Inicio Empresas y Negocios La “devaluación silenciosa” sigue firme y el dólar toma el timón de...

La “devaluación silenciosa” sigue firme y el dólar toma el timón de la economía

Si algo había causado sorpresa, y hasta cierto escepticismo entre industriales y algunos empresarios, fue que el Gobierno en ninguno de sus últimos anuncios se haya referido al tipo de cambio y a la búsqueda de un dólar más alto como caballito de batalla de su actual política económica.

El primer baldazo de agua fría lo recibieron los dirigentes de la Unión Industrial (UIA), cuando la presidenta Cristina Kirchner en pleno acto de la entidad anunció el proyecto de repatriar capitales y dar beneficios impositivos a quienes blanqueen personal, cuando todos los popes de la entidad esperaban que haga referencia a mejorar el tipo de cambio para recuperar, lo que ellos llaman, la competitividad perdida. Horas más tarde la Presidenta dio su siguiente anuncio, el famoso megaplan de obras públicas por $71.000 M. Pero ahí tampoco hizo mención al valor que debía regir para la divisa.

Sin embargo y más allá de cualquier anuncio, el billete verde sigue desde hace meses su carrera ascendente. Esta vez, su escalada tiene algo muy especial que la impulsa y caracteriza: le conviene a todos, tanto al Gobierno, como a los industriales y hasta al propio Banco Central (BCRA). Algo que no ocurría en situaciones anteriores, cuando el beneficio de unos finalmente redundaba en graves problemas para otros.

A los industriales les conviene porque favorece a las exportaciones argentinas y frena el ingreso de productos importados, al encarecerlos. Al Gobierno le sirve para licuar sus gastos en pesos (salarios de empleados estatales), al obtener más moneda local por los dólares que recibe vía retenciones. Y hasta al Banco Central le resulta ventajoso para atenuar la búsqueda del dólar como refugio por parte de particulares y empresas, al poner su precio un poco más elevado.

Claro está, que para que esta “devaluación silenciosa” siga funcionando deben mantenerse dos aspectos clave bajo control: el primero, es demostrar a la sociedad que el Banco Central tiene la sartén por el mango y que puede regular a su antojo el precio de la divisa, (aunque a veces para dar muestras de ese poderío deba sacrificar reservas e incluso exagerar, como cuando lo llevó a tres pesos). El segundo, es que la suba no se traslade a la inflación (y el actual es un momento propicio porque la caída en el consumo así lo permite).

-Primera variable en juego: una sociedad dolarizada obliga a una suba lenta y cautelosa
“La sociedad mira al dólar casi obsesivamente”, comentó Eric Ritondale, economista de Econviews a iProfesional.com. Y esta permanente preocupación por lo que pasará con la divisa obliga al Banco Central a redoblar su esfuerzo para mostrar que todo está bajo control.

Toda corrección ascendente debe ser realizada con extrema cautela y producirse en un lapso prudencial de tiempo, muy de a poco, con subas y bajas en el camino. “La sociedad argentina está dolarizada desde hace décadas y cualquier alza abrupta revive viejos temores y genera la sensación de que el dólar puede descontrolarse”, resaltó un analista a este medio.

La esquizofrenia que gira en torno de la cotización es tal que, mientras los expertos esperan que cierre el año entre los $3,40 y $3,50 (con algunas excepciones que hablan de $3.70), según una encuesta de Poliarquía la mayoría de la gente espera que en diciembre llegue a 3,53 pesos.

En tanto, el economista Carlos Melconian aseguró: “Estamos en la dolarización más alta que yo recuerde”. Es cierto que desde hace seis años el mercado no registraba la cotización actual. Mientras tanto, los futuros en el Rofex ya operan a $3.50 y se espera $3.55 para enero.

-Segunda variable en juego: para esa suba gradual hubo que reducir la demanda
Una cadena de hechos le permitió a la entidad monetaria comenzar, gradualmente, a modificar la política cambiaria.

Una de ellas fue una salida de plazos fijos de los bancos más aplacada, tanto porque se empezaron a pagar mayores tasas en las entidades como porque se ejerció mayor control a la compra de dólares. Así, al cabo de noviembre los depósitos del sector privado se recuperaron en $1.795 millones y los plazos fijos subieron $140 millones.

Cabe aclarar que esta suba se dio principalmente en aquellas colocaciones a menos de 60 días y por parte de los grandes operadores que, mientras esperan que se esfumen los controles, especulan con el corto plazo y aprovechan para hacerse de “unos pesitos”.

Jorge Todesca, director de Finsoport, explicó que el BCRA está probando el mercado con niveles de tasas altas mientras trata de subir el dólar. “Es un trabajo artesanal el que está haciendo la entidad para que no se vayan los depósitos de los bancos. Con este interés y con un mercado más tranquilo, se podrá seguir subiendo”, comentó el economista.

Los bancos llegaron a pagar 20% anual por los plazos fijos a 30 días, en tanto que la Badlar (el interés para colocaciones que superan $1 millón) trepó al 23%, una cifra no registrada desde principios de 2003.

Un dato clave es que por primera vez en años la suba de tasas combinada con la desaceleración de la inflación hace que los intereses pagados por las colocaciones, en términos reales, estén a un paso de ser positivos. Es decir, que los rendimientos obtenidos le sirvan al ahorrista para protegerse de la suba general de precios.

Como contrapartida a la mayor tasa que deben ofrecer los bancos para tentar al ahorrista y alentar las colocaciones a plazo está el aumento en el costo del dinero para los préstamos a particulares y empresas.

En este sentido, Jorge Vasconcelos, economista del IERAL, resaltó su impacto negativo en la evolución de los créditos para el consumo y la mayor traba para el financiamiento empresario.

-Tercer variable en juego: por ser suba administrada, el dólar no es el de equilibrio
Llevar de a poquito y de manera silenciosa el billete verde al valor que debería tener según oferta y demanda, hace que el tipo de cambio quede desalineado y deba ir en busca de su “equilibrio perdido”. Más aún si operan factores externos, como la crisis actual, que produjo abruptas devaluaciones en otras monedas de la región.

Reposicionar la Argentina en la región es, sin dudas, uno de los objetivos claves de la devaluación de la moneda. “Con un tipo de cambio real de equilibrio que subió producto del shock externo, el tipo de cambio real actual quedó desalineado”, explicó el economista Miguel Ángel Broda.

Broda sostuvo que “el valor de equilibrio estaría entre $3,70 y $4, en circunstancias de presión dolarizadora y sin contar con los controles gubernamentales a la compra de divisas”.

También el rector de la UCEMA, Carlos Rodríguez, afirmó que la cotización de la moneda norteamericana está bastante atrasada y que debería valer lo que el mercado determina.“Todo me sugiere que el actual no es un nivel acorde con el nuevo precio de las commodities y con la salida de capitales que hay”, sostuvo Rodríguez. Y añadió: “No me cabe la menor duda que el Gobierno va a desdoblar el mercado cambiario.”

En tanto, la consultora Ecolatina estima que para fin de año cotizará entre $3.85 y 4 pesos.

-Cuarta variable en juego: la suba administrada distorsionó la paridad con el real
Un factor clave que acelera la carrera alcista lo da fuerte devaluación sufridas por otras monedas frente al dólar, que no fue seguida por el peso al estar bajo el sistema de flotación administrada impuesto por el Banco Central. Y esto tiene un fuerte impacto en la competitividad cambiaria. Desde agosto:

* Brasil devaluó 43%
* México devaluó 30%
* Chile devaluó 26%
* Uruguay 22%

En el caso de Brasil, que es el principal competidor de la Argentina, el BCRA de ese país intervino con u$s49.500 millones entre el 19 de setiembre hasta noviembre, para detener la disparada del dólar frente al real, como consecuencia de la crisis financiera mundial. Cabe aclarar que al desatarse la crisis global el país vecino también sufrió fuga de dólares, se secó la plaza cambiaria y esa menor oferta de billete verde hizo subir su precio frente a la moneda local.

El dólar superó los 2,50 reales, una marca que no se lograba desde mayo de 2005, mientras que le ganó terreno al real en un 40% desde el pasado agosto, cuando la moneda estadounidense oscilaba en 1,50 y 1,55 reales.

En este sentido el presidente de la UIA, Juan Carlos Lascurain, afirmó que los industriales no están pidiendo una devaluación del peso, sino medidas que tiendan compensar las diferencias del tipo de cambio con otros países de la región, especialmente Brasil.

-Quinta variable en juego: para licuar gastos en pesos se necesita un dólar más alto
Una cotización más elevada, aplicada sobre el porcentaje que se retiene, ayuda a compensar el fuerte derrumbe en el precio de las materias primas, en especial cuando todo indica que el “yuyito” dejó de ser quien apuntale el creciente gasto público, tal como ocurrió otros años.

Menos dólares pero que se conviertan en más pesos ayudan, en parte, a pagar sueldos de empleados estatales.

En este sentido, el mercado está atento a las nuevas condiciones de las commodities, con un precio de la soja abajo de los u$s300 por tonelada mientras que el barril de petróleo, después de trepar a más de u$s100, está por debajo de 50d dólares.

La nueva realidad hizo que de los u$s72.000 millones de exportaciones de 2008 se esperen u$s64.000 millones para el año próximo. “El saldo comercial también se reduciría de u$s13.000 millones a sólo u$s5.000 millones, dando un duro golpe a la cantidad de divisas disponible en el mercado local”, advirtieron los analistas.

En cuanto a las importaciones, un cambio en la moneda permitirá reducir la avalancha importadora, haciendo que los productos que llegan, en particular de China e India, se encarezcan y esto sirva para proteger el empleo local.

La inflación debe estar bajo control
La inflación más moderada que se pudo observar en el mercado en los últimos meses fue la llave que permitió abrir la puerta de un tipo de cambio más alto. Aldo Abram, de la consultora Exante, resaltó que por ahora el Central está logrando modificar la política monetaria sin mayores consecuencias, pero advirtió: “Creo que si sube mucho la cotización, volverá el descontrol en la inflación”.

También Camilo Tiscornia, de Castiglione, Tiscornia y Asociados, consideró que la suba no puede ser abrupta porque podría trasladarse a precios. “Debe haber un incremento para recuperar competitividad por vía cambiaria, pero el cambio debe ser prudente, no creo en una megadevaluación”, explicó.

Ritondale, en tanto, consideró que los factores que traccionan la inflación actualmente están colaborando para disminuirla. “Con un nivel de actividad planchado, el dólar 10 centavos más arriba no será problema para la inflación, más con el consumo frenado”.

Mientras que el economista Eduardo Curia aclaró también que “puede ser que el tema cambiario no tenga una repercusión en los precios, máxime cuando estamos en desaceleración y con precios internacionales que antes presionaban hacia arriba y ahora presionan a la inversa”.