Inicio Empresas y Negocios Los elevados sueldos de los número uno ya generan un debate mundial

Los elevados sueldos de los número uno ya generan un debate mundial

¿Influyeron los altos sueldos y los bonos ligados al corto plazo de los altos ejecutivos en la crisis financiera? En un momento en el que los directivos se convirtieron en estrellas de la economía a las que se les exige más que nunca buen gobierno y actitud ética, en paralelo se los acusa de irresponsabilidad y de romper el consenso social con sueldos e indemnizaciones desproporcionados. De hecho, países como Alemania y Holanda están preparando medidas contra los bonos y primas supermillonarios.

También surge la pregunta de si los sueldos millonarios en Europa son un gesto importado de Estados Unidos o una realidad imparable de los nuevos tiempos, tal como consigna un artículo publicado en el diario español Cinco Días.

En Alemania, uno de los ejes del debate fue el enfrentamiento dialéctico entre el presidente del país, Horst Köhler, que fue director del Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta 2004, y el jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann. Mientras el primero criticó con dureza a los banqueros y a los mercados financieros, Ackermann afirma que es “falso y perjudicial demonizar las innovaciones financieras”.

En lo que ambos coinciden es en los riesgos de las políticas de remuneración a banqueros y directivos: el afán de beneficios a corto plazo y los sueldos astronómicos contribuyeron a incrementar los problemas financieros globales.

También el máximo responsable del regulador bursátil germano, Jochen Sanio, cree que la remuneración vinculada a los beneficios impulsó el riesgo, según destaca Cinco Días. En este sentido, Sanio señaló que “habrá que analizar las estructuras de los salarios en las finanzas si se quieren atajar los puntos débiles del sistema financiero internacional”.

Y Ackermann afirmó que los sistemas de remuneración mpulsaron a los ejecutivos a arriesgarse excesivamente. “En el futuro, deberán estar vinculados a objetivos a largo plazo”, opinó.

Otro de los detonantes del debate en Europa fue la información sobre el sueldo del jefe del fabricante automovilístico Porsche, Wendelin Wiedeking, quien ganó el pasado año 56 millones de euros (de agosto 2006 a julio 2007). Es decir, mil veces más que un empleado medio de su compañía. O indemnizaciones como la del ex jefe de Daimler-Chrysler, Jürgen Schrempp, quien dimitió por incompetencia. Poco antes se supo que el ex jefe de Siemens, Klaus Kleinfeld, había cobrado un plus de 5,75 millones de euros tras haber salido de la empresa. Y nada más llegar a Alcoa, el fabricante de aluminio estadounidense, cobró 5,8 millones. El cambio le reportó nada más y nada menos que 11,55 millones de euros.

En tanto, Köhler se refirió a la brecha entre empresa y sociedad: “La gente tiene la sensación de que no es correcto. Y la élite económica debe entender que su comportamiento afecta la cohesión social. Europa necesita el liderazgo moral de sus empresarios.”

Para el profesor de Derecho Económico, Michael Adams, de la Universidad de Hamburgo, las altas remuneraciones pueden acabar con las empresas “porque empeoran las relaciones personales en el escalafón inferior, por la competencia negativa que crean para ascender.”

Al otro lado del debate –de acuerdo con Cinco Días- están los directivos, que aseguran que en EE.UU. se gana todavía más y que la remuneración es proporcional a su rendimiento.

En opinión del ex jefe de la Industria Alemana, Hans Olaf Henkel, los directivos alemanes son excelentes. Y en cuanto a Wiedeking (Porsche) consideró que habría que estar contento “de tener un empresario de su talla.”

Por su parte, el actual presidente de la Confederación Alemana de Cámaras de Comercio e Industria (DIHK), Ludwig Georg Braun, pidió que sean las empresas “las que decidan qué sueldos están dispuestas a pagar para ganarse a los mejores.”

El jefe de Adidas, Herbert Hainer, consideró que la mayoría de los CEO alemanes ganan entre dos y cuatro millones de euros anuales, lo que les sitúa por ingresos en el límite inferior a nivel internacional. Si se limitaran los sueldos, aseguró, “los buenos se nos irían al extranjero.”

También en EE.UU. se debate ahora cómo se deben gravar los ingresos millonarios. Así un analista de The Wall Street Journal calificaba de ‘impúdica’ la despedida que hizo el banco de inversión Merril Lynch a su jefe Stanley O’ Neal el pasado otoño. Aunque se marchaba por su responsabilidad en el negocio de las subprime, se lo agradeció con u$s160 millones.

Pero la opinión pública estadounidense acepta mejor que la europea la brecha salarial. Incluso el profesor de Berkeley, Robert Reich, asesor del primer Gobierno Clinton, opinó que es una consecuencia de la competencia global y que los managers se lo merecen y aseguró que “desde 1980 han multiplicado por seis sus ingresos; pero el valor de sus empresas también.”

Un jefe norteamericano gana hoy tres veces más que un jefe europeo. Y 364 veces más que un trabajador. En 1980, un chief executive officer (CEO) ganaba sólo 42 veces más. En contrapartida, afirmó Reich, deberían pagar más impuestos. Según la revista Forbes, el jefe mejor pago es Steve Jobs (con u$s647 millones).

Francia no se quedó atrás y también cuestionó los sueldos de los ejecutivos. Sus altos directivos ganan de promedio 316 veces más que el sueldo mínimo. En Reino Unido, la opinión pública se pregunta también cuánto vale un manager. En 2006, los jefes de los grandes consorcios británicos ganaron un 37% más que en el ejercicio anterior; en 2007, más del 40%. De promedio, los top ganan 3,9 millones de euros, incluidos bonos y pluses ligados al éxito obtenido.

En cualquier caso, Alemania y Holanda están preparando medidas contra los pluses y primas supermillonarios. Holanda quiere gravar con un 30% los bonos de los ejecutivos superiores a los 500.000 euros. Y Alemania quiere limitar los salarios y las indemnizaciones mediante cambios en el sistema impositivo y en el derecho de las sociedades anónimas.

Las empresas sólo podrían desgravar completamente el importe de salarios e indemnizaciones hasta un importe de un millón de euros por persona. A partir de esta cantidad, sólo podrán desgravar la mitad. No obstante, no se introducirá un límite salarial, como quiere la izquierda, informa Cinco Días.

Otro pilar de la propuesta del Gobierno: poner en el punto de mira a los consejeros y denunciarlos en caso de autorizar sueldos desproporcionados.

Asimismo, se plantea ampliar los criterios de remuneración fijados por ley, teniendo en cuenta las tareas del directivo y situación de la empresa; su rendimiento; la remuneración del sector y la sostenibilidad de la política empresarial.

Y las decisiones sobre sus ingresos deberán tomarse por el consejo de vigilancia, en el que participan representantes de los trabajadores. Para el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Ludwig Stiegler, hay que desvincular la remuneración del beneficio “porque, de lo contrario, el ejecutivo se preocupa más de los accionistas que de la empresa.”

Según el matutino español, la canciller alemana, Angela Merkel, se unió al coro de críticas: “Comprendo que gane mucho quien hace mucho por su empresa y sus empleados; pero ¿por qué se debe ahogar en dinero a los incompetentes?”

En el mismo sentido se expresó el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, que al referirse a un informe del Foro de Estabilidad Financiera, dependiente del G-7, que alerta de “los efectos perversos que a veces se han establecido en ciertas remuneraciones, que crecen cuando el directivo ha fracasado en la gestión.”