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Hoy, más desafíos que oportunidades

El escenario laboral actual se nos presenta con más desafíos que oportunidades explícitas, ya sea desde la perspectiva de las compañías como de los profesionales.

Dado que no es la primera vez que enfrentamos un período de inestabilidad, recesión o inflación, deberíamos al menos encontrarnos con un aprendizaje capitalizado y con mayor capacidad de reacción.

Afortunadamente, muchas filiales locales de corporaciones internacionales están aplicando la inteligencia local para atravesar este momento. Prueba de eso es que sólo algunos sectores recurrieron a despidos masivos. El resto está instrumentando medidas más creativas para atravesar la tormenta. Las compañías han destinado mucho dinero en selección y capacitación de talento estos últimos años para tener equipos bien consolidados, y parecería que todos están extremando las medidas para no perder esa inversión.

La responsabilidad respecto de la contribución que cada uno hace a su puesto de trabajo es una regla básica para el progreso. El compromiso con los resultados es un factor clave de éxito para la gestión individual y corporativa. La alineación a los valores de la compañía contribuye al bienestar de las personas.

Si nuestro desempeño está inspirado por un marco de valores que no se desdibujen por el contexto, haremos la diferencia, transformándonos en protagonistas y contribuyentes, aun en épocas de crisis.

Probablemente sea el momento de pensar con mayor detenimiento cualquier cambio de trabajo, pero no impulsaría a nadie a paralizar su carrera o su ambición de desarrollo por la coyuntura.

Tal vez la última época de abundancia de ofertas laborales llevó a muchos profesionales a animarse a tomar decisiones apresuradas en la certeza de tener varias opciones.

Pero eso no es recomendable, independientemente de la situación. Es recomendable ser responsable de cada decisión, estar muy preparado para ser competitivo siempre.

Cuando estamos en época de crisis, la pregunta que nos debemos formular es cómo queremos contarla después, es decir, cómo la hemos superado. Para esto vale la pena hacernos hoy algunas preguntas que guíen nuestra manera de actuar:

* ¿Quién he sido durante la crisis?

* ¿Me valí de todos mis recursos para estar a la altura de las circunstancias o adopté una manera pasiva de ser?

* ¿Qué me trajo hasta donde no hubiera querido llegar?