Inicio Empresas y Negocios La empresa no debe ser familiar… sino de familia

La empresa no debe ser familiar… sino de familia

Familiar y de familia, a veces, son expresiones coincidentes. Sin embargo, hay ocasiones en las que implican matices claramente diferenciados.

“Una cara familiar” es la cara de alguien que nos resulta conocido, pero no sabemos quién es. Cuando decimos “una cara de (nuestra) familia” en cambio, aludimos a que alguien tiene algún rasgo típico de un linaje familiar.

“El patrimonio familiar” es equivalente a decir “el patrimonio de la familia”. “Asuntos familiares” son cuestiones propias de los miembros de la familia. Pero, seguramente, cuando elegimos esa expresión no queremos significar lo mismo que cuando decimos “asuntos de familia”, denominación que reciben, en general, los conflictos ligados a adopciones, divorcios, filiación,etc.

Algo así ocurre entre las expresiones empresa de familia y empresa familiar, aunque la mayor parte de quienes escriben y tratan estos temas no suelen realizar esta importante diferenciación.

Digamos que, si tanto se habla de “empresa familiar” es por una equivocada traducción del inglés, ya que “family business” no debe traducirse como “empresa familiar” sino como “empresa de familia”. Si, por el contrario, quisiéramos decir en inglés “empresa familiar” deberíamos decir “familiar business” o “familiar company”.

¿Y cuál es la diferencia entre una expresión y otra?

Digamos que una empresa de familia es una organización de bienes y servicios para la producción de bienes y servicios cuya titularidad de capital y plantel en actividad están constituídos en forma predominante por miembros de una misma familia. Al decir “de familia” se está describiendo una situación objetiva que la diferencia de las sociedades compuestas por quienes no son familiares entre sí.

En cambio, en el concepto de empresa familiar, la palabra “familiar” constituye un calificativo del sustantivo empresa. Entonces, resulta fácil imaginarse a esa empresa como una organización poco o nada diferenciada de la familia, donde los límites, los permisos y, en general, las decisiones, tienen su origen en el vínculo personal (familiar) de sus integrantes.

Quizás, quienes hayan llegado a leer hasta este punto estén perplejos: ¿acaso una simple palabrita puede tener tanta significación?

Digamos que la empresa tiene por finalidad la eficiencia y el lucro, en tanto que la familia tiene por finalidad el bienestar de sus integrantes y la contención de ellos hacia su realización personal. Podríamos deducir, entonces, que si alguien se confunde inconscientemente respecto de los fines de la “empresa familiar”, podría concluir que es una organización de bienes y servicios para la contención de los miembros de la familia hacia su realización personal. De ahí a la laborterapia un solo paso…

Pero lo más grave es el conjunto de ineficiencias contenidas en esa confusión terminológica. Porque, si se trata de unaempresa familiar y el que gerencia no es el gerente sino mi papá y la que administra los recursos no es la tesorera sino mi tía, las pautas de conducta dentro de la empresa pasan a ser, fundamentalmente, fuente de ineficiencias.

Estamos en un mundo muy competitivo como para que cualquier empresa pueda darse el lujo de quedar rezagada porque no logra los estándares de eficiencia de su competencia. Porque eso se traduce, indefectiblemente, en pérdida de mercados y de oportunidades, lentitud en las cobranzas, falta de alineamiento del personal, decisiones adoptadas de manera arbitraria o, lo que es igual, en la parálisis absoluta para decidir.

Entonces, frente a la crisis, muchas “empresas familiares” cuyos integrantes deciden luchar, no tienen más remedio queconvertirse en verdaderas y eficientes “empresas de familia”. El problema es que, a veces, es demasiado tarde.