Inicio Empresas y Negocios Jefes argentinos “confiesan” cuáles son sus debilidades

Jefes argentinos “confiesan” cuáles son sus debilidades

No es nada fácil liderar a los jóvenes profesionales y mucho menos a los integrantes de la Generación Y. A los gerentes que pasaron la barrera de los 35 años es a quienes más se les complica relacionarse y entender “qué quieren” y “qué buscan” los más chicos de las empresas. En definitiva: cuanta más edad tienen los jefes, mayor es el desafío.

Al momento de ponerse al frente de un equipo, los jefes de la Generación X (aquellos que acusan menos de 35) tienen una mejor percepción de los intereses de sus colaboradores que los gerentes Baby Boomers (quienes están llegando a la década de los 40 e incluso transitan los 50).

“Siempre hubo diferencias generacionales entre jefes y colaboradores. Una generación es una diferencia de 12 años. La madurez entre generaciones es un tema que quienes más tendría que reflexionarlo y analizarlo son los propios jefes”, destaca Gloria Cassano, directora de la consultora en Recursos Humanos homónima

Y explica: “Cuando la brecha es de más de una generación se complica aún más el tema. La dificultad en la conducción de jóvenes de la Generación Y, reside, justamente en ese punto: quienes llegan a jefes no tienen conocimiento de las diferencias culturales de las generaciones más jóvenes.”

Este desfasaje fue confirmado por un reciente estudio realizado por la consultora Whalecom al que se “sometieron” 600 mandos medios de todo el país. A modo de autodiagnóstico, los gerentes contestaron acerca de sus debilidades y fortalezas.

Según los resultados del trabajo adelantado a iProfesional.com, entre las debilidades más marcadas por los jefes de más de 35 años aparece todo aquello relacionado con el poco interés que tienen por los desafíos, gustos e intereses de los colaboradores.

En diálogo con este medio, Paula Molinari, titular de Whalecom y directora del Programa Ejecutivo de RRHH de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), se mostró preocupada por las respuestas que obtuvieron en los cuestionarios. “Si las respuestas de los jefes fueron tan bajas, la percepción de los empleados debe ser mucho peor”, enfatizó.

Según señaló Cassano, “las empresas, desde el área de Recursos Humanos, deberían capacitar y asesorar a sus líderes para que comprendan estas diferencias y puedan motivar, delegar y conducir a la gente joven para que puedan brindar lo mejor que tienen.”

La mejor forma –destacó la especialista- es escuchar a los jóvenes y establecer una comunicación que facilite conocer cuáles son sus intereses, sus gustos y en qué áreas pueden aportar más.

En qué están más “flojitos” los jefes
Los datos del relevamiento de Whalecom encendieron, como mínimo, un alerta amarilla. Así, por ejemplo, sólo el 23% de los jefes señaló que investiga las expectativas e intereses de sus colaboradores y un magro 32% contestó que relaciona los desafíos laborales con los intereses personales de los integrantes de su equipo.

“Son acciones muy valiosas para la gente joven y que los jefes no hacen”, explicó Molinari, responsable de la consultora que llevó a cabo el cuestionario. Y añadió: “Las preguntas relacionadas con sus habilidades de coaching y el tiempo que le dedican a este aspecto también dieron muy bajas.”

A su vez, menos de la mitad de los encuestados (45%) admitió que brinda a sus empleados un conjunto de experiencias y de desafíos variados y sólo el 27% aseguró que chequea con ellos si sienten que lo que hacen es desafiante.

Un ínfimo 14% respondió que se ocupa de crear situaciones en el trabajo en las que los miembros puedan interactuar y compartir los logros. Y a la pregunta “¿Planea con su grupo los momentos para celebrar?” tres de cada diez (27%) respondieron afirmativamente.

En opinión de Molinari, esto último tiene que ver con que si bien las generaciones más jóvenes valoran el reconocimiento basado en un buen seguimiento, todavía en las compañías no están instaladas la tradición ni las metodologías para llevarlo a la práctica de manera semanal o quincenal.

Por otro lado, los jefes menores de 35 años salieron mejor parados en el cuestionario porque –de acuerdo con la académica de la Di Tella- son quienes están más identificados con los intereses de sus colaboradores jóvenes y entienden mejor que cuando la gente está cómoda en su entorno laboral, trabaja mejor

El vaso medio lleno
Además de hacer hincapié en el vaso medio vacío, la consultora en RRHH también destacó la parte media llena. “Los temas de clima y participación son los que están más instalados en las culturas de la empresas”, reconoció.

“Tanto los mayores como los menores de 35 en su gran mayoría respondieron afirmativamente a la pregunta acerca de si se ocupan de desarrollar buenas relaciones personales entre los miembros del equipo, como así también al ser indagados sobre si comunican las decisiones que toman para que el resto las comprenda”, comentó Molinari.

Consultados sobre el interés que les despierta el desarrollo de cada uno de los miembros del equipo da alta, el 95% de los jefes de la Generación X y el 77% de los Baby Boomers contestó que “si”.

Y si bien en ambos casos dijeron que se preocupan por dar reconocimiento y valorar a los miembros del equipo cuando surge la oportunidad (80% en el caso de los gerentes menores de 35 y 73% de los mayores), las respuestas a las preguntas sobre cómo lo llevan a la práctica –por ejemplo, haciendo reuniones semanales- dan muy bajos porcentajes.

“En lo que fallan los jefes es en llevar las cosas de la teoría a la práctica. No conocen el camino. No disponen de las habilidades para hacerlo bien”, advirtió Molinari a iProfesional.com

Manos a la obra
Cassano destacó que no comprender a los jóvenes, trae como resultado un bajo nivel de rendimiento del área que tienen a su cargo y que “entenderlos, motivarlos y brindarles un espacio de participación, por el contrario, enriquecerá la tarea, mejorará el clima laboral, disminuirá la rotación y, por ende, el desempeño del grupo.”

Para la académica de la UTDT, las compañías deberían enfocarse en el desarrollo de distintas habilidades en los jefes para que éstos actúen de manera diferente con cada uno de los colaboradores según sean sus intereses, gustos y motivaciones. “No tienen que ser un jefe igual para todos”, recalcó.