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latinoamérica lleva la delantera con respecto a Europa en cuanto a los planes de recuperación económica

Las empresas latinoamericanas ven a la recesión global como una oportunidad de revisar y rearmar sus operaciones en vistas a una mejora de la economía. Esta fue la conclusión de “Out of Adversity”, una nueva encuesta internacional realizada por la práctica global de impuestos de KPMG que se centró en siete economías clave de Latinoamérica. El estudio determinó que:

* La recesión es vista como una oportunidad de renovación
* Los empresarios esperan que los gobiernos cumplan un rol dominante en la recuperación
* Hay claras intenciones de mayor cooperación impositiva

En la encuesta –que abarcó a la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela– se entrevistó a 165 ejecutivos y se les preguntó cuáles fueron sus reacciones ante la recesión, qué lecciones habían aprendido de recesiones anteriores y cuáles eran sus planes de recuperación. Asimismo, se compararon sus respuestas con las de empresarios de otras regiones del mundo.

Uno de los hallazgos clave fue que las empresas latinoamericanas no están tan preocupadas como sus pares europeas en lo que respecta al impacto de la recesión en sus operaciones. Pero, mientras llevan la delantera con respecto a las compañías de Europa, siguen detrás con respecto a los empresarios de los países de Asia-Pacífico que han avanzado para aprovechar las oportunidades de mejora.

Mientras que sólo un 5% de los encuestados latinoamericanos dijeron no haber tenido experiencias de una recesión previa que les hayan servido para poder lidiar con la actual, más de un 40% de los encuestados en Alemania e Italia, un 24% en España y un 20% en Portugal opinaron lo mismo. En los estados latinoamericanos, el índice más alto surgió en Brasil, en donde el 7% de los encuestados dijo no tener experiencias pasadas que fueran relevantes y el 13% expresó que cada recesión es diferente.

“Parece que en las economías que han tenido épocas de prosperidad por algunos años, como en el caso de muchos de los países europeos y, tal vez, Brasil, algunas de las lecciones acerca de la gestión de una empresa en momentos de crisis tendrán que volver a aprenderse”, dijo Lucio Giaimo, socio a cargo de Impuestos de KPMG en Argentina. “Para muchos países con recuerdos de momentos difíciles más recientes, los problemas que se presentaron este año son normales”.

Esta es una perspectiva común en los países de la región Asia-Pacífico y es muy interesante ver que los encuestados en Latinoamérica la comparten. Éstos son concientes de que el impacto de la crisis fue diferente al que ocurrió en Europa y “más que seguir la tendencia de Europa, como tal vez se hizo en el pasado, han reconocido que es necesario utilizar sus propios talentos empresariales para enfrentar los desafíos de este nuevo ambiente global”, agregó el socio.

Esta perspectiva se está llevando a la práctica. En Latinoamérica en general, el 61% de los encuestados dijo estar implementando cambios sustanciales en sus estrategias a corto plazo, y el 59% dijeron estar replanteando sus estrategias a largo plazo.

A la cabeza tanto en la reorganización a corto como a largo plazo está México. Este país, se ubica más cerca de India y China en cuanto al deseo de encontrar nuevas formas de hacer negocios. Pero aún permanece detrás de los líderes del mundo, como Japón, en donde el 87% planean hacer cambios radicales a largo plazo, y Singapur, en donde ese porcentaje asciende a un 84%.

Muchas de las compañías de la región informaron que se están concentrando en reducir los costos en la cadena de abastecimiento y mejorando la eficiencia. Las empresas argentinas, por su parte, buscan hacerlo, ya no sólo por medio del aprovechamiento de beneficios impositivos, sino a través de la reducción de costos de compras y supply chain (ambos 80%) y la optimización de procesos para proteger el flujo de fondos.

Casi todos los encuestados dijeron creer que sus gobiernos deberían tener un rol más activo en mejorar las condiciones económicas y sólo un 4% dijo creer que los gobiernos ya habían hecho lo suficiente. Esto contrastó mucho con los resultados a nivel global, que reflejan que un 9% del total no quieren que sus gobiernos intervengan más, con un porcentaje mayor en Japón (14%) y en Singapur (36%.)

“Las empresas de Latinoamérica claramente prefieren que sus gobiernos actúen como socios”, dijo Giaimo. “Y esto se confirmó cuando se les preguntó si apoyaban las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para mejorar las relaciones entre las autoridades fiscales y los grandes contribuyentes.” En la misma encuesta, realizada el año pasado, el 71% de los encuestados dijeron que estarían más preparados a ser más abiertos con el fisco a cambio de normas más flexibles. Este año, ese porcentaje alcanzó el 81%, pero al mismo tiempo la proporción de empresas que dijeron que sus respectivos fiscos no están dispuestos a ayudarlos a desarrollar sus negocios internacionales aumentó de un 48% a un 56%.

“Parece ser que los entes recaudadores, tal vez debido a la urgencia por recaudar, han dejado de esforzarse para mejorar las relaciones”, dijo Lucio Giaimo. “Esto sería negativo. El deseo y la energía puestas en mejorar las relaciones todavía siguen vigentes, y para los gobiernos con deseos de construir sistemas impositivos más justos y efectivos, éste es un excelente punto de partida.”

Otros hallazgos

* Un aspecto positivo se observa al analizar la reducción de personal como opción para reducir los costos. Según esta encuesta, sólo el 20% de las compañías de la Argentina ha considerado esa opción. Este es uno de los porcentajes más bajos de la región, en fuerte contraste con Brasil, donde la reducción de personal parece ser una de las principales alternativas para mejorar la eficiencia.

* La principal lección aprendida de la crisis económica es, según los ejecutivos argentinos, la necesidad de mejorar los controles del sistema financiero (28%). Si bien este porcentaje es bastante más alto que el del resto de los países de la región –y sólo se encuentra por debajo del de Chile– posiblemente tenga que ver con el recuerdo, todavía fresco, de la crisis del 2001/2002 que con la más reciente crisis financiera mundial.