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Junto con la recuperación de la economía global, surge el carry trade “remixado”

Los mercados financieros globales están recuperando cierta calma, a medida que empiezan a aparecer los primeros síntomas que indican que la crisis va quedando atrás.

Esta circunstancia está propiciando que renazca una clásica operatoria, conocida como “carry trade”, que hace un tiempo había perdido fuerza pero que, en su entonces, contribuyó a empeorar las consecuencias del colapso.

¿En qué consiste?
El carry trade es una operación financiera que busca capitalizar las diferencias existentes de tasas de interés entre los distintos países. Así, se busca tomar deuda en la divisa de aquel país donde el precio del dinero es menor, e invertir los fondos en aquellos otros que pagan tasas de interés más altas.

En la práctica, un inversor vende una moneda que tiene un tipo de interés relativamente bajo y utiliza estos recursos para comprar otra divisa que ofrece un interés mayor.

Con esta estrategia se busca capturar la diferencia entre tasas que, en muchos casos, puede llegar a ser bastante grande. Las ganancias de esta estrategia dependen del diferencial entre ambas monedas y del nivel de apalancamiento que el inversor utilice.

Agustín Cramo, analista de mercados financieros internacionales, sostuvo a iProfesional.com que “en los momentos más difíciles de la crisis financiera, la operatoria había prácticamente desaparecido, por la agudización de la aversión al riesgo de los inversores. Pero de la mano de los primeros brotes verdes, se nota una incipiente vuelta a estos mercados”.

“Es que algunos diferenciales de tasas, junto a la revolución de varias monedas, aumentan su atractivo”, agregó el analista.

¿Cómo funciona en la práctica?

* Un inversor pide prestado 1.000 yenes a un banco japonés, a una tasa del 0,5% anual.
* Los vende por dólares en el mercado de divisas.
* Compra un bono norteamericano, que paga un interés del 4,25%.

El inversor podrá obtener una ganancia de 3,75% anual, siempre y cuando la tasa de cambio entre las dos monedas se mantenga estable. Pero si se tiene en cuenta el apalancamiento (que es la relación entre capital propio y el invertido en una operación financiera), las ganancias pueden crecer sustancialmente.

Es decir, si el inversor utiliza un apalancamiento de 10 a 1, entonces su ganancia pasaría a ser del 37,5 por ciento.

Como se mencionó anteriormente, este retorno también depende de la estabilidad de la tasa de cambio entre ambas divisas. En el ejemplo anterior, si el dólar se deprecia en relación al yen, el inversor corre el riesgo de tener pérdidas de capital. Pero si por el contrario, se aprecia , no sólo obtiene ganancias (por el diferencial de tasas) sino que también consigue ganancias de capital.

Otro factor que impacta la rentabilidad del carry trade es la magnitud del apalancamiento. Si este es muy grande, entonces pequeños movimientos de la tasa de cambio pueden afectar de manera significativa la rentabilidad de la posición.

El carry trade “remixado”
Actualmente, algunos gobiernos, como los europeos, el estadounidense o el japonés, con el afán de impulsar sus economías abaratando para ello el costo del dinero, mantienen las tasas de interés en niveles mínimos, casi cercanos al 0%, mientras que otros las han situado en niveles superiores.

Esto hace que cada vez más inversores se vean tentados a sacar rédito de la operatoria.

“Está comenzando a volver”, aseguró el analista internacional Stephen Jen, en declaraciones recogidas por The Wall Street Journal. “Los inversores están empezando a pensar en subas de las tasas, lo que hace este tipo de inversiones mucho más interesantes”, añadió.

¿Cómo impacta en Argentina, Brasil y Chile?
En nuestro país este tipo de operación no tiene aplicación, porque no se ve como un lugar en donde obtener fondeo, ni tampoco como para aplicar los fondos provenientes de otras latitudes. En efecto, las tasas de interés promedio son fuertemente positivas, en términos de dólares, para los tomadores de crédito y los rendimientos que brindan los bancos son casi neutrales respecto de la evolución futura del billete verde, por lo que desalientan este tipo de operación.

Distinta es la situación en Brasil, país en donde hace apenas un mes el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, mostró su preocupación por el excesivo flujo de dólares que había, y que estaba empujando a su moneda, el real, a su nivel máximo desde octubre.

Sucede que, desde finales de febrero, el real se ha apreciado casi un 30% respecto al dólar. Los analistas de Deutsche Bank consideran que el dinero está volviendo a ese país, cuya divisa ha sido favorecida tradicionalmente por esta práctica, ya que ha tenido casi siempre tasas de interés muy altas.

De hecho, el pasado junio, el Banco Central de Brasil redujo la tasa básica un punto porcentual, hasta el 9,25%, el valor más bajo de su historia.

La situación se repite en Chile. “Tenemos un fenómeno de carry trade que juega a favor del dólar. Los grandes hedge funds usan al peso chileno como moneda de fondeo, porque el financiamiento para comprar moneda estadounidentes resulta ser el más barato de América Latina”, explicó el gerente de making market de Santander Chile, Gonzalo Jara. Su explicación tiene que ver con que la tasa que aplica la política monetaria en Chile, es menor a la de los demás territorios de la región.

Su impacto sobre diferentes monedas
Cada día se disputa una dura batalla en el mercado mundial de divisas, en la que las distintas monedas miden su poder, aunque la hegemonía mundial la continúa ostentando el dólar estadounidense.

Según explica Pedro Calvo, de elEconomista.com, lo que está en juego es mucho más que una partida de ajedrez. En disputa, los 3,2 billones de dólares que se negocian cada día en el mercado de divisas, el más poderoso de cuantos componen el sistema financiero.

Pero en lo que va del año, es otro dólar, el australiano, el que se está mostrando todo su poderío en 2009 y es el que ha logrado destacarse en las últimas semanas al convertirse en una de las monedas más vigorosas, junto al real, entre las principales del mundo en lo que va de 2009.

Hasta la fecha, la moneda australiana acumula avances contra las diez principales divisas del mundo, que oscilan entre el 2,1% que se aprecia contra el dólar neozelandés y el 17,4% frente al yen japonés.

El secreto de su éxito es sencillo: las tasas de interés son más altas en Australia, donde se encuentran en el 3 por ciento, que en otros países o regiones, como EE.UU. – entre el 0 y el 0,25 por ciento – o la eurozona -1 por ciento-.

Sustentados por ese nivel, la deuda pública australiana ofrece unos rendimientos más suculentos con la norteamericana o la europea, de ahí que los inversores internacionales compren aussies para cazar ese premio.

El hecho de que los inversores internacionales busquen los mayores rendimientos que ofrecen esta divisa también responde a la renovada confianza que se respira en los mercados.

“Si la idea de recuperación mundial continúa ganando peso, dentro de las principales divisas, el dólar australiano, el dólar canadiense y el dólar neozelandés (conocidos como commodity currencies) seguirían mostrando un excelente comportamiento, y las divisas de mercados emergentes seguirán respondiendo positivamente”, comenta JohnHardy, estratega de divisas de Saxo Bank.

En cuanto a la moneda británica, su fortaleza resulta más sorprendente. No se basa, desde luego, en las tasas, que se encuentran en el 0,5%, sino en el fuerte castigo que sufrió precisamente en 2008, ejercicio en el que fue la moneda más débil entre las principales del mundo. Y aún puede brillar más.

Otra moneda con fuerte atractivo para los inversores es el rand de Sudáfrica, donde se espera que el banco central incremente las tasas hasta el 7,5%. Malcolm Charles, de Investec Asset Management, le explicó a Bloomberg que cree que “hay un elevado margen de rendimiento en Sudáfrica que hace al rand bastante atractivo”.

La divisa sudafricana ha ganado un 17% en relación al dólar este año, con lo que, según Charles, hacen a esta divisa una de las favoritas para el carry trade. De acuerdo con los datos de Bloomberg, el rand ofrecía el martes la mayor rentabilidad para el carry trade de entre las dieciséis divisas más importantes.

Hace un par de meses, los analistas de Barclyas subrayaban que el rand había conseguido la mejor evolución en lo que iba de año y adelantaban que todavía tenía margen para mejorar.

Noruega es otro destino cada vez más demandado, pues es el país en el cual los analistas esperan que empiece a subir las tasas antes de lo previsto, después de que el banco central de este país señalara la última semana que la economía está empezando a dar muestras de mejoría y dijera que podría ser apropiada dicha medida. Las tasas en ese país están en el 1,25%. La corona noruega subió un 14% frente al dólar desde finales de febrero.

Pero sin dudas el yen sigue siendo una de las monedas más atractivas para realizar operaciones de estas características debido a los bajos rendimientos que mantiene el Gobierno nipón, que dejó las tasas de interés en el 0,1% el pasado 11 de agosto.

Pero no es la única divisa interesante para esta práctica. En Europa el BCE mantuvo las tasas en el 1%, su nivel más bajo desde que se creó la unión monetaria y en Estados Unidos están casi en el cero (entre el 0 y el 0,25%) y el Gobierno ha inyectado millones de dólares en la economía para reactivarla.

Los efectos del carry trade
En el furgón de cola de 2009 figuran tres de las cinco divisas que más negociación acaparan cada día. Se trata, por este orden, del dólar estadounidense, el franco y el yen.

Aunque cada moneda soporta su propia penitencia, que en la actualidad no resulta nada pesada porque la caída de la divisa favorece las exportaciones, las tres comparten un motivo fundamental: el carry trade.

Pese a que sus respectivos países no son los únicos en los que el costo del dinero se encuentra por debajo del 1%, en estos momentos son las tres monedas que los inversores profesionales emplean como trampolín con el que obtener el dinero que les impulsa hacia activos más arriesgados, como la bolsa o el petróleo.

Esto, al mismo tiempo, provoca que estas monedas también sean las que más suben cuando las dudas retornan y esos mismos inversores huyen de los mercados con más riesgo para buscar refugio en otros más seguros, como la deuda pública.

Y ésta es la apuesta en la que confían para recuperar terreno en el tablero cambiario en lo que resta de año, algo que no descartan los expertos.

Así, el consenso consultado por la agencia Bloomberg espera que, hasta final de 2009, el billete verde remonte un 2,4% contra la libra esterlina, hasta los u$s1,61; un 3,1% contra el euro, hasta los u$s1,38; y un 3,6% contra el dólar australiano, hasta los 0,78 centavos.

Las nuevas modalidades de carry trade
Esta operatoria no es exclusiva del mercado cambiario, pues es habitual que se utilice en otros mercados como el de materias primas y el bursátil.

Para aquellos analistas que siguen la evolución del mercado de divisas es notoria la relación que desde un tiempo a esta parte se ha establecido entre los movimientos de la bolsa y de las materias primas y la relación inversa respecto del dólar.

Con las tasas de interés cercanas a cero por ciento, cualquier remuneración que puedan ofrecer las acciones o la revalorización de las materias primas por la inflación esperada, ofrecen una excelente oportunidad de inversión.

Es por eso que ya se está hablando del “Dollar Carry Trade”. De un tiempo a esta parte se presenta la alternativa de tomar prestados dólares para comprar materias primas, como oro, petróleo o incluso acciones.

En estos casos el activo que se compra no es un bono sino una commodity (oro, petróleo, trigo, etc) o acciones de empresas. De allí que en ocasiones de turbulencia en el mercado de divisas esta se traslade a otros mercados que a primera vista no están relacionados con este.