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Gripe A y empresas: la urgencia de crear políticas de salud

Actualmente el principal objetivo de las áreas de RRHH es evitar que el virus H1N1 cruce las puertas de las compañías. Ante la falta de planes sanitarios, se arman y comunican políticas de contingencia para proteger a los empleados en un contexto en el que crece el ausentismo y, lógicamente, la preocupación.

El nuevo virus de gripe A (H1N1) que se detectó en abril obliga a las empresas a estar preparadas ante una posible epidemia con consecuencias directas en la salud de los empleados y la producción.

¿Qué pasa con los viajes corporativos hacia países que están en el foco de la infección? ¿Qué medidas de seguridad e higiene hay que tomar en las compañías? ¿Qué mecanismos se pueden implementar para seguir produciendo en forma remota?

Aunque muchas compañías tienen procedimientos para las emergencias, estos no siempre contemplan de forma adecuada una enfermedad contagiosa a gran escala. Si bien la nueva gripe de origen porcino aun no ha demostrado su grado de peligrosidad, se transmite muy velozmente; al tratarse de un virus nuevo, la mayoría de las personas no tienen inmunidad y aun no se creó una vacuna que lo contrarreste.

Según los expertos en Salud Pública, una pandemia puede esparcirse rápidamente, durar varios meses e infectar al 25% de la población mundial o más. Han llegado a estimar que el virus podría llegar a afectar hasta el 75% de la fuerza laboral.

Ante este riesgo, las compañías deben monitorear la situación, poner atención a los consejos gubernamentales y de la OMS, así como examinar y modificar los planes de manejo de crisis y continuidad del negocio.

Cada empresa debe revisar sus controles para el manejo de riesgos, sus recursos humanos, planes para el manejo y la comunicación de crisis. El principal objetivo de un plan de crisis es reducir la exposición al riesgo, minimizar los picos de ausencia y asegurar la continuidad del negocio.

La prevención empieza con una previsión y control continuos y, además, con una aplicación a nivel de toda la empresa, donde no sólo dependa del nivel jerárquico, sino de una implicación de cada uno de los trabajadores que forman parte de la organización, ya que son ellos el verdadero motor y puesta en marcha de la misma.

En caso de una pandemia de gripe, las empresas tendrán un papel fundamental en la protección de la salud y seguridad de los empleados y en los esfuerzos por limitar el impacto negativo en la economía y en la sociedad.

Pautas a tener en cuenta en caso de pandemia:
* Contar con una fuerza laboral alternativa o una política de trabajo remoto.
* Monitorear la salud de los empleados en forma constante.
* Suprimir los viajes a zonas afectadas por la pandemia.
* Contar con asesoramiento para manejar los impactos emocionales de la pandemia.
* Mantener una estructura y un proceso para trabajar en colaboración con un tercer proveedor en caso de interrupción de la producción en planta propia.

Las autoridades aconsejan como primera medida designar un coordinador y un equipo de respuesta en caso de que se declare la crisis, también es fundamental determinar qué áreas, qué empleados y qué productos y servicios son decisivos para la continuidad societaria. En este contexto es necesario determinar la forma de transferir conocimientos importantes a los empleados clave y preparar a cierto número de trabajadores para que puedan asumir diferentes cargos y funciones.

Incluso estudiar la posibilidad de incorporar personal jubilado.

El análisis económico de la pandemia resulta imprescindible.

Cuantificar el impacto del problema en las finanzas de la sociedad y en las diferentes líneas de producción, revisar los seguros para garantizar que cubren este tipo de daños y determinar el posible impacto que tendría la implantación de un cordón sanitario en oficinas y fábricas. En este apartado es aconsejable conocer la repercusión en los viajes profesionales de acciones como la cuarentena o el cierre de fronteras.

No está de más establecer reglas para modificar la frecuencia y el tipo de contacto de persona a persona, como apretones de manos, reuniones o distribución de las mesas de trabajo en la oficina. No sólo entre los empleados, también con los clientes. Y se recomienda permitir que éstos puedan tener acceso a los servicios y productos sin tener que acudir físicamente al negocio.

En el plan de contingencia diseñado para enfrentar una pandemia, también se debe considerar la necesidad de fijar mecanismos para que los empleados puedan trabajar desde casa o tener un horario flexible, con turnos escalonados. Por último, establecer un plan de comunicación interno eficaz para evitar que los rumores se extiendan entre el plantel y baje la productividad.