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Los capitales vuelven a la región pero evitan hacer escala en dos países

Fruto de un mayor apetito por el riesgo, los capitales retornan a los países emergentes, y esto les permite a los bancos centrales acumular divisas, que a su vez le dan mayor aire para hacer frente a la crisis internacional. Pero los fondos no van a cualquier lado, sino que eligen bien los destinos donde “descansar”.

Las economías del mundo enfrentan la peor crisis económica desde 1930, y cada una lo hace desde una posición distinta según el grado de integración a los mercados financieros internacionales y la robustez de su economía.

La caída de Lehman Brothers, en septiembre pasado, provocó la debacle de los mercados bursátiles. Frente a las pérdidas generalizadas, los capitales quedaron desorientados. Fueron corriendo a refugiarse a los bonos del Tesoro del país que era el epicentro de la crisis: EE.UU.

Atrás quedaron los países emergentes. A pesar de carecer de responsabilidad en el estallido del colapso financiero, las economías de América latina, de Europa del Este y de Asia vieron alejarse millones de dólares.

No importó el país, su historia reciente o el origen de los fondos. Los inversores prefirieron refugiarse en los títulos que emite el Tesoro estadounidense y su demanda llevó el rendimiento de éstos a niveles cercanos al 2 por ciento. En tanto, las bolsas y los tipos de cambio de los emergentes se desplomaron.

Pero en lo que va del año muchos capitales han retornado a las economías latinoamericanas, fruto de un renovado apetito por el riesgo. Sus monedas se revaluaron y sus mercados bursátiles recuperaron parte del valor perdido desde el inicio de la crisis.

Como consecuencia de las intervenciones en el mercado cambiario de los bancos centrales, para evitar la revaluación de los tipos de cambio, las economías latinoamericanas han comenzado a acumular reservas internacionales.

La Argentina no es parte del grupo que lucha contra la apreciación de las monedas locales. Por el contrario, el Banco Central (BCRA) debe lidiar contra una dolarización de portafolios, impulsada por los propios ahorristas argentinos, que no cesa. Y sus intervenciones en el mercado cambiario tienen como objeto defender el valor del peso para que no se deprecie aún más frente al dólar.

Así, mientras Brasil recuperó u$s3.890 millones en lo que va del año y Uruguay, unos u$s1.059 millones, según los datos de sus respectivos bancos centrales, Argentina perdió unos u$s983 millones en el primer semestre.

En tanto, los analistas esperan que Chile y México recompongan también sus reservas en los próximos meses.

“Algunos países, como Brasil, han comenzado a acumular reservas internacionales como consecuencia de intervenciones sistemáticas para limitar la apreciación de sus monedas”, dice el informe semestral sobre las economías latinoamericanas del Banco Francés.

“No sería sorprendente que Chile comience a hacer algo similar en los próximos meses, para esterilizar los efectos de la repatriación de ahorros en Fondos Soberanos para financiar el déficit fiscal”, agrega.

Proceso de recuperación
A medida que la desconfianza global iba quedando atrás, los capitales fluyeron a la región y produjeron una fuerte presión bajista sobre las monedas locales. El real brasileño ganó 17,8% frente al dólar, en el último semestre. El peso mexicano, 2,63% y el chileno 16,86 por ciento.

El economista de la consultora Abeceb.com Gabriel Martini explicó que “los bancos centrales hacen fuerza para evitar una apreciación mayor del tipo de cambio, porque una moneda depreciada significa un impulso para las exportaciones, y eso implica una acumulación de reservas”.

Además, agregó: “Emiten moneda local para comprar los dólares que ingresan por las inversiones y eso también les permite aplicar una política contracíclica”.

Un cambio en las reservas se produce cuando la demanda de divisas es superior a la oferta:

* La oferta puede incrementarse por un aumento de la inversión en el país, ya sea por el ingreso de capitales o por una balanza comercial positiva.
* La demanda (de moneda extranjera) se destina al giro de utilidades, rentas, etc., para invertir el dinero en otro país o para importaciones.

En Argentina, con superávit de balanza comercial, la presión a la baja de reservas es causa, principalmente, de la fuga de capitales.

Ganadores
Los capitales fluyen nuevamente a Brasil y sus reservas se han incrementado de manera significativa.

Después de fugarse unos u$s25.000 millones en el último trimestre del año pasado, retornaron unos u$s3.323 millones en el primer trimestre de este año, según datos de Datarisk. Sus reservas pasaron de u$s206.185 millones, en enero de este año, a los u$s210.075 millones actuales.

El país vecino tuvo la particularidad de tener un déficit de cuenta corriente en el primer trimestre, a pesar de la balanza comercial positiva, indicó Pablo Lavigne, economista de Datarisk.

La acumulación de reservas le permite al banco central brasileño generar liquidez, al tiempo que recorta las tasas de interés, para reforzar la oferta de crédito de los bancos. Esta posibilidad, a su vez, mejora las expectativas económicas y atrae a los inversores.

En Latinoamérica, Martini explicó que los capitales han retornado a aquellos países que llevan adelante un esquema de política macroeconómica ordenado, han visto mejorar la calificación de riesgo de su deuda y los inversores consideran que las reglas de juego son claras y que se verán beneficiados por el alza de los precios de las commodities.

A la espera
Chile también es nuevamente una plaza atractiva para el capital externo. La entrada de divisas ha engrosado sus reservas desde u$s23.162 millones, en diciembre último, a u$s23.447 millones, en junio.

El Banco Francés espera que el país trasandino comience en los próximos meses a atesorar divisas, como efecto de la repatriación de ahorros en Fondos Soberanos para financiar el déficit fiscal.

En el caso de México, Lavigne explicó que ha padecido una salida de capitales constante, como consecuencia de su déficit en la cuenta corriente y por el impacto en la economía mexicana de la crisis en EE.UU., que ha provocado el temor de los inversores y una menor cantidad en el giro de remesas.

Sin embargo, el economista hizo notar la obtención reciente de una línea de crédito con el FMI por u$s47.000 millones, que “en los próximos meses apuntalará sus reservas”. Hoy el banco central mexicano guarda un poco más de u$s73.000 millones.

La Argentina y Venezuela, en el camino contrario
“En los últimos meses, ha retornado una cierta estabilidad que creemos permanecerá en los meses venideros. Excepciones en este plano son Argentina y Venezuela”, dice el informe del Banco Francés.

Lavigne coincidió en que ambos países son similares porque, a pesar de tener superávit de cuenta corriente, han visto caer sus reservas internacionales. “La razón es la fuga de capitales que padecen que, hasta que no den señales concretas de certidumbre, seguirán saliendo”, dijo.

El Banco Francés analizó el comportamiento de las autoridades argentinas. Dijo que “intervinieron enérgicamente para evitar una depreciación” y, una vez pasado el nerviosismo inicial, “han permitido compensar la pérdida de competitividad con sus socios regionales”.

El BCRA pasó de comprar unos u$s150 millones diarios en 2007 a adquirir un máximo de u$s40 millones en el segundo trimestre, después de que los dólares del superávit comercial saciaran la demanda privada. “De esta manera, para el Central es imposible acumular reservas y darle aire a una economía en recesión”, señaló Martini.

A pesar de haber caído casi mil millones de dólares en el primer semestre, el nivel de reservas sigue siendo alto y le da un alto poder de fuego al Central para transitar la incertidumbre.

En el caso de Venezuela, el BBVA observó “un acceso más restringido al mercado cambiario oficial, donde se mantiene una paridad fija, y una mayor disposición a tolerar un mercado no oficial o paralelo al que se irían canalizando las transacciones excluidas del mercado oficial”.

Lavigne agregó que la caída en el precio del petróleo impactó negativamente en las exportaciones de Venezuela e hizo retroceder la cantidad de reservas. En cambio, en Argentina, la fuerte caída de las importaciones aumentó notablemente el superávit comercial haciendo que la fuga de capitales se autofinancie, lo que produjo un retoque menor en las reservas.