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La iluminación de la oficina moderna: una mirada diferente

Las actuales tecnologías en materia de equipamiento de oficinas, han hecho que la gran mayoría de los elementos accesorios que hacen al confort de las mismas hayan tenido que sufrir minuciosas revisiones. Hablamos de mobiliario, color, etc., pero muy especialmente de la ILUMINACIÓN.

Una de las herramientas modernas que han ocasionado una verdadera revolución en materia de iluminación de oficinas es la PC o computadora personal. Este aparentemente inofensivo elemento oficinesco ha obligado a un serio replanteo en los sistemas de iluminación. Veamos en que sentido esta PC compromete la forma de iluminar.

En realidad no es la PC en si, sino el monitor de la misma o pantalla la que origina estos cambios. Estas pantallas, por su material constructivo, su ángulo de inclinación sobre el escritorio y su convexidad, (si bien las más modernas ya son planas) actúan como un objetivo gran angular, es decir, reflejan todo lo que se encuentra frente a ellas dentro de un ángulo considerable. Estas reflexiones incluyen al operador, posibles ventanas al fondo del local y especialmente a las luminarias (artefactos de iluminación) que se encuentren en el cielorraso. Naturalmente, los más altos brillos sobre el monitor serán los que más perjudiquen la visión del operador. De estas reflexiones, el brillo de las ventanas es solucionable mediante persianas o cortinados, pero la reflexión de las luminarias en el monitor, únicamente tiene solución si se ilumina el local con un modelo especial de artefacto equipado con un louver (parrilla inferior anti-deslumbrante) denominada “louver doble parabólico”. Es obvio que hablamos de iluminar la oficina con tubos fluorescentes, ya que es la única forma energéticamente eficiente de hacerlo.

El louver en cuestión es un aditamento diseñado de tal forma que limita la emisión de luz por encima de un ángulo de aproximadamente 60º con la vertical, ya que este ángulo es el más crítico en una oficina de plano abierto; los ángulos menores (50º, 45º) no son preocupantes por cuanto se encuentran muy cerca del puesto de trabajo y su reflexión lo llega a los ojos del operador.

Una instalación con estas luminarias garantizará la ausencia total de reflejos causados por la luz artificial, pero deberá ser diseñada un sumo cuidado para lograr una buena uniformidad en la distribución de la luz y algunos otros detalles que si duda el especialista tendrá en cuenta.

Otro elemento que debería evitarse en lo posible es el escritorio de color negro. Como elemento aislado, se podría decir que el negro descansa la vista, pero en el contexto de una oficina no es así.

Veamos: Contamos con un escritorio negro, un monitor de PC y los papeles blancos con material de consulta. Estos tres elementos tienen un valor de reflectancia (capacidad de reflejar de la luz) diferente. Si olvidamos por un momento al monitor, nos queda un escritorio negro, con un poder reflectante de aprox. 5% y un papel blanco con 80%. En términos de brillo reflejado (luminancia) el escritorio tendrá 8 cd/m² y el papel 127 cd/m²; estos valores corresponden al nivel de iluminación establecido por normas para una oficina y que es de 500 lux. Conclusión: el ojo estará sufriendo un cambio de “adaptación” entre 8 a 127 cd/m², lo cual es muchísimo, cada 7 a 8 minutos por razones fisiológicas, causando un cansancio visual enorme a lo largo de un día de trabajo.

Podíamos agregar otros elementos conflictivos a la hora de iluminar una oficina como por ejemplo las relaciones de contrastes, el deslumbramiento psicológico, la temperatura de color y reproducción cromática de las fuentes de luz, etc., todos ellos dignos de ser analizados detenidamente al momento de proyectar la iluminación de la futura oficina con la mira puesta en el bienestar psicofísico y confort de sus ocupantes.

En la imagen, piso tipo de la torre Telecom de Puerto Madero, donde puede observarse como las luminarias con louver doble parabólico aparecen casi como apagadas, lo que imposibilita que se reflejen en los monitores.