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La crisis mundial lleva a las empresas a una guerra por el crédito en el mercado local

Desde septiembre último el escenario cambió. El colapso global del crédito, después de la caída de Lehman Brothers, deterioró la liquidez.

Para las empresas argentinas que se financiaban en el exterior, las puertas se cierran. Por la escasez crediticia, sólo les queda recurrir a bancos y al mercado de capitales locales, restringidos por la incertidumbre.

En este contexto, las grandes compañías se dirigen a la banca pública ante los altos costos y la caída de las líneas que ofrecen los privados. Pero en un país alejado del financiamiento externo y con salida de capitales, los fondos son limitados. Es por ello que se espera que las Pyme deban luchar más duramente por acceder a los créditos frente a la competencia que suponen sus pares multinacionales o de gran tamaño.

El mercado externo está cerrado
La repentina disminución de las líneas crediticias externas para las compañías argentinas, que empezó a fines de septiembre, hizo surgir la demanda de financiamiento en el país.

Las noticias sobre las pérdidas bancarias y la cantidad de activos tóxicos aún existentes en las carteras de los principales bancos no dejan de aparecer. Mientras se multiplican las nacionalizaciones y salvatajes que encaran los gobiernos, el crédito escasea sobre todo para las empresas argentinas.

En ausencia de otras opciones, el banco JP Morgan espera que las compañías incrementen la confianza en los bancos más que en el mercado de capitales (aunque a un mayor costo y en estructuras más conservadoras, como la prefinanciación de exportaciones) y proyecta un incremento en el número de empresas de baja calificación que necesitarán una reestructuración de su deuda, según detalla en su informe sobre empresas de países emergentes.

El banco señala, sin embargo, que las presiones sobre el financiamiento doméstico serán más livianas en aquellos países que gozan de un mercado de capitales relativamente profundo, fuertes inversores institucionales domésticos (fondos de pensión y compañías de seguros) o sectores bancarios relativamente líquidos que están posicionados en tomar riesgo.

Pero en la Argentina se ha tomado la decisión de estatizar los fondos previsionales que manejaban las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), lo que le hizo ganar participación al gobierno en la deuda de algunas de las más importantes empresas, que a su vez redujo la liquidez y profundidad del mercado de capitales local.

Sólo quedan los bancos, hoy sentados en su liquidez. La incertidumbre minó la base de depósitos del sistema y llevó las tasas de interés a niveles impagables por las empresas y a una reducción de las líneas crediticias.

En esa búsqueda del crédito local, la batalla se librará entonces entre las empresas que buscan obtener fondos de una masa limitada y escasa: las grandes, con mayor acceso, y las Pyme, más riesgosas.

“Cuando hay poca masa prestable, los bancos eligen a las empresas fáciles de auditar, que son las grandes, generalmente multinacionales y asociadas al sector exportador”, explicó el economista de la consultora Prefinex, Osvaldo Cado.

“El sector real no la va a pasar bien este año y los bancos se pondrán puntillosos para prestar dinero, a diferencia de hace dos años cuando esperaban que la economía creciera”, agregó.

En tanto, el ex presidente del Banco Central (BCRA), Rodolfo Rossi, coincidió en que “la demanda de crédito de las empresas más chicas es reducida, pero más vulnerable, porque tienen mayor competencia, no venden tanto al exterior sino al mercado interno, tienen pasivos malos y no cuentan con el respaldo de una empresa extranjera”.

Además, la atención a las pequeñas empresas “demanda un gran esfuerzo de organización debido a que la carga administrativa de evaluar el riesgo Pyme es, en relación a los prestamos otorgados, mucho mayor que en el caso de una gran empresa”, explicaron en el Banco Nación.

De hecho, existe preocupación oficial ante el llamado crowding out: que las grandes empresas le quiten espacio a las pequeñas y medianas en la obtención de fondos para financiarse, según explicaron funcionarios públicos a iProfesional.com.

Las Pyme transitan varios meses de recorte de financiamiento bancario y de suba de costos. Hoy el descubierto puede costarles hasta 38%. En tanto, el costo promedio de un préstamo para una empresa de primera línea es del 25 por ciento.

Deuda
El JP Morgan prevé que un bajo interés inversor en la Argentina, una contracción del 1% de la economía, el control de capitales y los riesgos de transferibilidad y la muy probable devaluación de la moneda tengan “un impacto en los índices de apalancamiento y la habilidad de las empresas nacionales para servir su deuda”.

Al sumar los u$s730 millones de bonos de compañías que vencen este año a los préstamos sindicados, de u$s583 millones, la deuda total que deberán refinanciar o cancelar las empresas locales asciende a u$s1.312 millones.

La clave este año será conseguir los fondos en un mundo crediticio que se achicó. Gabriela Catri, directora de Corporate de la calificadora de riesgo Fitch Rating, contó que el acceso al crédito ya es complicado desde el año pasado y espera que este año también lo sea. Según datos de mercado, las emisiones cayeron desde más de u$s2.100 millones, en 2007, a u$s65 millones, en 2008.

“La emisión de obligaciones negociables de entidades financieras y corporaciones será más difícil en el exterior este año. Muchas empresas evalúan el mercado local para refinanciar sus deudas o financiar proyectos de inversión, pero con la incertidumbre de desconocer el rol que cumplirá el ANSES (Administración Nacional de Seguridad Social)”, en su rol de inversor de los fondos previsionales, dijo Catri.

Mientras tanto, las compañías están haciendo ajustes ante un 2009 que se perfila de bajo crecimiento económico y de caída del precio de las commodities: revisan a la baja su crecimiento estimado, reducen las inversiones de capital e implementan estrategias financieras mucho más conservadoras para mejorar la liquidez y reducir la dependencia de los mercados financieros.

En opinión del JP Morgan, los sectores más vulnerables son los relacionados con las commodities (como petróleo y gas, metales y agrícolas). Entre las empresas más vulnerables, señala a las argentinas Impsa, TGN, Autopistas de Sol y Mastellone.

“El deterioro significativo de la situación financiera de Argentina” no escapa al JP Morgan. Señala que la sobretasa que pagarán las empresas sobre la mínima del grado de inversión seguirá siendo manejada por el crédito soberano más que por los fundamentals de las compañías.

En un mercado de capitales global mucho más acotado, los títulos corporativos argentinos pagan una tasa promedio del 18% y quedan relegados frente a los de empresas norteamericanas riesgosas, que pagan un 11%, según calculó un asesor bursátil.

El riesgo país crece con la mayor posibilidad de que la Argentina no honre sus vencimientos de deuda. Para las empresas locales, aunque no parecen enfrentar importantes vencimientos este año, el riesgo de potenciales defaults podría incrementarse dada la restricción que implica los controles de capitales y el contexto negativo de la economía argentina, según el JP Morgan.

La alternativa es la banca pública
Si la contracción del crédito internacional lleva a las empresas a buscar el financiamiento de la banca nacional, las altas tasas de interés y la política más restrictiva de las entidades privadas, limitan el acceso a los fondos de los bancos oficiales.

El JP Morgan explica que el consentimiento de los bancos para refinanciar los préstamos sindicados, que en Argentina calcula de u$s583 millones, dependerá de la fortaleza de sus balances durante 2009 y la calidad y profundidad de las relaciones bancarias. Refinanciarse será más fácil, entonces, para empresas con referencias y de alta calificación crediticia.

Sin embargo, los bancos privados están cortando las líneas para financiar los planes de inversión. Se vencen los préstamos que habitualmente se renovaban, y hoy las entidades piden que se cancelen.

Así, en los últimos meses, muchas empresas están tratando de gestionar créditos en los principales bancos públicos: Nación, Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires.

En el Nación confirmaron que desde hace dos meses han registrado una mayor demanda de empresas que se acercan a la entidad o extienden las líneas existentes porque “hay problemas para financiarse en el resto del sistema”.

La cartera del Nación creció 60%, cuando el sistema sólo lo hizo en un 20% el año pasado, y ganó dos puntos del mercado, hasta el 14%. Hoy las grandes empresas representan el 20%, pero Rossi prevé que este porcentaje crecerá hasta ocupar entre el 40 y 45% del crédito total a las grandes empresas.

Entre las líneas solicitadas por las grandes compañías, el 50% son de prefinanciación de exportaciones. Las grandes exportadoras (10% del total) se financian a través de bancos y aunque esta situación se mantiene, ahora hay más limitaciones. Para el director ejecutivo del a Fundación Exportar, Marcelo Elizondo, el financiamiento “será más difícil para las empresas con operaciones esporádicas o las que quieran obtener una línea nueva”.

Durante este año, la estrategia del Nación será aumentar la penetración en el segmento de préstamos a la producción, en particular a las Pyme, y a tratar de ampliar la cartera de grandes empresas.

La entidad apunta a aumentar su participación siguiendo la evolución iniciada el año pasado. Para Rossi, la banca pública llegará al 50% del mercado, desde el 25% actual, por un mejor fondeo.

Los bancos públicos tienen liquidez suficiente como para financiar esta expansión del crédito productivo. Han recibido los depósitos del Estado, mientras el resto de los bancos pierde los de propiedad privada. Aunque en la competencia por sus créditos no sólo participan las Pyme y las empresas grandes, sino también el Estado.