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Exportación de bienes de capital, un rumbo posible

Mejorar la ecuación de reintegros y derechos de exportación de la carga impositiva del sector propuso como elemento central del objetivo estratégico CIPIBIC. Argumenta que avanzar en esta materia no sólo contribuiría a mejorar el balance comercial, sino también a desarrollar mayores economías de escala con competitividad a nivel internacional, generando mayor valor agregado y contribuyendo a redefinir el perfil de especialización e inserción de Argentina en el mercado mundial.

En la estructura arancelaria actual aplicada a la industria de bienes de capital se verifica que el 100% de las posiciones de maquinarias y equipos se encuentran gravadas con un derecho de exportación (DE) del 5%.

Por su parte, el 70% de los bienes de capital recibe un reintegro por sus exportaciones (RE) del 6%, mientras que el resto obtiene reintegros menores e, incluso, el 6% de las posiciones no posee reintegro alguno.

Como resultado de este esquema arancelario, en la mayoría de las posiciones prevalece un diferencial de un punto porcentual entre ambos conceptos (por lo engorroso de ciertos procedimientos administrativos, el cobro de los reintegros a las exportaciones por parte de los productores suele insumir un tiempo bastante prolongado y no son sujeto de indexación alguna).

Bajo este contexto, se propone avanzar en la revisión de la estructura arancelaria, a fin de incrementar el diferencial entre reintegros y derechos a las exportaciones.

Una política de estas características mejoraría el desempeño competitivo de los exportadores de bienes de capital, dado que los niveles de reintegros actuales no resultan suficientes para recuperar la suma de impuestos indirectos que se generan en la fabricación, estableciéndose un esquema de incentivos que muchas veces termina siendo negativo al momento de exportar.
Así, la medida tendería a reducir el precio de exportación de los productos nacionales.

Esta propuesta debe acompañarse con la formulación de un plan integral para el desarrollo de la industria de bienes de capital, que apunte a fortalecer las dimensiones “no precio” de la competitividad del complejo a fin de modificar y expandir su estructura productiva. En este campo particular, se propone formular un programa de promoción de exportaciones que apunte a incentivar la inserción externa de los segmentos competitivos y/o con mayor potencialidad del sector.

Éste debería estar conformado por un conjunto variado de instrumentos, entre los que se destacan los siguientes:

a) sistema de apoyo para el dictado y la verificación de normas técnicas para otorgar más competitividad a los productos nacionales;

b) políticas de promoción de certificaciones, de acuerdo con los parámetros locales de acreditación, aunque con reconocimiento internacional;

c) esquemas de créditos que faciliten su acceso a costos viables para las empresas de bienes de capital;

d) acuerdos con entidades bancarias de mercados de destino a fin de otorgar crédito directo a los compradores del exterior;

e) plataformas exportadoras o unidades comerciales en el exterior, cuya instalación permitiría incrementar la participación internacional de las firmas de forma asociativa;

f) mayor articulación efectiva entre los productores nacionales de bienes de capital y los diferentes organismos estatales vinculados con la “promoción exportadora”; y

g) adecuación de los regímenes de promoción existentes asegurando su aplicación efectiva a los bienes de capital. De esta forma, el incremento del ratio entre reintegros y derechos de exportación traspasaría el objetivo arancelario, tornándose una política industrial de carácter integral. En virtud de comenzar con los productos en los que Argentina se encuentra mejor posicionada en el intercambio comercial, los instrumentos aludidos podrían aplicarse al conjunto de bienes de capital presentados en el Cuadro N° 2, ya que se trata de maquinarias y equipos cuya fabricación doméstica registra una relativamente consolidada capacidad productiva en materia exportadora.

Allí se muestran los grupos de posiciones arancelarias que alcanzaron un saldo comercial superavitario en algún/os año/s o la totalidad del período comprendido entre 2005 y 2012. De 147 grupos de productos, 97 (66%) registraron balances positivos en 3 o menos años, mientras que 50 (34%) lo hicieron con mayor sistematicidad (de 4 a 8 años con superávit)2.

Entre otros conjuntos de productos, muy heterogéneos entre sí, se sobresalen los siguientes para las ramas con un superávit de entre 4 y 8 años: recipientes para gas comprimido o licuado, válvulas reductoras de presión; sembradoras, plantadoras y trasplantadoras; partes y componentes para turbinas hidráulicas, transformadores de dieléctrico líquido; diversos implementos agrícolas; cilindros laminadores; aparatos para preparación de materia textil; armarios y mostradores para la producción de frío; máquinas para extracción o preparación de grasas o aceites; cuadros y consolas para la distribución de electricidad; remolques y semirremolques para uso agrícola; aparatos de ozonoterapia; torres y castilletes; básculas y componentes de instrumentos de medición; secadoras de ropa; aparatos de destilación o rectificación; hormigoneras y aparatos de amasar mortero; generadores de corriente alterna; balastros; máquinas y aparatos para la industria lechera; etc.

Resulta interesante apuntar que las exportaciones de estos grupos de productos se dirigen predominantemente a los países latinoamericanos, lo que denota la relevancia de la región, que en un contexto de necesaria consolidación del MERCOSUR y de crecimiento de otros procesos de integración, como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), permite avizorar una expansión del mercado.

Desde esta perspectiva, entre los principales grupos de productos exportados de las ramas superavitarias (4 a 8 años) se destacan: partes de turbinas hidráulicas; sembradoras, plantadoras y trasplantadoras; armarios, mostradores para la producción de frío; cilindros laminadores; torres y castilletes; válvulas reductoras de presión; recipientes de gas comprimido/licuado; transformadores dieléctricos líquidos; aparatos de evaporización para refrigeración; remolques y semirremolques para uso agrícola; máquinas para la extracción y preparación de grasas o aceites; etc.

Además de fortalecer las distintas instancias de integración regional, de las evidencias presentadas se desprende también la importancia de avanzar en la suscripción de acuerdos bilaterales y/o preferencias comerciales con países de la región, a los efectos de incrementar el acceso de las exportaciones de bienes de capital a los mercados externos3. Asimismo, esta estrategia debería acompañarse con el fomento de acuerdos de integración y/o complementación productiva, a fin de alcanzar niveles de competitividad a escala regional e internacional.

Estas iniciativas cobran mayor importancia en el marco del crecimiento notable que ha registrado en los últimos años la participación de las importaciones chinas sobre el comercio regional, en desmedro de las exportaciones existentes y potenciales de bienes de capital de Argentina. En efecto, el gigante asiático muestra una expansión destacada y sostenida en la región, posicionándose como uno de los principales proveedores de maquinarias y equipos en Brasil (y en Argentina) y desplazando comercialmente a Argentina (y a Brasil).

En definitiva, el sector productor de bienes de capital cuenta con un volumen importante de exportaciones –más allá que la balanza comercial de dicha industria es negativa– y presenta un interesante potencial para incrementarse. A ello cabe sumarle que se trata de un rubro con un alto nivel de incorporación tecnológica y agregación de valor, y con potencialidad para traccionar múltiples encadenamientos productivos aguas “abajo” y “arriba”.

A los efectos de mejorar y fortalecer la competitividad exportadora de la industria local de bienes de capital, y teniendo como “norte” la recuperación de los valores exportados hacia 2008 (aproximadamente 2.000 millones de dólares), a continuación se presenta una serie de lineamientos de intervención que apuntan a consolidar esta dimensión:

Avanzar en la implementación de un programa de reducción de los derechos de exportación y de aumento de los reintegros a las exportaciones de maquinarias y equipamientos para la producción.
Simplificar y agilizar los procedimientos administrativos de los regímenes de incentivos a la exportación (en especial, el de exportación de plantas llave en mano, el de importación temporaria para perfeccionamiento industrial y el cobro de reintegros).

En línea con las necesidades concretas de las firmas, sería importante mejorar la asistencia financiera como mecanismo de aliento a las ventas externas de bienes de capital fabricados en el país, incluyendo la prefinanciación, la financiación y la posfinanciación de exportaciones. Ello debe incluir una modificación en las condiciones de acceso al financiamiento, en los plazos del mismo y las tasas correspondientes.

De cara a una inserción exportadora sostenida de ciertos productos y/o servicios de ingeniería, sería auspicioso propiciar la suscripción de acuerdos bilaterales o preferencias comerciales, sobre todo con países de América Latina.

Para fortalecer las ventajas de la asociatividad, resultaría fructífero impulsar las exportaciones de PyMEs productoras de bienes de capital mediante el desarrollo de plataformas exportadoras que integren a varias firmas, tanto en términos horizontales como verticales (involucrando tanto la fabricación como la prestación de servicios). Esto es particularmente interesante para el caso de las ventas externas bajo la modalidad llave en mano, lo mismo que para la participación en grandes proyectos de inversión (lo cual refuerza la importancia de los acuerdos y las preferencias comerciales).

Para algunos casos particulares, se podría evaluar la posibilidad de instalar unidades de venta en el exterior, con parte de los costos de tal instalación subsidiados.

En 2005, Argentina y Venezuela firmaron una serie de acuerdos comerciales que propiciaron la exportación de maquinaria agrícola y agropartes de nuestro país, así como la transferencia de tecnología asociada al sector. Producto de dicha negociación bilateral, Venezuela se ha convertido desde el 2006 en el destino de mayor importancia de las exportaciones de maquinaria agrícola, particularmente cosechadoras, tractores y sembradoras.