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La clase media “se confiesa” y dice cuánto necesita por mes para vivir

Los últimos cinco meses no fueron pacíficos para la clase media argentina. El alza en el nivel de precios y las consecuencias económicas por el conflicto entre el Gobierno y el sector agropecuario indexaron el nivel de ingresos que necesitan para sostener su nivel de vida.

Hoy, una familia tipo “dice” que necesita ganar más de $7.500 mensuales para cubrir sus gastos de consumo, según revela una encuesta de la consultora Ecolatina realizada entre integrantes de ese segmento.

Ello significa que su nivel de ingresos se deterioró un 10,5% en lo que va del año y un 25,6% en el transcurso de los últimos 12 meses. A su vez, cambió el comportamiento a la hora de comprar debido a la percepción de un mayor crecimiento en los precios y a la incertidumbre política y económica.

“La persistencia de tasas de inflación que se perciben elevadas, frente a una evolución de salarios paulatina, influyó sobre la situación económica presente y erosionó las expectativas de ingresos reales y empleo, que provocó una retracción en la demanda y estancamiento de los niveles de ahorro”, según se desprende de un informe de mayo de la Fundación Mercado.

Y agrega: “La continuidad del conflicto agropecuario estableció una incertidumbre en el desempeño futuro de la economía.”

Ingreso
Si bien una familia para no ser pobre necesita unos $1.000, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), las de clase media necesitan unos pesos más para solventar un alquiler, la educación de sus hijos, un servicio de salud privado, los gastos del auto y de esparcimiento.

En un sondeo realizado por la Fundación Mercado, las personas de clase media baja respondieron que necesitan entre $2.200 y $2.300 para cubrir su canasta de consumo.

En tanto, la consultora Ecolatina, que realiza relevamientos de precios mensuales, estimó que son $7.537 como nivel de ingresos lo que necesita una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos que alquila una vivienda, gasta un 11% de sus ingresos en mantener un auto y viajar, envía sus hijos a un colegio privado subvencionado que le consume casi el 10% de sus ingresos, gasta un 9% en salud, dedica casi un 9% al esparcimiento y ahorra un 10% de sus ingresos, entre otros gastos.

Las dificultades para seguir posicionado en la clase media se evidencian cuando se considera que en marzo la remuneración bruta promedio del sector privado registrado ascendió a $2.539, según datos del Ministerio de Economía, el alquiler promedio en Capital Federal estaba en $1.200 a fin del año pasado, según lo calculado por Reporte Inmobiliario, y la cuota de un colegio privado puede rondar los $700 promedio, según lo relevado por la secretaría de Comercio Interior.

Evolución de la canasta
Hace un año atrás el mismo grupo necesitaba menos para cumplir con el mismo nivel de consumo. Según afirma Ecolatina, en mayo de 2007 necesitaba unos $6.000 para pagar sus gastos. Los incrementos en alimentos y bebidas, de casi un 40%, junto con los de atención médica, educación e indumentaria y calzado, de más del 20%, muestran cuáles fueron los rubros más golpeados por el aumento de precios.

Después de 2001, el aumento del nivel de empleo y el mejoramiento de las escalas salariales mejoraron y permitieron a la clase media recuperar el estándar de consumo que había perdido con la crisis. Pero hoy los indicadores de la capacidad de compra de los trabajadores están estancados.

“La gente está asustada ante la incertidumbre, la inflación erosionó los aumentos de salarios y redujo el poder adquisitivo y hace un año que no aumenta la cantidad de puestos de trabajo”, explicó el economista Camilo Tiscornia, de la consultora Castiglioni, Tiscornia & Asociados.

Hace cinco meses, las familias necesitaban un 10,5% menos para cumplir con ese nivel de consumo, es decir, 6.819 pesos. La inflación inercial, profundizada por el desabastecimiento provocado por la crisis del campo, afectó el bolsillo de la clase media en el rubro alimentos y bebidas, que aumentó más del 13%, indumentaria y calzado, más del 12%, y educación, que aumentó más del 16%, según lo relevado por la consultora.

Por eso la clase media está cambiando su perfil de consumo. José Luis Grandi, director de la consultora Home Research, explicó que a medida que se sube en la escala social, la gravitación de la canasta de productos básicos (como arroz, harina, caldos) disminuye dentro de la estructura de gastos en consumo y empieza a crecer otras canastas de alimentos (como conservas, congelados, artículos de limpieza mas sofisticados). “Pero con esta coyuntura, se pierde sofisticación”, dijo.

De prescindibles a básicos
“Con el problema psicológico de lo que ocurre con el campo y el real de la inflación, la clase media cambió de hábitos de consumo, al igual que en la crisis de 2001, aunque no con una tendencia tan acentuada”, dijo Grandi. Y confirmó que el consumo general cayó un 4% interanual, y que este segmento hizo una transferencia de compras entre las categorías de bienes prescindibles (café soluble, marcas de mayor precio, jugos, artículos de limpieza específicos), que cayó 2%, a productos básicos, cuyo casi no cayeron.

La consultora LatinPanel Argentina coincidió en que las familias de clase media disminuyeron su consumo de la canasta básica en un 1% en la Capital Federal y Gran Buenos Aires (GBA).

Grandi explicó que en la medida que el poder adquisitivo fue escalando posiciones, el consumo se fue haciendo más sofisticado. Desde 2003, los sectores medios buscaban bienes de mayor precio y marcas específicas (también de mayor precio). Pero desde fin del año pasado, esa tendencia se amesetó y, finalmente, cayó el mes pasado.

Adelanto de consumo y durables
La clase media tiene hoy un comportamiento defensivo de adelantar consumo: transfiere la adquisición de los bienes masivos hacia los durables. “La gente restringe la compra de bienes masivos, es decir, gasta menos en el supermercado –dijo Grandi-. Pero eso que gasta de menos no lo ahorra, sino que lo aprovecha para comprar bienes durables.”

A pesar de este comportamiento, la Fundación Mercado registró que la tendencia de compra de durables descendió en mayo al 9%, por debajo de la media anual de 10 por ciento. El motivo es que el dinero que las familias destinan a gastos básicos como alimentos, vestimentas y educación crece empujado por el aumento de precios, entonces queda menos margen para destinar a bienes durables y ocio.

“Los bienes necesarios van tomando con la inflación mayor proporción del ingreso y queda menos para consumos de otro tipo, como turismo, salidas a comer, compra de autos, electrodomésticos o equipos de tecnología”, explicó el economista de la consultora Joaquín Ledesma & Asoc., Gabriel Caamaño Gómez.

También, ante la incertidumbre, se restringen rápidamente los consumos que no son esenciales. “En realidad, se exacerba algo que venía pasando por efecto de la inflación”, agregó Evelyn Dorsch, economista del mismo estudio.

Esta tendencia se acentúa por las medidas que fueron tomando los bancos y grandes retails sobre algunos de los factores que hasta el momento habían permitido que muchos hogares incrementaran sus gastos:

* se encareció el costo de los préstamos personales
* las grandes cadenas dieron por finalizada sus promociones de pago en 24 cuotas sin interés, limitando la capacidad de compra de los consumidores

“El encarecimiento del crédito pone un freno a la compra de bienes durables y semidurables, ya que muchos de ellos se adquirían con financiamiento y se están encareciendo”, comentó Caamaño.

Perspectivas
La clase media representa el 35% de los hogares de Capital Federal y GBA y, por lo tanto, su comportamiento respecto del consumir se considera como un termómetro de lo que pasa en la sociedad en épocas de crisis y bonanza. Durante el período de bolsillos llenos, la clase media aumenta sus consumos especiales, en tanto, es la que más reacciona en épocas de crisis porque disminuye su ingreso y por las expectativas.

Según un relevamiento de la Fundación Mercado realizado en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario, Tucumán, Bahía Blanca y Neuquén, el mes pasado, cayeron:

* El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), 5,4%, para quedar en 39,8%
* El Índice de Confianza del Ahorrista (ICA), 4,1%, para quedar en 37,8%
* El Índice de Confianza de las Familias (ICF), 5.2%, para quedar en 39,1%

La capacidad de ahorro presentó un ajuste negativo de 22% en abril a 20.3% en mayo. Frente a una situación de ingresos estable, el ajuste de planes de consumo y ahorro se explica por una baja percepción de los ingresos reales y por expectativas negativas de inflación que arrastran las expectativas económicas y de empleo.

Respecto de las expectativas, la Fundación Mercado relevó que:

* un 68.1% de las familias esperan que los precios suban en mayor porcentaje al actual,
* frente a un 29.9% que espera que se mantengan en los mismos niveles y
* un 2.0% que bajarán.

Así, se mantiene el ajuste de consumo y ahorro presente observado en los meses anteriores que se traslada a la tendencia de consumo de mediano y largo plazo, concluye la fundación.

Caamaño Gómez, dijo que el crecimiento del consumo se va a desacelerar. “Puede ser que una vez pasada la crisis, el consumo recupere dinamismo, pero no en los mismos niveles anteriores a la crisis: venía creciendo al 9%, y va a pasar a ubicarse entre el 3 y 5%”, dijo.

Y agregó que el ajuste inflacionario de precios relativos que reduce el poder de compra y lastima al consumo, que es el motor del crecimiento, provocará un enfriamiento de la economía porque la inversión no tomará la posta del consumo hasta 2009-2010.