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El consumo crecerá más entre los pobres

Luego de un muy pálido 2009, la economía logrará este año un importante repunte del consumo privado, con un promedio del 4% y un alza del 22% en el sector social más pobre, que podría ser del doble si no fuera por el efecto de la inflación, que el Gobierno niega.

Así lo detalló un estudio de la consultora Analytica, que adjudica el fuerte aumento del consumo a dos factores: la recuperación económica en general, tras la recesión en 2009, y, en particular, al plan de asignación por hijo lanzado por el Gobierno hace cinco meses.

Este programa, creado como un paliativo ante los crecientes problemas sociales no reconocidos por el Gobierno, ya está reflejando un aumento del consumo, aunque con el límite propio que impone la inflación.

La consultora, dirigida por el economista Ricardo Delgado, detalló que en 2009 la economía se contrajo el 2,5 por ciento interanual, en contraposición con el poco creíble dato de crecimiento del 0,9% difundido recientemente por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

En ese contexto recesivo, según este informe, “el consumo medio mensual por habitante se contrajo el 3% anual en términos reales”, es decir, descontando el efecto negativo de la inflación sobre el poder adquisitivo. En cambio, en términos nominales, subió levemente, de $ 1246 mensuales, en 2008, a $ 1377, en 2009.

Los dos extremos sociales fueron los más afectados por esta caída en el nivel de actividad, en un porcentaje casi similar: el 10% de menores ingresos redujo su nivel de consumo real un 4,1%, mientras que el 10% más rico lo hizo en un 4,5 por ciento. Ningún tramo de ingresos creció durante 2009, según Analytica.

Esto se debió a la dinámica generalizada de suba de precios que el Gobierno no quiere denominar “inflación”, como si ese silencio moderara el problema.

Las alzas más significativas se registraron en alimentos y bebidas (con gran repercusión en los deciles o segmentos más bajos) y, del otro lado de la pirámide social, en salud y educación.

El primer rubro acusó una suba del 18% en 2009 y podría subir el 28% este año; educación mostraría subas similares en 2009 y este año: 27,1%; en atención médica y gastos para la salud, 16,5% y 20%, respectivamente. La indumentaria registraría un aumento cercano al doble del año pasado: 9,5% (2009) frente al 17,9% (2010), cercano a las diferencias en vivienda: 9,2% y 17%, respectivamente.

El nivel general de suba de precios, según Analytica, fue del 15,1% en 2009 y sería del 20,9% este año, por lo que “la inflación le pone un techo al impacto distributivo de la asignación universal”.

De hecho, otros centros de estudios, como SEL, FIEL y el Observatorio de la Deuda Social de la UCA estimaron que en el año este recorte del beneficio otorgado por el Gobierno oscilará entre el 20 y el 30 por ciento.

Al respecto, Artemio López, titular de la consultora Equis, consideró que el aumento en alimentos y bebidas fue del 14% desde enero y que podría rondar el 35% este año.

López ponderó el alza sobre el consumo generado por el plan de asignación sobre 3,5 millones de personas y por los “nuevos jubilados” ?que lograron cobrar un haber sin hacer los aportes correspondientes? que suman otros 2,5 millones de personas.

En total, ambas iniciativas significan volcar $ 3800 millones al consumo; de todos modos, advirtió López, de los $ 180 que otorgó el Gobierno por asistencia social, unos $ 54 se perderían por efecto de la suba de precios en los rubros de consumo masivo.

Escalón por escalón
Según el informe de Analytica, el consumo real se incrementaría 22% anual, para el decil 1; 11%, para el decil 2; 8%, para el 3, y 5%, para el decil 4.

En el 5, subiría un 4%; 4,5%, en el 6; 4%, en el 7; 3,1%, en el 8; 2,8%, en el 9, y 2,4%, en el 10, el más alto.

El promedio general sería, pues, del 4%. En términos de aumentos de precios, el decil más bajo sufriría un aumento del 23% y el más alto, del 20%, lo que acentúa el carácter regresivo de la inflación.

Por lo tanto, si se tomara en cuenta el aumento nominal, el consumo mensual nominal por habitante del decil más bajo, “en un escenario de máxima efectividad de la asignación universal, podría crecer hasta un 50 por ciento”.

“La puesta en marcha de la asignación universal por hijo no sólo frenaría, sino que revertiría la tendencia observada en el consumo de los sectores de menores ingresos de la sociedad”, indicó Delgado.

De inmediato, aclaró que, frente a las expectativas más optimistas de fines del 2009, la inflación registrada en los últimos tres meses “pone un techo al impacto distributivo de la asignación universal”.

Al aumento generado por una mayor demanda a partir del alza del consumo, se suma la inercia inflacionaria previa por las expectativas (falta de credibilidad en las estadísticas oficiales), la creciente debilidad de la política fiscal y la carencia de nuevas inversiones.

Por lo tanto, concluyó Delgado, aunque el plan de asignación provocará un impacto social positivo, “las perspectivas son algo más complejas hacia adelante” si el Gobierno no encuentra una forma inteligente de combatir la inflación.

Dadas las últimas declaraciones de los ministros en torno a esta cuestión, la solución oficial parece consistir en minimizar el problema más que en buscar una solución.