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La historia vive en Colonia Sarmiento

Los árboles crecen inclinados hacia el Este, como una reverencia a los que llegan desde Comodoro Rivadavia. Este saludo de bienvenida no es más que una confirmación: el viento cordillerano llega también hasta aquí, aunque la cadena montañosa se encuentre a más de 120 kilómetros, casi la misma distancia que el océano Atlántico.

“Sarmiento no tiene cordillera ni mar, tampoco mucha estepa porque es un valle fértil”, dice alguien en el avión, tratando de quitarle méritos a esta pequeña localidad del centro chubutense. ¿Qué tiene entonces de atractivo? Justamente, lo mismo.

Su ubicación la ha convertido en una especie de oasis verde en el centro de la Patagonia. Se encuentra junto a dos de los lagos más grandes del país, Musters y Colhué Huapi, de manera que ofrece también opciones de playa. Y el paso del tiempo le ha otorgado su mejor propuesta turística: el Bosque Petrificado (ver aparte).

Las calles del pueblo son extrañas, porque de tan anchas parecen avenidas; más extrañas aún cuando, al fondo de ellas, aparecen cabezas de dinosaurios, que sobresalen del Parque Paleontológico. “¿Vivos?”, preguntan todos en broma, según cuentan los guías, haciendo gala de su cultura televisiva.

Para las visitas guiadas hay que anotarse en la Oficina de Turismo, a 200 metros de este parque temático con once figuras en tamaño natural, que representan dinosaurios hallados en la zona. Las esculturas dentudas están a la intemperie, junto al Museo Desiderio Torres, que se encuentra dentro de la vieja estación del ferrocarril.

En el museo se puede conocer la historia de los pobladores originarios de la región, a través de elementos cotidianos que fueron guardados o reconstruidos, y de su relación con los colonos europeos, que empezaron a llegar al valle en 1897. Una de sus piezas valiosas es la primera Bandera argentina izada en la colonia, con su sol pintado por mujeres indígenas.

El tren abastecía de productos del valle a Comodoro Rivadavia, que empezaba a agrandarse por la explotación del petróleo. Justamente el oro negro ha modificado la región, nuevamente, en la última década. Hasta el único semáforo instalado por ahora en esta ciudad de 14.000 habitantes tiene que ver con el flujo de camionetas del sector petrolero que van y vienen en horas pico.

Pero los cambios mayores, aseguran, son básicamente sociales: sueldos altísimos por el boom petrolero llevan los precios por las nubes, y la fiebre del oro ha mutado en fiebre de consumo, no tan alta como en Comodoro, pero evidente en un lugar tan chico.

Claro que el petróleo en algún momento se acaba. Y su precio cambia demasiado rápido (basta ver los registros de estos meses), por eso en Sarmiento apuestan a la diversidad, manteniendo su esencia de pueblo agrícola-ganadero, y potenciando el turismo.

Los visitantes suelen llegar por su cuenta, en vehículos particulares o alquilados, cuando cruzan del Atlántico a la Cordillera, o viceversa. Pero pocos se quedan más de una noche.

La idea local es ampliar la cantidad de propuestas y, sobre todo, los servicios, escasos por ahora. Incluso esperan mayor inversión para abrir un hotel de al menos tres estrellas. Sí existen buenas cabañas en alquiler, que cubren las fallas hoteleras, y chacras que ofrecen hospedaje de alta gama.

El agroturismo es, a su vez, parte intrínseca de la oferta turística. Es posible visitar establecimientos de producciones lácteas y hortícola, entre otros, donde se venden también productos caseros. Los cultivos de cerezas en alta densidad y de hortalizas bajo cubierta se combinan con la fabricación artesanal de chocolate y paseos vinculados con la actividad ganadera de la zona.

También hay arte rupestre, un cañadón con manantiales y “un turismo particular, pequeño pero constante, que es el de hombres que hicieron aquí el servicio militar y vuelven en grupo o con sus familias”, resalta el intendente Ricardo Britapaja, como una curiosidad.

Un bosque de piedras únicas
En el último tramo de los 38 kilómetros que separan esta pequeña ciudad del Bosque Petrificado Sarmiento, uno se encuentra de frente con un paredón impactante, pero que apenas insinúa la belleza del lugar. Es una formación de la Era Cenozoica y tiene tres sectores bien diferenciados, aunque la mayoría de los visitantes sólo recorre uno, el Circuito chico, por falta de guías e información. Este primer sector muestra a cada paso troncos petrificados, resultado de los 65 millones de años que trabajaron sobre las maderas. No es un bosque que haya estado in situ, sino en una ladera próxima. Los otros dos sectores son el Valle lunar, con variedad de grises, ocre y amarillos en sus montículos redondeados, y los Cerros colorados, con una textura de suelos casi de fantasía. No existen senderos peatonales delimitados. Se trata de un área natural protegida, aunque no tanto: tiene sólo dos guardaparques.

Datos útiles
Cómo llegar

Colonia Sarmiento se ubica entre las rutas nacionales 40 y 3, a 140 kilómetros de Comodoro Rivadavia, hasta donde vuelan Aerolíneas y LAN. De Comodoro a Sarmiento hay micros de Don Otto y Etap.

Qué hacer
Agroturismo en: El Labrador, (0297) 4893-329, con alojamiento; Cabaña El Futuro, (0297) 48393-336, y Granja San Cayetano, (0297) 4898- 708, entre otros.

Más información
www.coloniasarmiento.gov.ar