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La deco de un loft

En los sesenta los artistas neoyorkinos comenzaron a habitar y trabajar en edificios industriales abandonados al no poder costear las altas rentas. A más de cinco décadas, los lofts se han convertido en una opción de vivienda que da respuesta a los nuevos estilos de vida tanto de los amantes del arte y diseño de vanguardia, como de aquellos que gustan vivir en un ambiente de libertad.

Este tipo de viviendas surgió en Norteamérica, cuando grandes zonas industriales fueron desmanteladas y comenzó a darse un uso residencial a las antiguas fábricas, galpones, talleres o almacenes.

Las nuevas viviendas se caracterizaron por su gran tamaño, techos altos, enormes ventanales que permitían la entrada de mucha luz, y la conservación de los materiales originales como el concreto y el acero que les conferían un aire industrial.

Rápidamente, estas construcciones pasaron a ponerse de moda entre artistas e intelectuales, y de ahí en adelante, fueron adoptados por la población en general.

De hecho, el mercado inmobiliario ha reinventado el concepto de loft, presentándolo como una tipología de vivienda singular, con más superficie y volumen que la vivienda tradicional y un programa más flexible.

La “adopción” del loft condujo a una nueva estética urbana. La conservación de los materiales originales -como el hormigón, el ladrillo y el hierro- y los grandes ventanales y techos altos impulsaron la creación de un estilo específico para ellos, al punto que hoy en día se construyen viviendas con “estilo loft”. Pero aquí hay que hacer una distinción importante: no es igual un loft que surge a partir del reciclado de una casona antigua de 120 m2 en Palermo Soho (que puede tener pisos de madera, techos con bovedilla y un patio lateral embaldosado en cerámica roja), que el que se puede lograr a partir de un galpón de 400 m2, que efectivamente fue pensado para uso industrial.

Algunas cosas que tendrán en común -que por otro lado son características de esta arquitectura- serán la luz natural, los grandes espacios y la falta de ornamentación.

Las paredes suelen ser lisas, y permiten ver el cemento gris que destaca con el blanco del techo. Los espacios respetan la estructura original de los talleres industriales, como colores fríos, caños (de agua, gas, para el transporte de cables y calefacción) a la vista, como así también las vigas en el techo. Los pisos pueden ser de listones recuperados de pinotea, o de cemento alisado. Priman las líneas rectas, ausencia de tabiques (como mucho algún panel separador), entrepisos para aprovechar la altura a los que se accede a través de rampas o escaleras.

La decoración de un loft está siempre asociada a la sencillez, al estilo minimalista, con muebles integrados al diseño arquitectónico ya que casi todos los elementos que lo forman están a la vista.

En cuanto a muebles, hay varias opciones posibles y dependen del estilo del loft y del gusto de los dueños.

El loft es de por sí un espacio frío, por lo que la ambientación debería contrarrestar este aspecto para hacerlo más acogedor. Una recomendación es pensar en hacer un mix, por ejemplo con muebles contemporáneos y algún “touch” de estilo, o directamente utilizando muebles rústicos, con accesorios en iluminación y objetos de decoración con una línea contemporánea y minimalista. El loft admite como ninguna otra vivienda las combinaciones extremas, como mezclar, por ejemplo, un diseño actual con un clásico de los años cincuenta, piezas de líneas sobrias con muebles barrocos.

También se le puede dar toques de calidez mediante el uso de telas en cortinas, alfombras, almohadones y acolchados. En este sentido, los colores para la deco de este año son los mismos que se imponen en la indumentaria: morados, uva, violeta, gris (o plateado) y siempre el clásico negro.

De todas formas, se puede abusar de una paleta cromática menos contenida que una vivienda habitual porque en el loft se dispone de amplitud visual. Rojos, ocres, naranjas, verdes, azules también lucen en toda su plenitud en los suelos o paredes. Las maderas oscuras como el wengue o las piedra naturales son una opción recomendable.

Lo más importante es reducir al máximo necesario la cantidad de muebles para lograr un ambiente limpio, de continuidad espacial visual y diáfano, característico del loft.