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El hábito de sumar nuevos prospectos

Ganar nuevos clientes no es una tarea fácil, de hecho, muchos consideran a la fuerza de ventas como uno de los principales motores de la empresa. Y esto es cierto! Lo que no muchas veces no tenemos en cuenta nosotros, los emprendedores, es que la fuerza de ventas no termina en la puerta del departamento comercial y que el arte de vender y vendernos es un hábito muy saludable para nuestros emprendimientos. Para saber hacerlo en forma eficaz hay que tener en cuenta algunos aspectos y no descuidar los detalles.

Todo es tenido en cuenta cuando somos nosotros la cara y el cuerpo de nuestro emprendimiento. Si no podemos deslumbrar con una gran oficina, pues es en nosotros mismos en donde pondrán las miradas. Nuestra dicción, modales, miradas, gestos y la capacidad de aprovechar el sentido común el momento de hacer ciertos comentarios son todas herramientas de comunicación que, aunque no las veamos están y muchas veces más presentes que otras concretamente visibles.

La comunicación comprende todo y mucho más, incluso lo que callamos también es comunicación y una de las más fuertes a la hora de la recordación. El lenguaje de nuestro cuerpo, la comunicación no verbal e incluso nuestros profundos intereses, son factores que, si no manejamos bien el arte de la persuasión, terminan condenándonos al éxito o al fracaso, sin siquiera darnos cuenta.

Es por eso que el hábil manejo de la comunicación, tanto verbal como no verbal, la percepción del otro, conocerlo e identificarlo y la persuasión que dosificamos en nuestro discurso es un arma indestructible a la hora de generar nuevos prospectos que se interesen en nuestra marca.

Generalmente los buenos vendedores son aquellos que pueden identificarse rápidamente con su prospecto y generar un halo de empatía que desvía todas aquellas trabas comunicacionales. El buen vendedor se pone en el lugar de su interlocutor y logra establecer un canal de diálogo común, conocido por ambos y aceptado, que favorece la confianza. El buen vendedor logra una venta sólo gracias a su presencia y sus argumentos, sin trucos, sin destellos de tecnología y sin grandes ostentaciones. El buen vendedor logra una venta prácticamente en los primeros 5 minutos de contacto, sino esta perdida.