La espalda, al igual que la cara, tiene una gran cantidad de glándulas sebáceas comprometidas en el acné, por eso se trata de una zona de aparición recurrente.
A pesar de lo que muchos creen, el sudor no cumple ningún papel específico. Éste puede modificar el PH y hasta favorecer en cierto modo. En el caso de las bacterias, en especial el Propionibacterium acne, son la principal razón de la infección en las glándulas sebáceas.
Se puede prevenir o controlar con una buena higiene, no con jabones bactericidas, pues borraríamos las defensas naturales de la piel. La higiene diaria consiste en usar jabón y esponja, que barre la capa córnea que se endurece en la extremidad de los folículos y que impiden excretar el sebo naturalmente. Si esto no es suficiente, la o el paciente tiene que consultar de manera temprana para evitar el agravamiento de los síntomas, tomando o aplicando la medicación adecuada.
Luego de la consulta al médico y dependiendo de la gravedad del cuadro, pueden usarse medicaciones locales combinadas a base de antibióticos, medicación que remueva la capa cornea y combinarlo con medicación por boca.
En algunos casos de pacientes mujeres es prudente asociar algún anticonceptivo, siempre que el profesional ginecólogo diga que se puede suministrar en esa paciente.
Algo aconsejable es usar ropa de algodón clara, que es más adecuada para evitar reacciones accematosas agregadas.
Las limpiezas de cutis periódicas favorecen la buena evolución del acné, ya que el cuerpo está tratando de eliminar impurezas. Además, favorece a que el número de lesiones disminuyan hasta que el proceso del acné cese, que puede durar hasta 10 años.
Para consultas y turnos: 4783-5007 o 15-5780-4079. Para mayor información www.irenebermejo.com
Dra. Irene Bermejo
Dermatóloga – MN 60438
Miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD)
Directora de la Clínica Dra. Irene Bermejo
