Inicio Empresas y Negocios Entrevistas laborales: antes de mentirle al selector de personal, piénselo dos veces

Entrevistas laborales: antes de mentirle al selector de personal, piénselo dos veces

Salvando las distancias, muchas entrevistas laborales se asemejan a la serie de televisión “Lie to me” (“Miénteme”, en castellano), en la que un psicólogo y su equipo colaboran con el FBI para saber cuándo alguien miente. Es que, al momento de redactar el CV o enfrentarse al selector, no son pocos los postulantes a un empleo que optan por no decir “toda” la verdad.

En la ficción, el protagonista es un estudioso de los gestos, filma a las personas y luego detiene las imágenes para reconocer no sólo si miente sino también otro tipo de emociones tales como la duda, el enojo, la tristeza y a través de todo ello descubre cosas.

Sin llegar a lo exagerado de la serie, en las entrevistas de trabajo los consultores de Recursos Humanos también observan esas manifestaciones y pueden darse cuenta de las mentiras o -al menos- tener dudas sobre determinados aspectos y afirmaciones de los candidatos.

Así, todos los expertos consultados por iProfesional.com coinciden en que es frecuente encontrar candidatos que, ante la necesidad o el propósito de conseguir un empleo, no solo distorsionan detalles de su CV sino que mienten para quedar seleccionados.

Al respecto, la especialista en RRHH Gloria Cassano, es contundente: “Analizando las entrevistas que hemos hecho en la consultora, descubrimos que el 65% de los postulantes dice alguna mentira.”

Al momento de conseguir un trabajo, el terreno de las mentiras es muy amplio. E ingenioso. “¡No te imaginas cuántas veces los entrevistados dicen cosas tales como “no tengo el título porque me faltaron dos materias” o bien “me faltó la tesis”. Y, lo que es aún peor, “se me quemó o lo perdí en una mudanza””, enfatiza Cassano.

Claro que, en este último caso, en las consultoras suelen solicitar que lo tramiten o lleven un certificado que lo demuestre. Y, salvo excepciones, los postulantes suelen decidir no continuar en el proceso de selección.

Desde la firma de búsquedas de altos ejecutivos Oxford Partners, Rubén Heinemann confirma que en los títulos profesionales muchas veces se producen confusiones.

“Los entrevistados dicen que es una cosa cuando en realidad no es tal. Y lo disfrazan. Por ejemplo, alguien que no se recibió de ingeniero en su CV pone Ingeniería o quien no se graduó como abogado pone Abogacía, de tal año a tal año”, cuenta.

Las más “trilladas”
En base a su experiencia, la directora de Staff RH, Verónica Contin, revela en qué mienten los candidatos:

* En relación a los conocimientos, sobre todo de idioma o informática.

* En lo que refiere a la experiencia laboral. Detallar en el CV, por ejemplo, empresas donde no han trabajado, o donde sí lo han hecho pero han ocupado una posición totalmente diferente –en general, inferior- a la que describen en la entrevista.

* En mencionar fechas “estiradas”, de modo tal que parezca que han permanecido más tiempo del que en realidad estuvieron.

* En cuanto al lugar geográfico de residencia. Muchas personas cambian el domicilio porque viven en zonas de difícil acceso o a grandes distancias y desean radicarse en el lugar donde están buscando empleo. O simplemente saben que vivir en zonas no tan contempladas, sobre todo fuera de la Capital, las deja al margen para aplicar a determinadas búsquedas, cuando el lugar de residencia es un factor excluyente.

* Si el perfil tiene como requisito poseer movilidad propia, muchos dicen que cuentan con la misma. Sin embargo, al avanzar en la propuesta se dan cuenta de que no podrán tomar ese empleo.

* Respecto a la edad. Sobre todo en personas que han superado los 40 años, es común ver modificado este dato en el CV. Y muchas veces, al momento de la entrevista, cuando el selector repasa los datos personales, es algo que no pueden continuar sosteniendo. Finalmente terminan sincerándose.

“Otras mentiras, quizás menos frecuentes, tienen que ver con omitir haberse empleado en la empresa para la cual se está postulando, ya que muchas compañías no permiten el reingreso de personal que fue empleado con anterioridad”, añade la directora de la consultora Staff RH.

El “maquillaje”, vale
El socio y director Oxford Partners separa la “mentira flagrante” del “maquillaje”. En su opinión, este último, “aunque no está del todo bien, es aceptable.”

Heinemann da cuenta de la definición de “maquillaje” con un ejemplo. “Hoy se utilizan determinados nombres para las posiciones que antes no existían. Si alguien aplica la jerga actual al puesto que tuvo hace 15 años, está bien”, explica.

No obstante, advierte: “Lo que resulta inaceptable es que alguien diga que estuvo en una empresa cuando en realidad no fue así. O que llegó a una posición jerárquica que en realidad no alcanzó.”

El experto tampoco ve con buenos ojos los ajustes en los tiempos de permanencia en una compañía que suelen hacer muchos candidatos. A veces, por ejemplo, quien tuvo una salida involuntaria, para no mostrar que permaneció tanto tiempo sin trabajo, modifica la cantidad de meses.

No al “sincericidio”
En tanto, Gabriel Schwartz, director de Psicología Laboral Consultores, diferencia entre falsear la información y no proporcionarla de manera completa.

El primero de los casos -de acuerdo con el especialista- es definitivamente una actitud que genera desconfianza y promueve una distancia prácticamente insalvable.

Pero Schwartz no es tan estricto en cuanto a dar datos incompletos o reservar información ya que cree que, como en cualquier vínculo, el laboral tiene sus tiempos.

A su vez, el director de Psicología Laboral Consultores manifiesta que tampoco es aconsejable brindar información que no fue requerida, ya que “el exponerse innecesariamente y evidenciar sobre la mesa ciertas dificultades conduce a una especie de sincericidio que no es conveniente.”

“Los candidatos no saben qué es lo que le interesa saber a la empresa y el proceso de selección será la instancia en que ambas partes se irán conociendo, entendiendo que es lo importante para cada uno y evaluando la viabilidad de trabajar juntos”, explica.

¿Eliminado por mentir?
Todos los expertos consultados por iProfesional.com aseguran que faltar a la verdad deja a la persona entrevistada afuera del proceso de selección.

“Muchas veces, el candidato tiende a venderse en la entrevista y adornar su CV, o a agrandar su formación o trayectoria. Esto se puede comprender si no está diciendo una cosa por otra. Diferente es cuando falta a la honestidad, siendo que para determinadas posiciones ésa es una competencia fundamental”, comenta Contin.

En este punto, Heinenamm es rotundo. Y dispara: “Si encuentro que una persona no representó bien su historia profesional, ni la presento. Si en ese punto no va a decir la verdad, todo lo demás no va a tener mucho sentido. Esto liquida el proceso.”

Y Susana Larese, directora de la consultora Staton Chase, va más lejos al expresar que “una persona que miente en una entrevista también se está exponiendo a que si se detecta su conducta, su perfil sea absolutamente descalificado para otras búsquedas y su CV eliminado de nuestra base de datos.”

A la caza de los mentirosos
Según explica Contin, “existen maneras de hacer que el candidato termine por decir la verdad. Simplemente hay que estar atento al discurso que maneja y contrastarlo directamente con el CV.”

Es que, para saber mentir hay que tener buena memoria y, en general, cuando el currículum es modificado, el candidato tiende a no recordar lo que ha puesto. En estos casos, los selectores, de manera sutil, hacen notar al entrevistado las incongruencias.

Ciertas cuestiones que también tienen en cuenta los especialistas están vinculadas con la gestualidad del candidato. Muchas personas, cuando omiten detalles o inventan cosas, se ponen nerviosos, tartamudean, se traban, no se expresan con claridad, sudan, se enrojecen, agarran algo que hay sobre la mesa e incluso se les seca la boca.

“Lo actitudinal dice mucho de las personas. Sobre todo será de suma importancia cuando el perfil que estamos seleccionando será parte de la imagen que elegimos para integrar la empresa”, hace hincapié Contin.

Cassano cuenta que, en principio, cree lo que manifiestan los candidatos. Pero cuando indaga, ya sea en la misma entrevista o bien al pedir papeles como pueden ser títulos o certificados de trabajo, sin considerar las referencias que no siempre son tan creíbles, muchas veces allí descubre que se expresaron temas que no son ciertos.

Así, el mejor camino para saber cuanto hay de verdad y cuanto de mentira en lo que dicen los postulantes es solicitarles que presenten las constancias de lo que se dice en el CV.

Además, es tarea de los selectores verificar cada uno de los datos y méritos que se adjudican los postulantes.

En este punto, Larese asegura: “Hacemos todos los chequeos que sean necesarios. Y cuanto más alto es el puesto y más exigencia tiene, tenemos que ser mucho más rigurosos en la entrevista. También después corroborando los informes y cruzando la información para comprobar si los datos son veraces y se corresponden con la historia laboral.”

Es que, como los consultores de RRHH y selectores de personal son contratados por las empresas para encontrar el perfil que mejor se adecue a la posición a cubrir, no pueden dejar nada librado al azar.

Sin embargo, son conscientes que hoy en día existen personas que tienen una capacidad de simulación y de manejo de las entrevistas tan bueno que quizá hasta el mejor consultor puede no detectar un engaño. Y es por este motivo que recurren al chequeo minucioso de cada uno los datos.

Las redes sociales, a favor de los selectores
Para este fin, Internet y las redes sociales les vienen como “anillo al dedo”. “Con el avance de los sistemas de comunicación, la fabricación de la carrera profesional dura muy poco”, asevera Heinemann.

“Actualmente, con la disponibilidad de información electrónica como datos impositivos, buscadores, redes sociales y blogs, entre otros, es muy rápido y sencillo encontrar datos importantes y comprobar que la imagen que uno tiene del candidato se corrobora con la información obtenida”, explica Schwartz.

Es que, de la mano de Linkedin y Facebook, los desfasajes de fechas y las mentiras acerca de la formación y conocimientos, saltan a la luz muy rápido.

“Los elementos que hoy tenemos a mano disminuyen las posibilidades de mentira. Sin embargo, sigue habiendo gente que simula muy bien y a podido conseguir trabajos maravillosos. ¡Y uno no se explica como!”, concluye, un tanto indignada, Larese.