La cotización del dólar profundizó ayer su tendencia descendente al perder otros dos centavos el promedio al que se ofrece al público (de 3,12 a 3,10 pesos por unidad) y disminuir en la misma proporción la punta vendedora para los negocios mayoristas, que dejó los $ 3,085 que mostraba al cierre de las operaciones de anteayer para estacionarse por ahora en $ 3,068.
Así alcanzó su menor nivel en casi un año para las transacciones minoristas (se lo ofrecía a $ 3,10 en pizarras el 26 de junio de 2007) y se hundió a su mínimo en 17 meses para las mayoristas, toda vez que el mercado no registraba valores semejantes desde principios de enero de 2007, cuando el dólar cedía acorralado por los ingresos por exportación pese a los ingentes esfuerzos que realizaba entonces el Banco Central (BCRA) por sostenerlo.
De esta manera, el precio minorista retrocedió 11 centavos (-3,4%) en apenas 15 jornadas de negocios y el mayorista casi doce centavos (de los $ 3,186 que mostraba el 7 de mayo a los $ 3,068 de ayer) en 19 ruedas, lo que supone una desvalorización del 3,7% en ese lapso.
Para dar con una baja similar del billete en un plazo tan acotado hay que remontarse, por ejemplo, a octubre de 2002, cuando el mercado apenas comenzaba a normalizar sus operaciones y a convencerse de que la crisis desatada por el fin de la convertibilidad podía llegar a su fin. O situarse a comienzos de 2003, cuando los dólares en la Argentina comenzaron a sobrar porque el país ya sacaba provecho de los mejores términos del intercambio comercial y de una menor apetencia entre los argentinos por el dólar, dado que la corrida poscrisis había terminado.
La sostenida baja (ahora provocada por un vendaval de liquidaciones privadas, aunque aún estimulada por las ventas que el BCRA concreta en operaciones a futuro) parece estar tentando a los pequeños inversores y ahorristas que, en los últimos días, volvieron a incrementar sus compras, según coinciden en testimoniar en bancos y agencias de cambio.
“El elevado volumen operado demuestra que, aun esperándose una baja mayor de la divisa, hay empresas y particulares que siguen demandando dólares. La sensación es que cuanto más se acerca a la barrera psicológica de los 3 pesos, habrá más interesados en comprar”, explicó ayer a LA NACION un operador.
“La cada día más tirante relación entre el Gobierno y el campo sigue generando desconfianza entre la gente, que no rehúye la compra de dólares como cobertura o reaseguro”, coincidió en su habitual reporte de las operaciones Carlos Risso, del portal especializado Notibancos.com.
Pero inquieta a algunos industriales, que están preocupados porque cae su rentabilidad y se pone en riesgo a sectores sensibles a la competencia externa (textiles, juguetes, electrodomésticos) en un momento en que se desacelera la demanda, se encarece el crédito y suben los costos.
