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El tren del 1er. semestre se perdió, el próximo pasa a fin de año

El 1er. semestre da vuelta la página sin lluvia de dólares que se reflejara en las reservas ni asientos en la cuenta capital del balance de pagos. Tampoco la inflación dejó que mejorara el tipo real de cambio y el déficit fiscal primario medido en dólares oficiales se acentuó.


No llegaron las inversiones anunciadas a comienzos de año ni la regularización del país en la relación con el mercado financiero internacional fue tan automática pese a la acelerada firma del acuerdo con el principal fondo buitre y la sanción legislativa de la derogación de las leyes cerrojo que impedían la cancelación de la deuda en default.

Hubo sí hasta mayo un saldo favorable en la balanza comercial, aunque mucho tuvieron que ver las importaciones planchadas por el receso económico. Pero como también se realizaron pagos de deuda del sector público nacional al Club de París y a los tenedores de deuda pública regularizada, la caja de divisas del Banco Central registró US$ 4.200 millones menos.

La conjunción de estos comportamientos hizo retroceder 7,8% en mayo respecto del mes anterior el índice de Capacidad de Pago de Argentina (ICPA), que calcula el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, dirigido por el economista Víctor Beker, que se elabora en base a un promedio ponderado de cuatro indicadores: el resultado fiscal primario medido en dólares oficiales, el tipo de cambio real, las reservas del BCRA y el saldo de la balanza comercial.

Después de tanto ruido y costos políticos afrontados por el gobierno, el aumento de las tarifas de abril, con las idas y venidas judiciales, no le reportó a la Tesorería un significativo descenso en los subsidios al consumo de los servicios públicos, con lo que siguen ocupando la mayor parte del déficit, $8 de cada $10.

Alivio parcial en el último trimestre

No se trata de un resultado aislado. El mismo centro de estudios prevé que recién para el último trimestre la actividad mostrará signos de recuperación, la inflación se morigerará y el consumo volverá a los niveles de fines de 2015, todo lo cual hará que la variación anual del PIB caiga un 1% al finalizar el año.

En tanto, el aumento de precios minoristas acumulado a lo largo de 2016 ya se ubica en el 20%.

En el 2do. semestre irá descendiendo lentamente y al concluir el año probablemente se sitúe en la franja del 37 al 43%, según Beker, para quien, si bien el volumen de exportaciones viene aumentando, como el grueso se concentra en los primeros 9 meses del año parte significativa del incremento ya tuvo lugar. Y, además, se vio compensado por la caída en los precios internacionales.

Probablemente siga gravitando negativamente en las exportaciones de automotores la crisis en Brasil, en tanto, y por el contrario, vienen registrando significativos incrementos algunas ventas externas regionales, como las de hortalizas y legumbres, tabaco, lanas y minerales metalíferos, apunta.

De modo que las importaciones equilibran en valor a las exportaciones, aunque muestren fuertes contracciones en los rubros de bienes intermedios y combustibles, reflejando una menor actividad económica de la industria, de acuerdo con el CENE.

En cambio, se registra un salto en las importaciones de vehículos provenientes de Brasil, lo cual augura un fuerte déficit en el intercambio en este rubro. También se viene verificando un incremento en las importaciones de bienes de consumo, que indicaría la existencia de problemas de competitividad para algunos sectores de la industria nacional, pese a la devaluación registrada.

El consumo probablemente tenga un repunte en la medida que se materialice el pago de la deuda a jubilados y los reajustes de haberes a ese sector, según Beker. Ello podría agregar un 1% al PIB de este año, en lo que incidirá asimismo el pago del medio aguinaldo y los incrementos acordados en las paritarias.

Por lo tanto, ese rubro debería tener un mejor comportamiento en el segundo semestre.

Es posible que la inversión se vaya poniendo en movimiento. Seguramente, parte de los mayores ingresos del sector agropecuario -estimados en US$ 8.000 millones- se vuelquen a la compra de maquinaria agrícola, tractores y otras formas de inversión, aunque no tendrán un impulso decisivo mientras la tasa de interés no baje significativamente desde los niveles actuales, lo que dependerá de la marcha de la inflación.

El sector de la construcción debería experimentar un alza, en la medida que se pongan en marcha los planes de obras públicas y que algunos tenedores de dólares decidan volcarlos a la construcción o refacción de inmuebles, capitalizando el beneficio de la devaluación, completa el informe de la Universidad de Belgrano.