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Los beneficios del agua en nuestra dieta

La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua para promover la toma de conciencia acerca de la importancia y la defensa sostenible de este recurso natural. Todos los años se destaca un tema central en la celebración, siendo el del 2014 “Agua y Energía”.

El agua en nuestro cuerpo equivale casi al 60% del peso corporal total de un adulto normal. Es, entonces, su elemento más abundante. Nuestro cuerpo utiliza agua para innumerables tareas, que incluyen el crecimiento, la reproducción y el mantenimiento de la salud. Ayuda a la digestión de alimentos, a la absorción, transporte y uso de nutrientes, a la eliminación de desechos a través de la orina e interviene en la regulación de la temperatura corporal.

El agua es un nutriente esencial porque se necesita en cantidades superiores a las que puede producir el organismo. Es sumamente dificultoso evaluar la cantidad exacta necesaria de agua para mantener una cantidad adecuada y reponer las pérdidas que se producen permanentemente a través de la respiración, la piel y los sistemas de eliminación de deshechos (materia fecal y orina). La ingesta de líquidos a lo largo del día permite compensar las pérdidas y mantener el equilibrio adecuado.

La necesidad de hidratación varía con cada persona. Los niños, jóvenes, mujeres embarazadas y las madres en período de lactancia, todos tienen diferentes necesidades que cambian de acuerdo al tiempo en que la persona permanece activa o inactiva y con las condiciones climáticas, ya sean cálidas o frías.

Las guías alimentarias argentinas sugieren un consumo de 2 litros de agua por día, que equivalen a aproximadamente 8 vasos diarios. Es necesario tener en cuenta que en caso de realizar deportes o los días de altas temperaturas, debemos aumentar el consumo de líquidos. Si la función cardíaca o renal no está alterada no existe riesgo alguno del consumo elevado de agua corporal.

El agua puede beberse como tal o en caldos, sopas, infusiones (preferentemente no café, por su elevado contenido de cafeína), jugos, y toda preparación que tenga buena cantidad de agua. Las frutas, las verduras, la gelatina y la leche son alimentos que aportan también una buena cantidad de agua. Las aguas saborizadas también son una buena fuente de agua ya que en su mayoría no contienen cantidades significantes de cafeína, no así las gaseosas colas y las bebidas energizantes.

Las aguas reducidas en sodio están principalmente indicadas en personas con patologías cardiovasculares o presión arterial elevada. En el caso de los deportistas, se sugiere incorporar agua sin gas, preferentemente con aporte de sodio, potasio y glucosa, conocidas como bebidas deportivas (comerciales o preparadas de forma casera).

Agua de red, de pozo, mineral, mineralizada, con o sin gas, saborizadas, reducidas en sodio… hay muchas variedades de agua, parecen iguales pero no lo son, ya que difieren principalmente en su contenido de minerales. Todas las opciones son adecuadas para cubrir las necesidades de agua en niños, adultos y ancianos SANOS.