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Hipertensión arterial: Un enemigo a vencer

En condiciones normales todos nosotros tenemos una presión arterial (PA) que nos caracteriza y que varía entre las personas dentro de ciertos límites. Cuando la presión está elevada en forma PERSISTENTE el paciente presenta lo que llamamos Hipertensión Arterial.

La presión tiene dos componentes, la presión sistólica o máxima y la presión diastólica o mínima.

Se considera normal una presión de 140/90 (o 14-9, como se dice habitualmente) aunque el valor “ideal” de PA es de 120/80 o menos.

En personas mayores de 65 años es frecuente detectar una elevada presión máxima con una presión mínima normal (Ej. 180/80), pero esto no es una condición normal y de hecho constituye un factor de riesgo de enfermedad y muerte. Hoy sabemos que la presión en los ancianos, al igual que en los adultos más jóvenes, no debe ser mayor a 140/90.

La presión arterial no tiene un valor fijo y de hecho cambia cada vez que nuestro corazón late. Estas variaciones son normales, pero deben mantenerse dentro de ciertos límites, ya que un excesivo aumento de la variabilidad de la PA se asocia a un mayor riesgo de enfermedad y muerte cardiovascular.

En el transcurso del día la presión varía intensamente, ya que es más elevada durante las horas de actividad en tanto que baja durante el sueño. Durante las primeras horas de la mañana, inmediatamente luego de despertar, se suelen detectar valores altos de presión, hecho que se ha vinculado a la mayor cantidad de infartos, insuficiencia cardiaca o accidentes cerebrales que se verifican a esta hora del día. También se ha comprobado, que existen cambios estacionales de la presión con un aumento de la misma durante el invierno y un descenso durante el verano.

En muchos estudios realizados en los últimos 50 años, se ha comprobado que la hipertensión constituye, conjuntamente con el tabaquismo y el colesterol elevado, los tres mayores factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular. Asimismo, su adecuado tratamiento reduce significativamente el riesgo de accidente cerebral y cardiaco. Esto se debe a que la hipertensión afecta principalmente a las arterias, y en particular al corazón, riñón, cerebro y retina.

Mitos y leyendas sobre la HTA y su tratamiento

Existen algunas creencias populares vinculadas a la hipertensión y a su tratamiento que generalmente producen innecesaria ansiedad en su paciente y su familia.

Dolor de cabeza o nuca: es frecuente que el diagnóstico de hipertensión se realice durante una consulta por estos síntomas. Sin embargo, el dolor de cabeza generalmente no se relaciona con la hipertensión, existiendo numerosos estudios que prueban esta falta de relación. El único tipo de cefalea que puede tener relación con la hipertensión es aquella que se presenta en las primeras horas de la mañana, inmediatamente luego de levantarse, y que se vincularía a la presencia de apnea del sueño (corto períodos sin respiración producidos durante el sueño, comunes en pacientes roncadores).

Sangrada Nasal (epistaxis): pese a la creencia popular el sangrado nasal tiene escasa relación con la hipertensión, ya que esta última es una entidad que afecta al árbol arterial pero no al venoso, el cual es responsable del 95% de los sangrados nasales. Sin embargo, ante un sangrado nasal es usual que el individuo haga una reacción de alarma con elevación transitoria de su presión arterial. Por este motivo es frecuente que al ir a consultar al médico se halle una presión más elevada que la usual.

“Doctor: Se me juntaron las presiones”: El hecho que la diferencia entre la PA sistólica y la diastólica sea escasa no tiene importancia por el hecho en sí, sino porque generalmente se asocia a un aumento de la presión mínima, que puede indicar un tratamiento deficiente o un diagnóstico desacertado. Dicho de forma práctica, tener 120-100 no es importante por los 20 de diferencia entre los dos valores sino por la presencia de 100 de mínima.

”Doctor: Tengo presión nerviosa” el stress o “los nervios” pueden elevar la presión arterial en momentos determinados pero no son causa de hipertensión establecida. Los valores aislados vinculados a stress generalmente no tienen mayor importancia, y en pocos minutos retorna a los valores usuales para el paciente. Ante una situación de stress en la que se comprueba elevación de la presión, es conveniente esperar unos minutos y repetir el control de la presión arterial.