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Las bodegas integradas verticalmente son las mayores generadoras de empleo

Las empresas integradas verticalmente no sólo suelen concentrar mayor cantidad de volúmenes de vino elaborados y fraccionados sino que también son la que concentran mayor cantidad de empleo. Representan las estructuras más dinámicas ya que han incrementando la ocupación en un 55% entre 1996 y 2006 -siendo el único grupo que no perdió empleo durante la recesión- en oposición a las firmas más cercanas al modelo tradicional, cuyo crecimiento fue del 29% en el mismo período. Estas son las principales conclusiones que se extraen de un estudio conjunto realizado por miembros los Ministerios de Trabajo y de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el CONICET y Universidad Nacional de General Sarmiento. El informe ofrece, además, alternativas de integración a las empresas para las cuales esta sea una tarea pendiente, mediante planes de financiación otorgados por Corporación Vitivinícola Argentina.

La vitivinicultura integrada como generadora de empleo
A pesar de los efectos de las crisis económicas, “la vitivinicultura pudo continuar expandiéndose y acrecentar el empleo en el periodo post-devaluación como lo demuestra el 38% de aumento del empleo en el sector desde 1996 a la fecha”, señala el informe. De este modo, entre 1996 y 2002 el empleo sólo creció 5% (aún en el medio de la crisis cuando el empleo descendía abruptamente) mientras que entre 2003 y 2006 aumentó 31%. Esta expansión de la actividad industrial se vio favorecida la por la salida de la convertibilidad que tuvo un efecto positivo sobre el mercado de exportación. No obstante, los cambios en los modelos productivos y la tendencia a la mayor integración en las empresas del rubro han motorizado la creación de empleo en la última década en el sector.

La integración al poder
Analizar en detalle la composición del empleo según el nivel de integración de las empresas es clave. El grupo más importante de empresas es el de las que mantienen estrategias de producción integradas (elaboran y fraccionan vino). Estas firmas que son el 45% del panel, explican el 68% del empleo generado en el sector. A su vez, las que sólo elaboran (42%) explican apenas el 15% del empleo y las que sólo fraccionan el 17% restante de los puestos de trabajo. Por este motivo, el promedio de trabajadores por empresa varía en ambos estratos: las empresas pequeñas – medianas tienen un promedio de 44 trabajadores por empresa y las grandes de 235 trabajadores por empresa. Esto indica que a mayor nivel de integración dentro de las empresas hay mayor creación de puestos de trabajo ya que los procesos de producción son más complejos.

PYMES tradicionales = Menos empleo
El sector vitivinícola está todavía compuesto por una alta proporción de pymes ligadas al modelo tradicional de producción, que no alcanzaron aún los niveles de integración que han desarrollado las firmas de mediana y gran escala, lo cual impidió una mayor generación de puestos de trabajo. Los autores consideran que la numerosa cantidad de empresas pequeñas y medianas-pequeñas aseguran una cierta desconcentración en lo que respecta a la elaboración de vinos a nivel del país. La limitación de la oferta de empleo es directa consecuencia. Esta situación se revierte a nivel de fraccionamiento donde la falta de integración en el segmento de las pymes favorece la mayor concentración de los volúmenes fraccionados en las empresas de gran escala, en las que predomina un esquema de bodegas fuertemente integradas.

Un problema con solución
Existe una iniciativa para integrar a productores primarios a esquemas asociativos que les permitan no sólo incorporarse en mejores condiciones al negocio, sino además ganar en previsivilidad, obtener mejores condiciones para la compra de insumos, contar con asistencia técnica entre muchos otros beneficios. Se trata de una línea especial de financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La Nación tomó ese crédito del BID y lo traspasó a la Corporación Vitivinícola Argentina bajo la forma de Aportes No Reembolsables; de este modo, la Corporación es la responsable de evaluar –bajo la estricta vigilancia del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y los técnicos del BID- los proyectos que son financiados con estos fondos. Este programa permitirá, gracias a la organización, la capacitación, la modernización y la tecnificación, salir de un acuciante estado de vulnerabilidad a cientos de viñateros que de otro modo serían inviables.