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La comunicación emocional en el ámbito de los Recursos Humanos

En el ámbito de la gestión del capital humano trabajamos siempre, consiente o inconscientemente, sobre un proceso lingüístico. La forma en cómo presentamos los diferentes argumentos condicionan la variable de impacto directo sobre el personal. Ya lo dice el experto Rafael Echeverría: “Lo social, para los seres humanos, se constituye en el lenguaje. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico…” y agrega: “El lenguaje puede afectar las emociones, así como las emociones pueden afectar el lenguaje. Debido a nuestro estado emocional, entablaremos ciertas conversaciones y no estaremos disponibles a otras.”

El lenguaje crea realidades y esas realidades articulan la relación entre las personas. Por ello, es importante que el profesional de recursos humanos pueda identificar y neutralizar una serie de bloqueos que las personas presentan usualmente al decodificar los mensajes que reciben.
Los bloques son ataduras que no permiten buscar una comprensión dialogada de las necesidades individuales y grupales. Son barreras mentales que deben ser tenidas en cuenta al momento de relacionarse con los activos humanos. Estos bloqueos se encuentran en la mente de cada uno de los actores de la organización, sin importar su escalafón jerárquico. Los tipos de bloqueos más relevantes son:

a. Emocionales: se encuentran directamente afectados por nuestro estado de ánimo y nuestro carácter emocional. La mayoría nos acompaña desde la niñez y nos impide actuar y comprender más allá de los límites establecidos.
b. Culturales: son impuestos por el grupo, social u organizacional, mediante la censura de determinadas acciones o reacciones que se podrían suceder ante un disparador determinado.
c. Intelectuales: se encuentran ligados a la posibilidad mental de elegir la estrategia más adecuada. Tiene mucho peso aquí la variable formativa, sin embargo no es determinante.
d. Perceptuales: son frenos que imposibilitan observar la realidad de forma integral. Lo que nos rodea es percibido de forma reducida y parcelada de acuerdo al bloqueo específico que nos limita. Son los más relacionados al mundo de la comunicación, el “otro no entiende” qué le queremos decir. Las percepciones son interpretaciones basadas en la experiencia y se encuentran íntimamente ligadas a nuestro sistema de valores, creencias y rutinas.

La emoción, elemento íntimo de la condición humana, es un factor cada vez más relevante para entablar una comunicación efectiva. En este ámbito, los valores de la percepción son aquellos que nos permiten dilucidar que pretende cada actor. Y, al decir de Edward de Bono, es importante recordar que lo que se pretende no siempre se corresponde con la realidad. He aquí, un factor clave al momento de repensar la particular trama sociológica de cada organización.

Una estrategia de recursos humanos efectiva debe atender a los bloqueos de cada uno de los actores y generar una relación emocional, basada en el diálogo, que permita generar espacios de empatía y resiliencia socio-organizacional. Así, podrá saber qué necesita cada uno de sus interlocutores y cómo accionar para impactarlos positivamente. En definitiva, quienes accionamos en el ámbito del capital humano, siempre buscamos mejorar el cumplimiento de los objetivos corporativos.

Concluyendo se puede afirmar que la generación de políticas internas tendientes a la comprensión de la diversidad, la acción sobre las presiones y frustraciones laborales, el trabajo en equipo y la generación de una actitud empática; posibilitará un mayor desarrollo organizacional.