado.

Termas de Pismanta, un típico hotel termal del interior, nada design , cero boutique , resulta conveniente para hacer noche y conocer la zona al otro día, más allá de que uno no aproveche las propiedades de sus aguas de vertiente volcánica, entre cumbres eternamente nevadas.

Desde el hotel hay menos de cinco kilómetros de ripio hasta uno de esos lugares perdidos tan fáciles de encontrar en la Argentina: la capilla de Achango. En medio de algo bastante parecido a la nada, esta iglesia jesuítica del siglo XVII, la más vieja de San Juan y una de las más antiguas del país, es la excusa para un caserío casi fantasma con un único habitante, Abel Montesinos Poblete. “Se fueron yendo todos”, explica con indiscutible simpleza el delgado hombre de 65 años, al cuidado de la capilla con techo de palos atados por tientos y piso de tierra cubierto por mantas tejidas de más de 200 años. Acaba de blanquearla para que esté más linda justo antes de la fiesta de la Virgen del Carmen; las paredes casi encandilan bajo el sol del mediodía y el cielo azul intenso.

La población entera (Abel y su perro) sale a despedirnos cuando nos vamos para otra rara perla sanjuanina: el dique Cuesta del Viento. Cerca del pueblo de Rodeo, este espejo de agua tiene una característica de lo más curiosa: por la mañana, digamos hasta el mediodía, es un apacible punto de pesca de pejerreyes. Por la tarde, en cambio, llega un fuerte viento que lo convierte en un point de windsurf como no hay otro en América del Sur y que daría vuelta la lancha de cualquiera que intente allí acercarse a un pejerrey (ha pasado).

También las montañas que enmarcan el agua acusan el efecto del viento, dramáticamente talladas, en especial en el sector conocido como Templos del Viento. Cerca de allí, el cordobés Felipe Lamanuzzi está al frente de Puerto de Palos, un improbable windsurfpark , es decir un parador de windsurf con guardería para tablas, bar y tienda, todo ambientado con parafernalia surfer-rastafari aunque, por lo desértico, recuerde más a una locación de Mad Max III.

El propio Felipe, de 37 años, tiene el pelo en largos dreadlocks y todos los tics y la jerga de un surfero veterano y curtido. “Llegué en 2000, por un día, y me quedé. Acá hice dos hijos, se me murieron dos perros y se me cayeron tres muelas. Podría decir que ya estoy instalado”, resume con humor cordobés a prueba de cualquier cambio de vida. Para el winsurfista, es un paraíso con vientos de hasta 110 kilómetros por hora casi todos los días (durante el verano).

El circuito surfer se completa con Posta Huayra, un imperdible restaurante que no desentonaría en Punta del Este, pero que fue abierto acá por un matrimonio de cirujanos y winsurfistas porteños, consecuentes fans de Cuesta del Viento.

Toda esta zona de Iglesia explota bien el turismo aventura. No sólo con el windsurf, sino también con rafting en el río Jáchal, que se hace entre octubre y Semana Santa. Nicolás Meglioli es guía de pesca y de rafting, y trabaja en la Finca el Martillo, sorprendente emprendimiento de sus padres a pasos de Cuesta del Viento, donde además se producen y venden dulces (especialidad en alcayota y frambuesa), y se crían desde llamas hasta truchas entre un bosque de álamos.

Con la Cordillera tan cerca, cómo no aventurarse hasta el Paso Agua Negra (unos 90 kilómetros de Pismanta), en la frontera con Chile. A medida que se sube la montaña y se pasan los puestos de Gendarmería Nacional, el panorama se pone más blanco y el paisaje es más espectacular, pero la aventura se termina a los 2500 metros sobre el nivel del mar, cuando la ruta 150 es más bien una pista de patinaje sobre hielo.

Hacia Calingasta
Otro camino para transitar y disfrutar casi en un estado zen son los 150 kilómetros de Iglesia a Calingasta, ya de vuelta al sur de la provincia. Ahora la Cordillera está a la derecha de la camioneta y el entorno es progresivamente más árido. Los arbustos pasan a ser apenas motas al ras del suelo, mínimos sobrevivientes en el seco clima sanjuanino. La ruta es tan solitaria que al cruzarse con otro auto no se puede menos que saludar con sincera emoción. Y el famoso zonda, casi otro atractivo provincial, se hace sentir como nunca en el viaje; son ráfagas calientes de más de 10°C por encima de la sensación térmica. Un megasistema de calefacción natural.

Luego de dos horas de viaje entramos en Barreal, pueblo muy cerca de los picos más altos de la Cordillera y a 100 kilómetros de Uspallata, Mendoza. Barreal es un centro turístico por peso propio, por su vecindad con los Andes y por funcionar como una especie de antesala del Parque Nacional El Leoncito, donde se encuentra el Complejo Astronómico El Leoncito, justamente.

Con 300 noches despejadas al año, sin luz artificial cerca, en un clima seco y a 2552 metros sobre el nivel del mar, el observatorio se inauguró en 1986 y es un óptimo centro de estudios aprovechado, además, por astrónomos extranjeros que sacan turno hasta seis meses antes para estar allí cuatro o cinco días. Lo más interesante es que los turistas también pueden quedarse al menos una noche en el predio, con capacidad para 46 personas (el staff es de entre 12 y 16).

Al salir del parque nacional, el camino parece desembocar en los Andes, aunque antes se divisa perfectamente una franja clara, la Pampa del Leoncito. Es una especie de pista de tierra seca de diez kilómetros de largo por cuatro de ancho que alguna vez fue el fondo de una laguna. Hoy, en cambio, se utiliza para practicar carrovelismo, algo así como windsurf sobre ruedas. Otra rareza para descubrir por los caminos de San Juan.

Datos útiles

Cómo llegar
* El pasaje Buenos Aires-San Juan, ida y vuelta, clase turista, por Aerolíneas Argentinas cuesta 716 pesos. En micro, el viaje dura unas 15 horas y cuesta entre 94 y 170 pesos.

Dónde dormir
* Termas de Pismanta (en Iglesia). Dobles, desde 160 pesos. www.hotelpismanta.com

* Estancia Guañizuil (en Iglesia), club de campo con cabañas para cuatro por 180 pesos al día, en 500 ha. forestadas. www.estanciaguanizuil.com.ar

* La Querencia (en Barreal, Calingasta). Cuartos con espectacular vista a la Cordillera por 200 pesos. www.laquerenciaposada.com

Dónde comer
* Posta Huayra (dique Cuesta del Viento); muy recomendable. Picadas, pastas, lomo al Malbec; www.postahuayra.com.ar

* Finca El Martillo (Rodeo); www.fincaelmartillo.com.ar

Actividades
* Complejo Astronómico El Leoncito. De marzo a septiembre, todos los días, de 10 a 12 y de 14 a 17. Para visitas nocturnas, reservar previamente en las oficinas de San Juan (264-4213653); www.casleo.gov.ar

Más información
Secretaría de Turismo, Cultura y Medio Ambiente de San Juan
Atención todos los días de 8 a 20; Sarmiento 24 – Sur
Te.: (0264) 421 000
informes_turismo@sanjuan.gov.ar

En Internet
www.turismo.sanjuan.gov.ar