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El refugio en el dólar amenaza con suba de tasas, bajo nivel de depósitos y falta de crédito

La fuga de capitales no cesa, aunque no se acerca ni por asomo a las disrupciones que mostró en el 2008 y que alcanzó en el mes de octubre de ese año su pico máximo de casi u$s4.700 millones.

En los dos primeros meses de 2009 se fueron unos u$s1.249 millones del sistema financiero, según cálculos realizados por el Banco Ciudad de Buenos Aires.

Sin embargo, en los últimos días de febrero empezó a aumentar nuevamente el apetito por el billete verde. Y en lo que resta del año, se espera que se vayan unos u$s1.000 millones mensuales, es decir, unos u$s12.000 millones a lo largo del año.

De este modo, los coletazos de la crisis financiera internacional en la economía local y los ruidos políticos marcarán el ritmo de la salida de divisas.

Mientras tanto, el Banco Central (BCRA) vigila el nivel de depósitos. El gran temor de los bancos es tener que hacer frente a la salida de dinero de sus cuentas. Para compensar la tasa de devaluación esperada y poder retener las colocaciones a plazo, la tasa de interés deberá subir por encima del 15%. De todos modos, se espera que las mismas no crezcan, prácticamente, en términos reales.

Para los expertos consultados por iProfesional.com, será inevitable la devaluación, la pérdida de reservas y la caída en el nivel de actividad.

El comportamiento de la fuga
Las aguas se calmaron en los dos primeros meses del año. Luego de terminar un 2008 de grandes olas de salida de capitales -cuando la serie de episodios nacionales e internacionales dejaron un promedio de u$s2 mil millones mensuales-, en enero se fueron unos u$s1.030 millones, según calculó el Banco Ciudad.

Pero desde la última semana de febrero cambió la tendencia. La fuga de capitales se aceleró y alcanzó los u$s1.249 millones. La agudización de la crisis externa y el ruido político local, explica en gran medida la mayor presión sobre el tipo de cambio y además que el Central lo haya dejado correr casi un 4% en los últimos 15 días.

Para lo que resta del año, el titular de la consultora Alpha, Hernán Del Villar, pronosticó que saldrán unos u$s1.000 millones mensuales “porque, en términos de stock, el que quiso dolarizar ya dolarizó”. Para el economista, “el grueso se dio el año pasado y por eso este año se piensa que la fuga al billete verde se atenuará”.

Oferta insuficiente
Hasta el 2008, el gran alimento de la dolarización de los portafolios era el grueso superávit comercial que el país acumulaba gracias al empuje de sus ventas externas.

Pero para este año, el viento a favor ya dejó de soplar con la crisis económica mundial y con la caída de la demanda. Por ello, según calculó Del Villar, el superávit comercial se reducirá drásticamente a unos u$s7 mil millones, desde los u$s13 mil millones con que cerró 2008.

Para marzo, ante estos niveles de demanda, la oferta de divisas se presenta como la peor del año -de acuerdo a la directora de la consultora Bein, Marina Dal Poggeto-, porque no aparecen los lotes de soja para exportar y las importaciones empiezan a normalizarse.

Los dólares que restan para alimentar el apetito del sector privado provendrán entonces del ingreso de la inversión extranjera directa -que todavía llega al país- más unos u$s3.000 millones que se perderán de reservas, según estiman los analistas.

Dal Poggeto también pronosticó que las reservas cerrarán el año en u$s44 mil millones. Y ellas son las que le dan poder de fuego al Central para evitar que se escape el tipo de cambio como respuesta a la salida de capitales de la economía.

Durante febrero, las mismas permanecieron relativamente estables, gracias a una mayor liquidación de exportaciones. Pero en la última semana del mes el BCRA se vio obligado a vender al mercado a razón de u$s50 millones por día, según datos del Ciudad, y a dejar subir la cotización hasta los $3,66 por dólar.

El recorrido del billete verde en el año
Ante la falta de dólares comerciales, la fuga de capitales reduce la cotización del peso o hace perder reservas:

* Según el último informe de Bein, es probable que las presiones sobre el tipo de cambio continúen hasta bien entrado marzo y la divisa se mueva algunos centavos más ($3,7 por dólar a fines de mes)

* Entre abril y julio, los productores venderán en el mercado la mayor parte de la cosecha gruesa de soja y maíz, por lo que difícilmente se vean las presiones de los últimos días. Los expertos coinciden en que la paridad se mantendrá controlada y que el Central podrá atesorar divisas.

* A partir de agosto, con las necesidades de dólares por parte del sector público para pagar el cupón del Boden 2012, y en la medida en que se acercan las elecciones legislativas de octubre, será esperable una mayor dolarización.

Entretanto, la suba hormiga que está registrando el tipo de cambio, impulsada por el mercado y amortiguada por el BCRA, puede hacer subir dicha dolarización de portafolios y la iliquidez de la economía, por lo que sería esperable una mayor presión sobre las tasas y una pérdida en el nivel de reservas.

“En un mundo en que hay salida de capitales de los países emergentes, la Argentina está más cómoda con un tipo de cambio más alto. Pero, para ello, necesita estabilidad de demanda de pesos”, dijo Dal Poggeto. Y añadió: “Pero cuando hay ruido politico, dicha demanda disminuye”.

El temor de la pérdida de depósitos
El persistente refugio en el dólar provoca temor en el sector financiero por el achicamiento del nivel de depósitos, tras los dos episodios de stress que vivió en mayo y octubre del año pasado, y el acortamiento de los plazos. Pero en lo que va del año, no se repite tal comportamiento y el movimiento ascendente de la divisa no generó tensión en las colocaciones como así tampoco en las tasas de interés.

Sin embargo, se generó un fuerte desequilibrio entre las tasas pasivas (las que pagan los bancos por los depósitos) y las activas (las que cobran por los préstamos).

* Las que se pagan por los depósitos a plazo fijo (12%), si bien son positivas en términos reales, son muy bajas en relación con las expectativas de devaluación.

* En tanto, las que cobran a las empresas por los créditos (21%) son altas en función de las expectativas de inflación.

Este desequilibrio entre tasas pasivas y expectativas de devaluación pone en riesgo la dinámica de los depósitos del sistema financiero. Por eso Del Villar estimó que los bancos “van a subir las tasas para respaldar las colocaciones de plazo fijos”. Según calculó el especialista podrían llegar al 17% este año.

De otra manera, el inversor no estaría tentado a depositar, habida cuenta de la suba que espera para la divisa norteamericana a lo largo del año.

En tanto, según las estimaciones de Del Villar, las colocaciones a plazo no van a crecer en términos reales y tendrán un peor desempeño respecto al año anterior.

Este escenario obliga a los bancos a mantenerse líquidos para poder así hacer frente a una eventual corrida hacia el dólar y por ende los obliga a ser cautos en el otorgamiento de nuevos préstamos.

Otro aspecto clave que miran las entidades con preocupación es que el 80% de los depósitos son a corto plazo, lo que no les permite prestar a largo.

En tanto, las altas tasas que exigen por los préstamos desalientan la demanda de crédito por parte de las empresas y frena la actividad productiva.

Respuesta del Central y caída de actividad
La dolarización estructural de portafolios y la caída que registran las exportaciones vacían el mercado cambiario. A una economía con menos dinero y menor intermediación financiera -aunque sin los picos abruptos del año pasado-, tasas de interés más altas y menor generación de recursos, sólo le queda caer entre un 1 y 2%, según estimó Del Villar.

Arbitrando los movimientos del mercado se encuentra el BCRA. La entidad, con el poder que le da el alto nivel de reservas, intenta balancear su estrategia de dejar mover el tipo de cambio (que compense la caída del comercio en dólares) sin gatillar una salida de depósitos y minimizando la pérdida en sus arcas. Para ello alterna compras y ventas en sus intervenciones en el mercado de cambios.

Pero uno de los factores que generan un deterioro del nivel de actividad es la desmonetización que lleva adelante la entidad “al comprar dólares a cuentagotas y a espasmos”, según explican los economistas Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo en el último informe de su consultora, que además estima una fuga de divisas cercana a los u$s15.000 millones para 2009.

Los expertos explicaron que, en lo que va del año, el comportamiento del BCRA fue el de comprar pocos dólares y al siguiente no comprar o vender y estimaron que continuará esta tendencia, sobre todo, a partir del tercer trimestre del año, en el que se espera una mayor demanda por parte del sector público y privado.

De esta forma, para los economistas, la entidad cierra la puerta a la principal inyección de liquidez de la economía y, con este contexto macroeconómico, el escenario de recesión es el más probable.