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Empresas familiares: ¿Buena o mala decisión?

Para muchos, pertenecer a una empresa familiar significa ser parte de una especie de gran familia, donde los roles están bien delimitados y el sentido de pertenencia a ella es bastante fuerte. Sin embargo, el integrarse a una organización de este tipo trae asociados una serie de factores que deberían analizarse antes de tomar esta decisión.

Si bien los beneficios o perjuicios de trabajar en familia dependen de cada organización, existen pautas generales que son transversales a cualquier empresa, pero que, en este caso, se profundizan aún más.

Antes de aplicar para un nuevo puesto de empleo en una empresa familiar, es necesario que los postulantes se conozcan y sepan cuáles son sus aptitudes, para que éstas coincidan con lo que las empresas necesitan y con las características específicas que poseen las mismas.

Es necesario tener presente además, que pertenecer a una empresa familiar trae un mayor desafío para las personas, por ejemplo el lidiar con un determinado clima laboral. La presencia de conflictos internos es en este caso mayor, porque la confianza que existe entre los miembros podría derivar en ciertas tensiones o desacuerdos, sobre todo por las distintas generaciones que allí conviven. Por lo que tener tolerancia a la frustración es fundamental para los empleados que trabajan en ella.

De hecho, en muchos casos el mal clima entre los miembros es el principal factor que acaba con la empresa familiar a lo largo del tiempo y así ha sido para muchas empresas. Según un estudio de 2006 de la consultora española Abadía & Asociados, las organizaciones familiares en todo el mundo se mantienen en un 70% en la 1ra generación, el 30% sobrevive a la segunda, mientras que a la transferencia a la tercera llega sólo el 13%.

Por otro lado, se debe tener presente que en muchos casos se trabajará conjuntamente con personas –miembros de la familia- que para algunos, pueden no merecer el cargo en términos profesionales o de conocimiento, por lo que lidiar con diversas personalidades que pueden pensar muy distinto es un tema a considerar. Por esto, idealmente quien pretenda ser parte de una organización de este tipo debe tener una buena capacidad de comunicación para expresarse con claridad y llegar a su interlocutor de una manera eficaz.

Más aún, en muchas ocasiones el trabajador ajeno a la familia puede verse atado de manos respecto a tomar decisiones en su trabajo ya que algunas veces, pueden priorizarse opiniones por criterios afectivos más que por económicos o racionales.

Lo que es claro es que una compañía de este tipo requiere de ciertos perfiles, no todos los profesionales encajarán en ella, por ejemplo quienes prefieren las estructuras más definidas, tradicionales y menos innovadoras, tienen en este tipo de organizaciones una gran oportunidad.

Además, existen factores que pueden encontrarse mayormente en un negocio familiar, como por ejemplo la confianza o el compromiso que existe en ellas, características que para ciertos perfiles de profesionales pueden ser fundamentales a la hora de buscar un trabajo.

Estas compañías también resultan ideales para quienes están recién comenzando su carrera y su meta es ganar experiencia, para alcanzar en un futuro cargos de jefatura de los que hoy podría aprender bastante en una empresa de índole familiar.

Pero lo más importante a evaluar antes de decidir ser parte de cualquier empresa, más aún si es de corte familiar, es que cada persona sea sincera y objetiva con sus capacidades, intereses y metas, considerando si su perfil se adecua a lo que una empresa familiar requiere y permite dentro de sus filas.