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El consumo masivo acusa recibo de la incertidumbre que golpea a la clase media

Incertidumbre, caída en el nivel de expectativas y miedo a perder el empleo cambiaron la dinámica del consumo masivo y, finalmente, los números negativos llegaron al mercado local.

Aunque el gasto en la canasta básica es el último en reducirse, los efectos de la crisis la golpearon de lleno y después de seis años de crecimiento constante, marzo dejó una considerable baja en la compra de alimentos.

Los datos, revelados en exclusiva por CCR Group a iProfesional.com, muestran que el consumo de alimentos, bebidas, cosméstica y limpieza descendió un 3,4%, dando fin a una tendencia que sólo había mostrado, hasta ahora, desaceleración en el crecimiento (pero no caída).

Es así como las góndolas de los supermercados se hicieron eco del contexto adverso. Y a pesar de las ofertas y promociones que intentan apuntalar el consumo, junto a los acuerdos entre bancos y tarjetas de crédito, la gente puso la lupa en sus compras y empezó a seleccionar con mayor detenimiento qué productos son de primera necesidad y cuáles pueden ser reemplazables.

En concordancia con este proceso, está el freno en los créditos hacia el sector privado. Lo preocupante de la tendencia, para los expertos, es que el financiamiento es clave en el desarrollo del nivel de actividad, dado que aproximadamente el 85% de las transacciones domésticas se financian vía préstamos bancarios.

Cambio de hábitos
La caída del consumo se refleja también en las ventas en supermercados, donde los volúmenes se fueron achicando significativamente. Mientras que en enero hubo un crecimiento de 8%, en febrero se redujo a 1% y en marzo las ventas bajaron un 5%, hecho que no se registraba desde el año 2003, es decir desde hace 6 años, tal como se desprende de la investigación de CCR:

Al mismo tiempo, la tendencia viene acompañada por el cambio de hábito de los consumidores. De hecho, la mayoría admite que para adaptarse al nuevo contexto redujeron gastos en alimentos, ya no salen tanto a restaurantes y si lo hacen evitan el postre, para gastar menos.

Pequeñas señales
Esta tendencia se ve reflejada en la venta de algunos productos que fueron creciendo en los últimos meses, que son típicos de un contexto de crisis, y que sirven para reemplazar, en muchos casos, las compras que se hacen frecuentemente en rotiserías o restaurantes.

Según explicó Guillermo Oliveto, durante un encuentro organizado por la Cámara Argentina de Anunciantes, un caso concreto es el de tapas de empanadas, un producto que mientras en 2008 cayó 3%, en el primer bimestre de 2009 creció más de 11 por ciento. El mismo incremento registraron los detergentes porque, tal como explicó Oliveto, “se lavan más platos al comer con mayor frecuencia en el hogar y menos afuera”.

Otros productos que incrementaron sus ventas, reflejo del menor poder adquisitivo, son el arroz, los fideos y las harinas.

Por otro lado, de acuerdo a datos de CCR, en enero y febrero las primeras marcas no se vieron afectadas por la crisis y crecieron 1% en comparación con igual período del año anterior. Según los expertos esto se debe a que la gente sigue privilegiando la calidad y prefiere restringir compras.

Uso del plástico
Gran parte del sostenimiento que hasta ahora tuvieron las ventas en supermercados se deben a los acuerdos entre bancos, tarjetas de créditos y principales cadenas.

De acuerdo a datos de Kitelab, la gente espera los días de rebaja para realizar sus compras y así aprovechar los descuentos. Estos ya dejaron de ser un valor agregado y se consideran una condición básica para elegir el punto de venta.

A pesar de este sostén, las ventas igual se contraen y según los economistas podrán seguir el mismo camino los próximos meses, teniendo en cuenta que el financiamiento y el uso del plástico también empieza a modificarse.

* De acuerdo con los últimos datos oficiales, en lo que va de abril los préstamos en pesos al sector privado están cayendo un 1,3 por ciento.
* Uno de los datos más llamativos es que se observan fuertes bajas en las líneas de financiamiento familiar, como las vinculadas con las tarjetas de crédito, que acusan un ritmo de caída de 8,4% en lo que va del mes.
* Teniendo en cuenta el primer trimestre de 2009, los préstamos en pesos al sector privado registran un crecimiento nulo.
* Según un estudio de la consultora Beytech, en el 2008 sólo se emitieron 4,7% más de tarjetas de débito en el país, y apenas 2,7% más de crédito. Se trata de un nivel de expansión inferior muy bajo en comparación al registrado en años anteriores, en los cuales las tasas de crecimiento oscilaron entre el 17% y el 30%, para el caso de los plásticos.

Prudencia en los gastos
Los economistas demuestran su preocupación por el cambio de escenario y advierten que todavía estamos lejos de la recuperación.

Desde Orlando Ferreres & Asociados explicaron que la capacidad de gasto es cada vez más reducida y que ésta puede agravarse. “Estamos hoy en pleno proceso de crisis y no hay herramientas para hacerle frente. El problema es que no vemos por ahora un fin a la recesión, no porque la gente ahorre, sino porque se achica su capacidad de gastos y lo mismo pasa con la demanda del exterior”, comentaron.

Mario Sotuyo, economista de Economía y Regiones, explicó que el panorama será más crítico en el segundo semestre. “Después de las elecciones el Gobierno se verá obligado a achicar gastos, habrá más devaluación y las empresas buscarán dar menos aumentos salariales”, explicó.

Estas variables harán que el poder adquisitivo de la clase media tienda a reducirse ante una inflación que raramente pueda detenerse, aunque se presente este año como más moderada. “La economía llegó a tener capacidad instalada saturada ante el exceso de demanda y la incertidumbre postergó decisiones de inversión. Por ello, a pesar de la recesión que ya reflejan algunos indicadores, la inflación se mantendrá porque tiene origen estructural. Esto puede empeorar después de las elecciones”, agregó Sotuyo.

De esta manera, según las expectativas de Economía & Regiones, el segundo semestre del año encontrará a un consumidor más restringido en un contexto más preocupante por las decisiones que seguramente se darán en la economía local. “La devaluación ayudará a que la industria se recupere, pero también moderará el gasto y jugará en sentido contrario para otros sectores, como por ejemplo la recuperación salarial en relación al dólar, que puede caer”, finalizó.

Bienes durables: los más afectados
La caída del consumo masivo se suma ahora a la de bienes durables, que comenzó a manifestarse en primer instancia en las ventas de viviendas, de autos y de electrodomésticos.

Hasta el momento, los planes de incentivo a la comercialización de estos productos no dieron resultados y el problema radica en que, más allá de las financiaciones y oportunidades, el problema es de expectativas.

Durante un encuentro organizado por ACARA, la Asociación de Concesionarios de la República Argentina, Dante Sica, director de Abeceb.com, explicó que “la caída en la comercialización de vehículos tiene que ver con un problema de incertidumbre”.

El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por la Universidad Di Tella, muestra que en abril el nivel de confianza se ubicó en valores similares a los registrados a fines del 2002.

Por otro lado, el Indice General de Expectativas Económicas (IGEE) de la Escuela de Economía de la Universidad Católica (UCA) y la consultora Gallup alcanzó en marzo su nivel más bajo desde que se empezó a medir en febrero de 2004. El indicador cayó un 7,3% desde febrero y acumuló un retroceso del 23,4% en un año y del 33% desde el pico que alcanzó en diciembre de 2007.

En este escenario, son bajas las posibilidades de que se revierta la tendencia y el adelantamiento de las elecciones también agrega un condimento a la incertidumbre.