Inicio Empresas y Negocios Las empresas buscan opciones para evitar la baja de la rentabilidad

Las empresas buscan opciones para evitar la baja de la rentabilidad

La advertencia de Cristina Kirchner de que ella no será gendarme de la rentabilidad empresaria fue directo al corazón de una de las principales preocupaciones que se escuchan por estos días en boca de los dueños de empresas.

Dicen que, en momentos en que la mayor parte de las compañías enfrenta problemas para financiarse, el alza de los costos y la dificultad para trasladar esa variación a los precios se traduce en una restricción a la reinversión de utilidades que, a su vez, impide mejorar la productividad.

Y que, con ello, no sólo se pone en juego el volumen de la oferta y la posibilidad de diluir las presiones inflacionarias, sino también el nivel de participación de las empresas frente a los productos importados.

Sin embargo, entre la añoranza de los niveles de rentabilidad que tuvieron en los primeros años de la recuperación y los lamentos actuales, los empresarios van buscando alternativas para escapar al ajuste de los márgenes.

Algunos hallaron la forma de eludir el control de la Secretaría de Comercio para fijar sus precios con más libertad, otros equilibran la suba de costos con la importación de productos más baratos que los que fabrican. También hay firmas que intentan ampliar mercados para compensar la caída de las utilidades.

Sin embargo, en muchos casos, “los costos de producción van más rápido que el traslado a precios, en un escenario de fuerte alza de la demanda, en el cual el incremento de las ventas no logra disimular la caída de la rentabilidad”, cree Jorge Vasconcelos, economista Jefe de IERAL de la Fundación Mediterránea.

Dante Sica, titular de Abeceb.com aclara que no es que las empresas estén perdiendo plata. “Desde 2002 hasta 2006, muchos sectores tuvieron rentabilidad por encima de lo normal y ahora algunos están en ese nivel y otros están por debajo o tienen bajo retorno”, dice. En este contexto, lo extraño sería que no aumentaran los reclamos por más subsidios, sugiere. Y no descarta que el tema alimente la tendencia a la venta de empresas.

Fuera de mercado
Martín Becaas, titular de Tornillos Suipacha, dice que este año aumentó un 18% sus productos, es decir, bien por encima de lo que acusó el índice de costo de vida oficial. Sin embargo, las cuentas no le cierran. El incremento de sus costos fue encabezado por la matricería, que subió 35%. Le siguen los abrasivos, mechas y hojas de sierra, cuyos precios treparon 30%, los salarios (23%), el alambre de hierro (18%) y la energía (15%).

“El problema es que no podemos trasladar a precios toda el alza porque nos caemos del mercado. El valor del producto terminado siempre fue el triple del alambre de hierro, que es la principal materia prima y que, en promedio, vale un dólar por kilo. O sea que tendríamos que vender el kilo de tornillos a 3 dólares. Pero el producto chino, que este año subió 8%, cuesta 1,25 dólares. En otras palabras, no me conviene vender lo que produzco”, dice.

“Existe una fuerte y real competencia de los productos importados que limita la posibilidad del traslado de costos a precios: alrededor del 40% de las Pymes trabaja en un mercado interno severamente amenazado por las importaciones. En el caso de los textiles, confecciones y calzados, el nivel de amenaza alcanza al 70% u 80% de las empresas”, dice Vicente Donato, director de Fundación Observatorio PyME, entidad fundada por la Università di Bologna, Techint y la UIA.

Por lo pronto, Becaas dice que termina 2007 con un retroceso de la rentabilidad y con una menor presencia en el mercado. Sin embargo, logró amortiguar la caída con la importación desde China. “Eso permitió cumplir con la demanda y recuperar el retorno de la inversión, pero no alcanza para incorporar tecnología. Por ahora tenemos que conformarnos con actualizaciones periódicas de maquinaria”, dice.

Sica, de Abeceb.com, cree que la importación complementaria a la actividad productiva puede ser una salida provisoria en algunos casos. “Pero eso no significa que las empresas van a dejar de fabricar para importar porque no hay un tipo de cambio como el de 1999”, afirma el economista.

Refugio en el almacén
El alza de precios en las materias primas es motivo de preocupación entre las alimentarias que, al decir de Sica, fueron las que tuvieron mayores dificultades para recomponer sus precios. La excepción fueron las firmas que les venden a los almacenes.

“Hubo meses en los cuales las proveedoras de supermercados tuvieron enormes problemas para retocar sus precios incluso un 3%, cuando –a pesar del subsidio a la harina, de casi el 15% por bolsa–, el kilo de este insumo aumentó un 43% en el año. En cambio, los que optamos por venderles a los almacenes pudimos ajustar los valores cerca de un 40%”, dice Pablo Archanco, fabricante de las tapas de empanadas Delicias Doradas.

Roberto Fontenla, presidente de la fabricante de muebles del mismo nombre, confiesa que, “si bien las ventas internas crecieron este año casi un 35%, la inflación de costos nos está perjudicando.

Estamos trasladando la mitad de los aumentos. La otra parte la absorbemos, y aún así perdemos terreno en las exportaciones por la gran incidencia de los sueldos, que representan el 60% de los costos de producción”, comenta.

Durante 2007, la compañía enfrentó una suba de los salarios del 26%, del 17% en promedio en la madera y del 20% en herrajes, lacas y tintas. Con ello, la rentabilidad se redujo entre 12% y 15%, dice el empresario. “Pudo haber sido peor si no hubiéramos innovado en el diseño de líneas de muebles. Eramos muy clásicos y giramos hacia colecciones contemporáneas y finas”, una opción para ganar nuevos clientes.

Grandes y chicas
El aumento de costos no sólo les está pegando a las más chicas.

Según un estudio de la Fundación Mediterránea entre empresas que informan sus balances a la Bolsa, como Repsol YPF y Arcor, entre las grandes, y Agrometal y Longvie, entre las medianas, el costo de producción pasó de representar el 61% de la facturación en 2005 a 64% en 2007.

Pero Sica cree que “hay diferencias entre la situación de las grandes y las Pymes, más allá de que todas puedan ser exportadoras, lo que les permite tener más oxígeno. Por un lado, las grandes producen a mayor escala y el principal impacto en los costos proviene de los insumos. Mientras que, en las chicas, las materias primas afectan, pero lo que castiga más es la presión salarial, lo que se suma el hecho de que muchas no venden al exterior”.