Hoy me gustaría que la parte principal de este artículo sea para un cliente y un usuario de mi iniciativa, Recursos Para Pymes. Ambos son pequeños emprendedores como la gran mayoría de nosotros.
Y me gustaría que fuera así porque dicen algo que merece la pena escucharse.
Recientemente esto es lo que un usuario comentaba en respuesta a un artículo.
“Buena descripción la que haces, pero por desgracia o por suerte no todos ven de la misma manera esa situación, y digo por suerte por que me está viniendo como anillo al dedo que mi competencia critique a sus propios clientes porque estos simplemente son exigentes.”
Por suerte mi mentalidad es distinta y me está dando resultado, pues hace cuatro meses vendía menos que ahora, y eso que estamos en crisis.
Desde que entra un cliente a mi tienda lo estoy analizando, (gestos, miradadas, la forma en que saluda, hacia que parte de la tienda se dirige, etc..)
Para mí un cliente nunca tiene la culpa de lo que ocurre dentro de mi tienda. Sencillamente procuro averiguar lo que busca, incluso la mayoría de las veces averiguo si viene de la competencia, si me dice que mi producto es mucho más caro que en otro lado, lo apunto en el bloc para estudiarlo más tarde, si me dice que busca un producto y yo no lo tengo, pues igual, anotado para más tarde, si le ofrecí un producto y me reclama porque no coincide con la calidad que le dí, pues hago lo mismo. Para solucionar estos problemas y que no se repitan.
Y hago todo esto porque ellos son los que hacen y construyen nuestro negocio (digamos que ellos son los que poseen el dinero para yo poder llevar mi negocio hasta donde se proyectó, y de alguna manera tengo que hacer para que vengan a mi tienda para que esta prospere).
El cliente no es culpable de no venir a mi negocio, más bién se puede decir que “si un cliente no acude a mí es porque tengo algún problema.
Día tras día me levanto pensando en como atraer más clientes , como hacer más flujo de caja, como hacer que hablen más de mi negocio, y definitivamente cómo volver a mi casa mucho más satisfecho”.
Y esto otro es lo que otro usuario de Recursos Para Pymes dejaba como comentario (no hace tampoco mucho) en una conversación entre clientes acerca de un material exclusivo.
“Yo me dedico al asesoramiento ambiental y urbanistico dirigiendo estudios ambientales para desarrollo urbanos. Mis clientes son despachos de abogados y gabinetes de arquitectura e ingenieria.
Mi gran ventaja con respecto a otras empresas más grandes que se dedican a esto es mi trato exclusiva y exhaustivamente personalizado a cada necesidad de mis clientes “.
A estos emprendedores les va bien, incluso en tiempos turbulentos. Por eso, en tales situaciones, yo me paro a leer con atención y a preguntarme ¿En qué coinciden estos dos emprendedores a los que les va bien incluso en tiempor turbulentos?
Porque se puede aprender mucho de ellos.
Dos de esas cosas son que tienen la mentalidad adecuada y una visión con perspectiva.
No se basan en la última estrategia de moda, no dependen del último (y caro) software de gestión, no tienen contratados a expertos que cobran millonadas ni poseen un secreto que nadie más sabe.
Su “secreto”, eso que les permite vender más incluso en tiempos que no son los mejores, lo muestran total y completamente en sus escritos.
· Se esfuerzan por mejorar cada día.
· Escuchan lo que el cliente busca, se ponen a trabajar y la siguiente vez están ofreciendo algo más personalizado y parecido a lo que quieren.
· Se levantan cada día preguntándose: “¿Qué puedo hacer para atraer más clientes , para que hablen más de mi negocio…?
Pero, y esto es algo casi innato en la naturaleza humana. Leemos eso y pensamos, “pues vaya, ya creía yo que me iba a contar alguna táctica infalible para que los clientes vengan en manada o algo así”. Por favor, piense lo que quiera, pero mañana levántese, acuda a su negocio y copie lo que hacen estos emprendedores.
Cuando uno es capaz de mirar con perspectiva, saliendo de nuestra “torre de marfil” y poniéndose en el lugar del cliente, y también es capaz de adoptar la mentalidad adecuada para hacer cada día lo que toca de verdad (por poco “divertido” o innovador que a veces sea) entonces ocurre esa “revelación”. Entonces todo eso que “ya sabíamos antes” lo empezamos a aplicar realmente, las piezas encajan y todo comienza a funcionar.
Como en los casos que he querido compartir hoy, merece la pena leerlos de nuevo porque ese emprendedor al que las cosas le van bien no tiene una estrella en el cielo que le protege ni encontró un trébol de 4 hojas. Más bien, si se les pregunta y uno está dispuesto a escuchar es muy posible que cuenten algo parecido a lo que se ha visto aquí.
Hoy quería mostrar la experiencia práctica y real de dos emprendedores y no de “gurús”, expertos o similares. Quería dejar que hablaran ellos para que dijeran qué les ha hecho llegar hasta donde están y cuál es el motivo de que les vaya bien.
En serio que merece la pena releer lo que dicen, porque ni el más caro seminario sobre negocios o Marketing va a decir nunca nada más cierto ni nada más efectivo.
Una cosa más que me gustaría destacar. El primer emprendedor finaliza con una frase que quizá todos deberíamos tener enmarcada en nuestro lugar de trabajo… Está en negrita, es difícil no verla y da mucho para pensar…
