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¿La pastilla anticonceptiva produce cáncer de mama?

Una adolescente de 15 años acude a un servicio de ginecología por primera vez pidiendo asesoramiento para su vida sexual. La adolescente sabía el uso indispensable del preservativo y que este podía prevenir un embarazo con una seguridad del 98%. Su preocupación estaba en el 2% restante.

La nueva mentalidad de los adolescentes es participar ambos en el cuidado de la anticoncepción y de la transmisión de las enfermedades sexuales. Esta nueva mentalidad surge de dejar el machismo en el pasado y también de preservar más su salud.

La sorpresa de la adolescente fue que el profesional especializado en el tema le indicó la pastilla anticonceptiva para evitar los embarazos, sin poner ningún énfasis en los efectos adversos que ésta pudiera tener tomándola por décadas. Más alarmante aún fue esta respuesta dado que la profesional era una mujer.

Desde hace años está científicamente comprobado que el “etinilestradiol”, sustancia que forma parte del 100% de las pastillas anticonceptivas, produce un aumento en el riesgo de cáncer de mama.

El etinilestradiol entra al cuerpo de la mujer y al llegar al hígado es metabolizado oxidándose en diferentes partes de su molécula, de esta manera se transforma en una sustancia capaz de alterar las membranas de las células que forman la glándula mamaria.

Hay mujeres que tienen una predisposición a formar sustancias más cancerígenas a partir del etinilestradiol, denominadas: 4hidroxiestradiol y 16hidroxiestradiol.

No es por casualidad que en el mundo occidental hubo una explosión del cáncer mamario desde la década de 1960, época en que apareció la pastilla anticonceptiva. Estas pastillas inicialmente eran producidas a partir de la orina de la yegua preñada. Estas hormonas no son nocivas para la yegua pero, por el mecanismo antes explicado tienen un poder cancerígeno, en forma acumulativa en la mujer. Es decir, a medida que pasan los años de uso de la pastilla mayor es el riesgo de padecer cáncer de mama.

Es notable la diferencia estadística de esta patología con las mujeres orientales que, casi no conocen el cáncer de mama salvo que se occidentalicen, o sea, cambien su dieta y tomen pastillas anticonceptivas.

Uno de los secretos de las mujeres orientales es que consumen soja diariamente desde antes de la primera menstruación. La soja contiene unas sustancias llamadas genisteina, daidzeina y diosgenina que, sobre todo la primera, protege los receptores de la mama contra las moléculas de las hormonas femeninas que pueden generar el cáncer de mama.

En Japón tienen cáncer de mama 22 mujeres cada 100.000, en occidente el número asciende a 68 cada 100.000 mujeres.

Como conclusión de estas observaciones no solo el uso de la pastilla anticonceptiva (etinilestradiol) es el generador del cáncer de mama en el occidente, sino las características de la alimentación y sus carencias. Para enumerar alguno de ellos: la ingesta excesiva del pollo industrializado, que es engordado a base de estrógenos y otros factores de crecimiento, y de lácteos que también son ricos en hormonas dado que se acelera de esta manera el crecimiento del ternero.

Otro factor que se agrega son los xenoestrógenos: sustancias extrañas que se comportan como estrógenos, pudiendo actuar sobre la glándula mamaria de hombres y mujeres. Los xenoestrógenos son moléculas que salen de los plásticos, derivados del petróleo. Por esta razón es necesario evitar el contacto de los alimentos con el plástico por mucho tiempo.

Por mi experiencia una de las mejores formas de anticoncepción que se le puede ofrecer a los adolescentes es el uso conjunto del preservativo y del diafragma.

Luego de la primera relación sexual se le toma la medida del cuello uterino a la mujer para que pueda usar un diafragma que le durará como mínimo 2 años, siempre en asociación al preservativo. Este método colabora con la participación mutua de la pareja en la anticoncepción, los puede unir más y no tiene ningún efecto adverso.

En el pasado el diafragma se utilizaba solo, lo cual lo hacía muy inseguro como método anticonceptivo, por lo que se indicaba el uso de cremas espermicidas para mejorar su eficacia. Las cremas espermicidas pueden matar espermatozoides pero también matan la flora bacteriana normal de la vagina, produciendo una alteración que lleva a sobre-infecciones por hongos, parásitos como candidiasis o clamidias.

El método propuesto de asociar el preservativo (indispensable para la prevención del sida, hepatitis B y HPV) al diafragma es sin el uso de ninguna crema que altere la flora vaginal, lo hace totalmente inocuo, lleva al 100% de eficacia como anticonceptivo y puede hacer madurar la relación de pareja.

DRA. MARÍA ALEJANDRA RODRÍGUEZ ZÍA – M.N: 70787
Médica Clínica- Médica Endocrinologa
http://www.medicina-biomolecular.com