Inicio Empresas y Negocios La industria del vino sufre por el retraso cambiario

La industria del vino sufre por el retraso cambiario

A pesar del crecimiento en las exportaciones de vinos argentinos, son muchos los actores de la industria que comienzan a percibir el impacto de la crisis del campo en sus negocios. “La ventaja de la devaluación se ha ido por la inflación, la suba de insumos y la baja del dólar”, dijo la CEO de Chandon Argentina, Margareth Henríquez, durante un almuerzo en Bodegas Terrazas, que el grupo francés tiene en Mendoza.

La ejecutiva, destacada por su capacidad comunicativa y operativa, habló el viernes al mediodía frente a 200 productores de uva fina y calificó la actual crisis como “coyuntural y política”. Como venezolana, nacida en Caracas, Henríquez cree comprender los ciclos a los que está sometida la economía de América Latina.

Pero se mostró preocupada porque advierte que “el empresariado está nervioso y la gente angustiada”. Planteó que “el objetivo” de los argentinos debe ser “la solución y no el conflicto”.

Según su informe, en el champán el costo de producción se toma con un dólar de 3,45 pesos, en desventaja con la cotización actual de la moneda norteamericana que bajó hasta 3,13 pesos la semana pasada. Mientras que en vinos premium la diferencia trepa a 4,50 pesos.

Justo cuando se cumplen 50 años desde que el grupo francés, actual propietario de las marcas de champán Dom Perignon y Moet Chandon, eligió la zona de Perdriel, Luján de Cuyo para producir fuera de Francia, la principal ejecutiva dice que se ha perdido la ventaja de competir en el mercado mundial donde está la mayor oportunidad.

Entre otros aspectos, juega en contra que la mayor porción de los vinos embotellados que se exportan se ubican en la franja de precios de hasta 10 pesos, lo que hace muy barato al mercado argentino para los distribuidores extranjeros.

Chandon Argentina destina el 80 por ciento de su producción al mercado nacional. “Cada vez el mercado es más competitivo, se suman nuevas marcas de vinos y no podemos hacer crecer la facturación porque desde 2005 tenemos controles de precios”.

La política de precios del Gobierno nacional es uno de los grandes condicionantes para el crecimiento del sector, planteó la ejecutiva.

“El Gobierno nos había prometido que íbamos a salir de los controles de precios, pero nos han ratificado que continúan”, dijo Henríquez. Fue entonces cuando comentó: “Mantenemos la esperanza de que el control de precios no exista más para el año próximo, pero nos preocupa que quizás exista más recesión y la gente reduzca su consumo”.

Como cierre de su exposición, adelantó que la estrategia comercial del grupo a futuro es hacer foco en la construcción de marca de alto valor, que es lo que seduce y hace que un producto sea deseado por los consumidores.

Otra preocupación extendida
Otro ejecutivo del vino que manifestó su preocupación por la crisis del campo es el bodeguero mendocino Carlos Pulenta, dueño de Bodegas Vistalba. El 80% de su producción de vinos Vistalba y Tomero, unas 25 mil cajas al año, se destinan a 20 países. Pulenta advierte que el escenario de incertidumbre afectará a los negocios internacionales.