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La Gripe en las personas con enfermedad cardiovascular

La pandemia de gripe actual, iniciada en abril de 2009 y ocasionada por el virus A (H1N1) sigue aún su actividad pues continúa habiendo reportes de aislamiento de dicho virus en nuestro país. Aunque no todavía con la intensidad con la que lo hizo el año anterior.

Sabemos que la gripe pandémica (del mismo modo que la gripe estacional o común) si bien puede afectar a cualquier persona, es en los individuos de cualquier edad que padecen enfermedades cardiovasculares (junto a todos los mayores de 65 años y a aquellos que tienen enfermedades pulmonares crónicas, diabetes y enfermedades renales, embarazadas en cualquier momento de la gestación y aún durante el puerperio, los obesos, entre otras) en los cuales puede causar mayor impacto. Es por ello que a estos grupos se los considera los más vulnerables a la gripe y sus complicaciones.

Es necesario destacar que la gripe estacional y la pandémica afectan a las personas no sólo provocando la enfermedad por todos conocida (caracterizada por fiebre >38º C de aparición brusca, tos, dolor de garganta, secreción nasal o rinorrea, cefaleas, dolores musculares y postración) sino también causando alteraciones o deterioro de la enfermedad subyacente que los predispone: se sabe claramente que durante la temporada de influenza aumenta la incidencia de hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca y hay mayor incidencia de episodios de enfermedad coronaria (incluyendo el infarto de miocardio) y de infartos cerebrales; también puede producir descompensaciones en pacientes con enfermedades pulmonares (incluyendo a los asmáticos) y en los diabéticos.

La pandemia que nos afecta, y que probablemente nos acompañe durante un tiempo prolongado, no sólo motiva el autocuidado, con las pautas y recomendaciones que se sugieren (como el lavado periódico de las manos) sino también el cuidado de los que nos rodean, mediante la práctica de la solidaridad y la responsabilidad social. Por otra parte, es muy importante que las personas con características que los ubican en alguno de los grupos de riesgo tengan un seguimiento médico periódico adecuado y reciban, además de las pautas de alarma apropiadas, la vacuna antigripal. La misma los protege (más que de padecer la misma enfermedad – la cual puede manifestarse de una manera menos intensa, en caso de ocurrir en las personas previamente vacunadas) principalmente porque disminuye la posibilidad de sufrir las complicaciones descriptas.

Debe destacarse que la American Heart Association recomienda desde el año 2006 (a raíz de experiencias llevadas a cabo por diferentes grupos de expertos, incluyendo a profesionales de nuestro país) y con el mismo entusiasmo que el control de la presión arterial y el colesterol, la vacunación antigripal en los enfermos con patologías cardiovasculares crónicas. Además, es conveniente la consulta con el médico de cabecera particularmente ante la aparición de cuadros como los descriptos, durante la época en la que circula el virus de la gripe.

Las estrategias de vacunación dispuestas en nuestro país por el Comité de Expertos convocado por el Ministerio de Salud de la Nación que lo asesora en este tema tan sensible, han sufrido algunas modificaciones que seguramente serán transitorias. Y son las siguientes:

En la actualidad contamos con dos (2) tipos de vacunas antigripales disponibles:

1. Vacuna antigripal MONOVALENTE (sólo contiene la cepa pandémica AH1N1)
2. Vacuna antigripal TRIVALENTE (o estacional, es la vacuna que se indica habitualmente en cada temporada). Esta vacuna está constituida por tres componentes: virus de la gripe tipo B y dos tipos de virus de la gripe A: AH3N2 y el virus AH1N1 pandémico (a partir de este año).

b. El Ministerio de Salud de la Nación (exclusivamente, ya que NO estará disponible por ahora en el ámbito privado) ofrece la vacuna antigripal MONOVALENTE (sólo con la cepa pandémica AH1N1) en forma gratuita a los considerados “grupos de riesgo” para sufrir la gripe AH1N1. Estos grupos se han establecido según la experiencia observada a nivel nacional e internacional, luego de analizar en detalle el impacto que este nuevo virus de la gripe ha ocasionado en diferentes segmentos de la población. Se han definido según recomendaciones de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, el Comité de Expertos Asesor de la Campaña de Vacunación Pandémica y datos de estudios epidemiológicos y de mortalidad en Argentina y en el mundo por el nuevo virus Influenza A H1N1. Los mismos incluyen:

1. Todos los trabajadores de la salud (médicos, enfermeros, bioquímicos, biólogos, asistentes, técnicos, personal administrativo, etc) del segmento publico y privado que estén en contacto con pacientes.

2. Embarazadas y madres que den lactancia hasta los 6 meses de edad del bebé.

3. Todos los niños desde 6 meses de edad hasta los 4 años y 11 meses y 29 días.

4. Todos los menores de 5 años y hasta 65 años que tengan alguna condición crónica que los predispone a padecer la gripe y sus complicaciones: obesos mórbidos retraso madurativo severo, síndromes genéticos, enfermedades neuromusculares con compromiso respiratorio y malformaciones congénitas severas, trasplantados de órganos sólidos o tejido hematopoyético, tumor de órgano sólido en tratamiento, inmunodeficiencia congénita o adquirida, utilización de medicación inmunosupresora o corticoides a altas dosis, enfermedad respiratoria crónica (incluyendo el asma), cardiopatías congénitas, insuficiencia renal crónica en diálisis o con expectativas de ingresar en diálisis en los siguientes seis meses, diabéticos, insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, reemplazo valvular o valvulopatía.

Del mismo modo que en el año 2009, sigue vigente el Alerta Epidemiológico por el cual todo paciente con fiebre menor a 38°C y algún síntoma respiratorio: rinitis (secreción nasal), tos o dolor de garganta, debe realizar una consulta médica oportuna con el fin de establecer si es necesario recibir tratamiento antiviral con oseltamivir; en cada caso se evaluará la necesidad de asociar o no con antibióticos.

Las dificultades y desafíos que estamos obligados a enfrentar en estos días con motivo de la pandemia de gripe A (H1N1) son una oportunidad para poner en práctica tanto los conocimientos que disponemos, los recursos médicos (como la vacuna antigripal y los antivirales) y técnicos, como la capacidad de comunicar (alertando y enseñando, pero sin atemorizar). Estas son algunas de las herramientas que tenemos en nuestras manos para enfrentar un problema de tamaña magnitud como el que nos plantea hoy una nueva pandemia.