Inicio Empresas y Negocios En Wall Street se busca terminar con los lujos y la ostentación

En Wall Street se busca terminar con los lujos y la ostentación

Alex Mashinsky supo que los días de alto vuelo habían finalizado la primera vez que un banquero le preguntó cuánto cobraba por un paseo en limusina en vez de simplemente acomodarse en el asiento de atrás.

Antes del colapso de Lehman Brothers en septiembre, los clientes nunca preguntaban el precio, dijo Mashinsky, dueño de LimoRes.net en Manhattan. Ahora tratan de negociar descuentos o hasta prefieren taxis.

“Solían mantener los autos por horas sin preocuparse”, comentó Mashinsky a la agencia Bloomberg. Y añadió: “Ahora todos cuidan el bolsillo”.

Después de depreciaciones y pérdidas crediticias por u$s1 billón, para no mencionar el escrutinio de los salarios, privilegios y aviones privados, los otrora amos del universo se han vuelto conscientes de los costos, y les preocupa ser considerados símbolos de codicia.

El presidente Barack Obama captó el ánimo cuando llamó “vergonzoso” el hecho de que los ejecutivos de Wall Street recibieran bonificaciones de u$s18.400 millones en 2008, mientras los contribuyentes entregaban a las instituciones financieras u$s350.000 millones de ayuda durante la peor recesión en una generación, destaca Bloomberg.

“La gente en realidad está abochornada por el dinero que ha obtenido y gastado”, señaló Lucyann Barry, asesora de compras de Manhattan que por primera vez está adquiriendo artículos de reventa para ejecutivos de Wall Street y sus cónyuges.

Como el contralor de Nueva York, Thomas P. DiNapoli, pronostica una declinación de las actividades relacionadas con Wall Street que podría reducir el ingreso fiscal en u$s6.500 millones para 2010, a los ejecutivos de los bancos se les ha dicho que disminuyan los gastos, consigna Bloomerg.

La división Primerica Financial Services de Citigroup canceló un viaje a las Bahamas para su personal de ventas, dijo la compañía.

En tanto, Deutsche Bank AG prohibió los servicios de automóviles que superen los u$s250, antes de las 22 horas y los fines de semana, según un memorando de la compañía. Según la agencia de noticias, las cosechas costosas ya no son populares en Eleven Madison Park, donde el “Gourmand Menu” de 11 platos cuesta $300 con el vino.

“La cosa está dura”
“Nadie está comprando los vinos de ‘qué demonios’”, comentó John Ragan, gerente de bebidas en el restaurante, que está en el mismo edificio que Credit Suisse Group AG. A la hora del almuerzo, los comensales solían decir “’¡Qué demonios!’, y ordenaban una botella de u$s500 o 1.000 dólares”.

En el actual clima, los banqueros “no quieren demostrar u ostentar ninguna riqueza”, dijo Ben Morris, máximo responsable de la firma de inversión Sanders Morris Harris Group, de Houston. Y agregó: “El mensaje es, ‘Caramba, la cosa está dura, y les quiero mostrar a todos que trato de ayudar’”.

En vista de la nueva austeridad, Nougatime en Trump International Hotel & Tower, cerca de las residencias del gestor de fondos de cobertura Daniel Loeb y el máximo responsable de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, en Central Park West, ofrece una cena al precio fijo de u$s35, que incluye entrada, plato principal y postre.

En la división de Global Transaction Services, la filial de servicios de transacción mundiales de Citigroup, con sede en Nueva York, los empleados deben reservar plazas en clase económica para la mayoría de los viajes, según un memorando del 27 de enero. Los pasajes en clase ejecutiva se reservan para vuelos de más de ocho horas destinados a reuniones con clientes, decía el memorando. Los vuelos en primera clase están prohibidos, finaliza Bloomberg.