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¿En cuánto tiempo quieren los empresarios recuperar el dinero para invertir en el país?

Si algún empresario seguía siendo lo suficientemente optimista como para encarar algún proyecto de inversión a pesar de la inflación, de que el crecimiento de la economía se estaba enfriando y de las consecuencias de la crisis financiera, a partir de la semana pasada, el horizonte se puso, como mínimo, gris.

El anuncio del Poder Ejecutivo de querer eliminar las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), la incertidumbre política, la inseguridad jurídica y la escasez de crédito ya provocó la suspensión de millonarias inversiones y se espera que otras también corran la misma suerte en lo que queda del año, y el que viene.

“Dejando al margen los sectores donde la Argentina es competitiva y son considerados estratégicos, como el sector productor de alimentos, el agropecuario y el energético, hoy no hay incentivos para hacer inversiones. Excepto por una cuestión oportunista: que el inversor cuente con liquidez y pueda comprar un negocio a bajo precio”, dijo el el socio de Transaction de la consultora KPMG, Mariano Sánchez.

El que sí invierte, lo hace con un horizonte de previsibilidad menor a dos años y exige altas tasas de retorno para entrar a un negocio, fundadas en el contexto de volatilidad del tipo de cambio, de las tasas de interés y del riesgo país.

Horizonte
Lo preocupante es que antes de que se anunciara el fin de las AFJP, el horizonte de previsibilidad para invertir en la Argentina era muy corto. En el tercer trimestre, cayó a sólo 1,7 años, según lo relevado por SEL Consultores. “Esto sugiere que las inversiones exigen un retorno sumamente elevado”, explica el informe.

El retorno es difícil de calcular en estos momentos de tanta volatilidad en los mercados locales e internacionales. La tasa de descuento se dispara por la suma del índice de riesgo país, que ronda los 2.000 puntos básicos, el riesgo del sector de actividad y el de descalce del tipo de cambio, en momentos en que el peso sufre un proceso de devaluación.

Es por eso que las inversiones se suspenden o se frenan. Sánchez explicó que la estrategia vigente entre los empresarios es la de “esperar y ver” y que se demoran las operaciones que estaban encaminadas a la espera de un contexto más favorable.

Por ahora
Aunque recién pasó una semana desde el anuncio para estatizar las jubilaciones, y recién en noviembre se sentirá de lleno el impacto, ya en septiembre los datos de inversión demostraban fatiga.

La economista de la consultora Abeceb.com, Agustina Budani, explicó que desde mayo, producto de la crisis del campo, la cantidad de anuncios de inversión viene cayendo. Pero tras la crisis internacional, en septiembre se sintió el freno, sólo se proyectaron unos u$s800 millones, contra un promedio mensual previo de más de 2.000 millones de dólares.

Durante septiembre, el 30% de las inversiones se concentraron en el sector primario (agropecuario, petróleo, minería); el 27%, en construcción, y el resto en servicios e industria.

Sánchez señaló que se mantienen las inversiones de más largo plazo, que quedan al márgen de los ciclos negativos de la economía, en sectores estratégicos como energía, alimentos e infraestructura, y todo los negocios relacionados con ellos. Este tipo de inversores hoy están buscando las oportunidades que ofrece la inestabilidad de los mercados.

Según sostuvo la directora del Estudio Bein & Asociados, Marina Del Poggeto, la inexistencia de financiamiento, la inseguridad jurídica y la falta de un clima de negocios ya eran parte del paisaje local, pero la enorme tasa de rentabilidad en un mundo que no paraba de crecer impulsaba las inversiones.

Hoy, el clima de negocios está cambiando: los precios del petróleo y la soja se derrumban; las actividades que eran rentables dejan de serlo, por un tipo de cambio local que prioriza la inflación por sobre la competitividad, y porque el mundo se encamina hacia un menor volumen de comercio, detalló la economista.

“El año que viene los flujos de capitales van a caer en todo el mundo y en la región, y la Argentina, que es uno de los países más relegados de la zona, va a recibir Inversión Externa Directa por debajo de los últimos dos años, por el contexto local e internacional”, dijo Ritondale.

A la espera de los zarpazos
Si el Gobierno quería recuperar la inversión, debió haber leído esta encuesta antes de anunciar la eliminación de las AFJP. Porque las razones que determinan que el horizonte de previsibilidad para invertir sea tan corto están asociadas a factores institucionales: el 63% de las empresas opina que la inseguridad jurídica y la ausencia de reglas claras son sus razones principales.

La estatización de las jubilaciones y la incertidumbre sobre cuál puede ser el próximo zarpaso del Gobierno en el sector privado son los últimos golpes de una seguidilla que viene lastimando la confianza de los empresarios, después de la crisis del campo, los rumores de default, el intento de pago al Club de París y la profundización de la crisis financiera mundial.

Así lo demuestra el índice de Confianza Empresaria que elabora la Asociación de Dirigentes de Empresa (ADE), que cayó 10 puntos en un año para situarse en 24,1. En tanto, la confianza en la seguridad jurídica cayó 4 puntos, para situarse en 16.

Según el informe de SEL Consultores, las empresas asocian la inseguridad jurídica a:

* los cambios frecuentes en las reglas (83%)
* las intervenciones del Poder Ejecutivo en el mercado (68%)
* la deficiente administración de justicia (26%)
* la baja calidad institucional en general (26%)
* el poco respeto por los derechos de propiedad (26%)
* y la quiebra de contratos privados por intervenciones del Gobierno (24%)

El horizonte de previsibilidad para invertir se reduce también por:

* La incertidumbre política (que indicaron el 26% de las empresas)
* La ausencia de políticas de Estado a largo plazo (22%)
* La inflación (19%)

La principal preocupación de los inversores se hizo realidad. Y es por eso que, a partir de la estatización de las jubilaciones, el economista de la consultora Econviews Eric Ritondale espera que se acorten los plazos de previsibilidad y se exija un mayor retorno de las inversiones.

Pero, además de las razones de confianza en el entorno político-económico, las inversiones se ven doblegadas por la falta de crédito que provoca el impacto de la eliminación del principal inversor institucional sobre el mercado local de capitales. Las AFJP operaban volúmenes elevados, buscaban asumir riesgos bajos y con un horizonte temporal de mediano y largo plazo, dotaban de liquidez y reducían la volatilidad del mercado de capitales.

Proyecciones y obra pública
“La inversión va a bajar. Por la combinación de, por un lado, el aumento de la incertidumbre y la inseguridad jurídica y, por el otro, por la escasez de crédito”, confirmó el titular de SEL Consultores, Ernesto Kritz.

Según un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de Fundación Mediterránea, como consecuencia de la estatización de las AFJP, “la percepción de que ante cualquier restricción fiscal se puede ir por los sectores que se han capitalizado actúa como un fuerte desaliento a la inversión”.

Ritondale prevé que para fin de este año la inversión habrá crecido un 13%, en consonancia con un avance de la economía del 6,2%. El guarismo es bajo comparado con el impulso que demostraba en el primer trimestre (20%), pero la crisis del campo, de la financiera y de la eliminación de las AFJP, frena los emprendimientos.

“El problema es que una combinación de expansión fiscal con contracción monetaria, exacerbada por la fuga de capitales, lleve a que no se mejore el nivel de actividad y sólo haya un reemplazo de consumo e inversión privados por más gasto público”, explica el IERAL.

Si el Tesoro logra apropiarse de los fondos que administran las AFJP, es probable que los gastos de capital provengan del sector público y, en menor medida, del privado, que estará condicionado por la falta de crédito ante la desaparición del financiador más importante del mercado.

Según el informe semanal de Ecolatina, si la ley se sanciona, el Tesoro podrá capturar la liquidez que acumulará el ANSES para no ajustar el gasto y, por el contrario, instrumentar una política fiscal expansiva en 2009.

Del Poggeto había calculado, antes del anuncio, que la inversión crecería un 7% en 2009. En medio de la incertidumbre del rumbo de la economía global y del debate del cambio de las reglas provisionales en el Congreso, la economista espera que, si se aprueba el proyecto, la inversión pública crezca más rápido que la privada. Y el sector privilegiado será la construcción a través de la obra pública.

Las consecuencias
Ecolatina advierte que “el menor dinamismo de la demanda –especialmente inversiones- impactará fuerte en la creación de empleo. Excepto que se generen muchos puestos de trabajo en sectores no transables –servicios-, es probable que incluso se revierta la tendencia a la baja en la tasa de desocupación”.

Para Sánchez, en cuanto empiece a despejarse el panorama, se generará la necesidad de optimizar las operaciones, lo que llevará a alianzas y fusiones entre empresas. “En un año o dos, se achicarán los márgenes de rentabilidad y las empresas intentaránser más eficientes y descartarán negocios que no son centrales en su foco estratégico de negocio”, dijo.

“La construcción de un ambiente de negocios favorable, con reglas claras y estables, y el buen funcionamiento de las instituciones políticas y de justicia, son condición estándar para atraer las inversiones de largo plazo que hagan posible sostener un crecimiento compatible con objetivos de inclusión social. En el escenario económico actual, son condición más necesaria que nunca”, concluyó Kritz.