El Gobierno pareció asumir ayer que las condiciones financieras locales e internacionales han cambiado de manera desfavorable y que la avalancha de dólares de la que intentó ponerse a salvo hace tres años, una vez cerrado el canje de la deuda pública, difícilmente se produzca en las actuales condiciones. Lo hizo al suspender “por 30 días corridos” la aplicación de los requisitos que desde la segunda mitad de 2005 regían para los ingresos de divisas, lo que se puede traducir como una anulación temporal y parcial del encaje cambiario.
Los supuestos beneficiarios son los residentes privados argentinos que durante las próximas semanas concreten o liquiden divisas provenientes de la venta de algún activo que tengan en el exterior. La medida había sido reclamada desde el Banco Central hace unos meses, cuando quedaba claro que el conflicto con el campo había generado un brusco vuelco en las expectativas económicas, que se plasmó en una minicorrida cambiaria.
Pero el Ministerio de Economía la promulgó ayer al publicarse en el Boletín Oficial la resolución 195/2008, que pone en práctica lo que se plantea como una excepcióm temporal, pero, de no cambiar la coyuntura, podría transformarse en regla. La norma suspende por el lapso antes mencionado “los requisitos establecidos para los ingresos de fondos del exterior superiores a US$ 2 millones por mes por endeudamientos financieros del sector privado y por ingresos de fondos de no residentes”. Así deja sin efecto la obligación de inmovilizar en una cuenta y por un año el 30% de los recursos como condición para ganar la disponibilidad legal y efectiva del 70% restante de lo declarado como ingreso.
Claro que, en sus considerandos, la resolución mantiene la quejosa línea argumental a la que recurre la administración de Cristina Kirchner en cada medida, luego de su derrota en el Senado. “En la coyuntura actual, existiendo demoras en la liquidación de exportaciones agropecuarias, el Banco Central entiende que es posible suspender algunas restricciones al ingreso de fondos externos sin afectar negativamente su política cambiaria”, indica.
La iniciativa busca alentar el ingreso de dólares para reequilibrar el mercado cambiario local, que aunque mucho menos desbalanceado, mantiene aún cierto predominio de la demanda por sobre la oferta de dólares. Esta es una realidad que en el mercado adjudican a las activas compras de los importadores que buscan stockearse de lo que consideran “un dólar barato” (el mayorista opera a $ 3,026) para hacer frente a futuros pagos, en la presunción de que la paridad cambiaria actual no habrá de sostenerse por muchos meses.
Pero parece intentarlo en mal momento. Según datos oficiales, en los últimos 12 meses se fueron del país o volvieron a los colchones US$ 19.260 millones.
